— No somos pareja, chicos – dijo Digorry apenado – creo que se han equivocado, yo, me iré, nos vemos mañana, Draco.
— Si, igual, Cedric – se despidió el rubio – ¿Por qué dijeron eso?, ¿acaso, no vieron lo apenado que estaba?
— Sólo lo dijimos porque – comenzó Fred – Harry y Ron – siguió George – piensan que ustedes son novios – terminaron los dos.
Malfoy se volvió hacía los antes nombrados y fue hacia ellos, con una mirada llena de odio, inquirió;
— ¿Porque meten sus narices dónde no les llaman? – preguntó con furia – yo y Digorry no somos novios, sólo estábamos leyendo un libro, pero, no perderé mi tiempo explicándoles nada; los dos son unos idiotas.
Draco tomó sus cosas y se fue hecho furia a la madriguera, Ron miró de reojo a Harry, pero poca importancia le dieron.
— Lastima que Percy no quisiera venir con nosotros – mencionó Ron ignorando lo sucedido con Draco.
Los chicos le habían preguntado a Percy si quería ir con ellos, pero, él les dijo que estaba ocupado, Harry, sólo lo había visto en las horas de comer, pues; el Weasley no salía de su habitación.
Era miércoles lo que significaba que todos irían al callejón diagon a comprar las cosas necesarias para Hogwarts. Cada uno de ellos se puso su túnica y la señora Weasley, cogió una maceta de la repisa de la chimenea, echó un vistazo dentro.
— Ya casi no nos queda, Arthur – dijo con un suspiro – tenemos que comprar un poco más…bueno, Draco, cariño, tú irás primero.
Molly le ofreció la maceta en la mano y Draco quedó confundido.
¿Qué se supone que hará con eso?
— ¿Q... qué es lo que tengo que hacer? – tartamudeó.
— Él y Harry nunca han viajado en polvos flu, mamá – dijo Fred – lo siento, Draco…no lo recordaba.
— ¿Nunca? – le preguntó el señor Weasley – ¿cómo llegaron al callejón diagon el año pasado?
— En moto – dijo Harry – Hagrid nos llevó.
— Bueno, entonces, Fred – Molly llamó a su hijo – tú irás primero para que Harry y Draco sepan que deben hacer.
Fred cogió un mínimo puño de aquellos polvos brillantes, las arrojó en la chimenea, y unas llamas verdes crecían con rapidez.
— ¡Al callejón diagon! – exclamó ya dentro de la chimenea y desapareció entre las llamas.
Draco hizo lo mismo, la gran diferencia fue que en vez de decir "callejón diagon", dijo; diagonal.
Draco llegó, no al callejón diagon, sino, al callejón knockturn, saliendo de una tienda el rubio logró ver el cartel con el nombre del callejón.
— ¿No estarás perdido, cariño? – una voz susurró en su oído, y Draco dió la vuelta, era una bruja.
— Estoy bien, gracias – respondió – yo sólo…
— ¡DRACO! – se escuchó un grito – ¿qué demonios haces aquí?
El corazón de Malfoy dió un vuelco cuando escuchó la voz de Hagrid y con paso rápido fue hacía el semi gigante.
— ¡Hagrid! – dijo con la voz ronca de la emoción – me he perdido… y los polvos flu…
— Vámonos de aquí – demandó Hagrid – no vuelvas a ir ahí, ¿me entiendes?
Draco asintió inmediatamente, y unos brazos lo envolvieron.
— Te extrañe… – era Hermione – hola, Hagrid.
— Hola, Hermione – saludó.
— Yo también te extrañe... Herms – gustoso el rubio le dió un apretón a Granger.
— ¿Vas a Gringotts? – preguntó – he venido con mis padres, están ansiosos por conocerte.
— ¡Draco! – llamaron a lo lejos, Hagrid, Draco y Hermione voltearon, eran los Weasley y Potter, bueno, al menos; Fred, George, Ron, Percy, Harry y Artur.
— Draco – dijo el señor Weasley jadeando – esperábamos que sólo te hubieras pasado una chimenea – se frotó su brillante calva – Molly está desesperada… ahora viene.
— ¿Dónde has salido? – preguntó Percy.
— El callejón knockturn – contestó Draco con voz triste.
— Fenomenal – dijeron los gemelos.
— Nunca nos han dejado ir – inquirió Ron con envidia.
Cuando pasaron a las bóvedas en Gringotts, Harry se sintió mal, pues, su cámara estaba llena de galeones, mientras que la de los Weasley sólo tenían un motoncito de sickles de plata y un galeón de oro.
Draco al ver esto también se sintió igual o peor que Harry, tanto, que intentó impedir que vieran el contenido que había dentro.
Saliendo de Gringotts, todos tomaron caminos distintos, Harry, Pansy, Theo, Neville y Ron se fueron hacia una tienda de dulces. Mientras que Draco y Hermione se fueron por unos helados, los gemelos a la tienda de bromas junto a Lee Jordan, la señora Weasley y Ginny fueron a una tienda de túnicas de segunda mano. El señor Weasley se llevó a los padres de Hermione a tomar algo en el caldero chorreante. Blaise no había logrado ir, pues, su madre; la señora Zabini no se lo permitió.
— Draco, ya la hora que acordamos para volver se cumplió – dijo Granger – debemos irnos.
Una hora después se encaminaban a Flourish y Blotts.
No eran, ni mucho menos, los únicos que iban a la librería. Al acercarse, vieron para su sorpresa a una multitud que se apretujaba en la puerta, tratando de entrar.
El motivo de tal aglomeración lo proclamaba una gran pancarta colgada de las ventanas del primer piso:
Gilderoy Lockhart
Firmará hoy ejemplares de su autobiografía: EL ENCANTADOR
[De 12:30 a 16:30 pm]
Leyó Draco para Hermione, Harry y los demás.— Genial, podremos conocerlo – dijo Hermione – ¡Es el que ha escrito todos los libros de la lista!
— Ay, Herms, discúlpame...pero, a mí no me gustan los libros de ese tipo – le dijo Draco, y Harry rodó los ojos, pues él pensaba que Draco "siempre quería llamar la atención".
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Los Elegidos || Harco
Fanfiction"Los únicos con el poder de derrotar al señor tenebroso se acercan...." Todos los personajes y el mundo de Harry no me pertenecen, todos los derechos a J.K Rowling.