El sol mañanero del sábado se sintió bien, ingresando de la manera que lo hacía por la ventana. Minho despertó sintiéndose un poco torcido, se giró sobre su lugar para acomodarse y su corazón se detuvo momentáneamente cuando su compañero de departamento también se giró y ambos terminaron chocando miradas.

El buenmozo Kim Seungmin era lindo cuando recién despertaba, no podía mentir, y el castaño rojizo no se vio apto para controlar la reacción de sus orejas sensibles ante tal vista frente a él. Se vio extrañamente hipnotizado por el castaño de los ojos ajenos que brillaban como una piedra preciosa bajo los reflejos del sol.

—Buenos días.

—Buenos días —respondió, sintiendo el hormigueo en la lengua.

Seungmin se restregó el dorso en los ojos y aquella fue señal suficiente para que Minho se levantara. Se dirigió al baño, vacío la vejiga y se dedicó a mojarse y remojarse la cara cuando su pecho no pudo dejar de sentirse alborotado por lo anterior sucedido.

Para gracia o desgracia suya, Minho siempre había sido muy popular entre su círculo social por el simple hecho de ser un perfecto romántico y fiel creyente del romance. Uno de los peores defectos a consecuencia de ello era sentirse ilusionado con cualquiera de estas situaciones que usualmente no sucederían con normalidad vaga.

Era demasiado temprano para imaginar lo imposible. Volvió a mojarse las mejillas y se palmeó las mismas, obligándose a concentrarse mejor en el recorrido por la universidad al que debía asistir en una hora.

Salió del pequeño cuarto y percibió el aroma dulce del café que estaba siendo preparado en el piso. Llevó la mirada hacia aquella zona y distinguió a su adormilado compañero que yacía concentrado en su labor.

—¿Bebes café?

—Uh, sí.

—Te serviré un poco, entonces.

—Gracias... Me daré una ducha rápida —avisó.

Lo vio asentir con la mirada en la máquina y se apresuró a tomar su ropa para volverse a encerrar en el baño.

Había pasado un largo rato desde que se sintió de esa forma. Su estómago seguía revoloteando y su corazón seguía haciéndose nudos. El agua fría cayó sobre su piel provocándole escalofríos, pero no lo calmó.

«Apenas lo conoces, idiota». Pensó, soltando una risita miserable.

Se dedicó a bañarse y se obligó a dejar de lado los sucesos ocurridos. Una vez listo, tomó un aire nuevo y salió del cuarto dispuesto a pensar únicamente en su vida, pero su intento no llegó ni al minuto porque otra vez terminó topándose con Seungmin que ahora iba sin camisa porque la llevaba hecha bola en la mano y con el celular en la otra mano.

—Oy, carajo —se rió, haciéndose a un lado —. ¿Te golpeé?

—Oh, no —respondió Minho, tratando de sonreír con la misma gracia.

—De acuerdo, todo está siendo un desastre hoy —murmuró—. Dejé tu vaso sobre la mesa, por cierto.

—Gracias.

Minho decidió escapar y se dirigió a la mesa, notando el vaso de vidrio con el popote del mismo material. El aroma era delicioso y se vio disfrutándolo con demasiado esmero apenas dio un primer sorbo. Escuchó el escándalo de la lavadora y los murmullos inentendibles del chico que lo hicieron sonreír.

Todo había funcionado en esa primera semana por el hecho de que Seungmin no estaba la mayor parte del día, sin embargo, ahora que ambos estaban compartiendo la mañana, podían darse cuenta de que en realidad sí era un poco tedioso compartir el diminuto departamento.

We Are Young [Knowmin/ 2min]Where stories live. Discover now