Chapter Twelve

3K 184 83
                                    


Anabelle.

El viaje está siendo demasiado intenso, mis nervios por conocer Rumanía y lo que el implica me tiene los pelos de punta. Me he mantenida quieta en mi asiento, pero me siento observada y casi se puede decir acosada por el chico de al frente, sí, por Zac

Masajeo mi cien en un intento de mejorar mi dolor de cabeza, pero es una misión imposible. Vuelvo a posar mi vista en las hojas que ya contienen algunos trazos de rostros que me suenan haberlos conocidos en algún momento. Patrick se sienta a mi lado y me brinda un vaso de agua

— ¿Te sientes mejor? Intente averiguar si tenían medicamentos acá, pero somos vampiros nunca nos enfermamos.

—No te preocupes, se me quitará el dolor. Es solo que estoy agobiada por el viaje y la añoranza de estar tan lejos de mi madre.

Intento reprimir las lágrimas, necesito crear una nueva versión de Anabelle para que los vampiros de la comunidad no vean simplemente a una chica debilucha. Sino a alguien digno de portar el apellido de mi abuela “Saltzman”.

—¿Es primera vez que viajas?
 
— ¿Tengo pinta de viajar por todo el mundo? —Me doy un buche de agua y vuelvo a mirar la pintura entre mis piernas— El único viaje tan radical que cambio mi vida, fue este. ¡Y fue realmente radical!

—En mi caso ser vampiro es el que me ha dado la oportunidad de conocer otros lugares, ya que siendo un judío en la Alemania nazi no era una buena opción tampoco.

Asiento un poco y fijo mi vista en la ventanilla, observo el inmenso océano azul y las pequeñas gaviotas que planean buscando su alimento. Cuanto añoro la libertad, la oportunidad de volver a clases y al regresar tener una mesa llena de comidas chatarras, todo listo para ver reality o novelas coreanas.

—Disculpa que sea metiche, ¿paso algo entre Zac y tú? Es que en el aeropuerto los vi un poco incomodos a mi llegada —La pregunta de Patrick hace que despegue mi vista de la ventanilla.

—Entre Zachary y yo no existe nada, no tenemos incluso ni una relación de amistad. Somos algo que no se puede definir.

— ¿Algo que no se puede definir?

Realmente ni yo misma tengo respuesta para tratar de definir lo que Zachary y yo tenemos. Creo que es más que una relación de cazador a presa, pero tampoco cumplimos esos requisitos.

—Patrick, realmente no tengo cabeza para estas preguntas en estos momentos. Zachary es un idiota que arruino mi vida y ojalá se pueda pudrir en el mismísimo infierno. Y ahora con tu permiso, debo ir al baño

En un intento por evadir su interrogatorio, lo logre. Me levanto de mi asiento a toda prisa, sin antes guardar mis hojas de trazos en el bolso. Camino hasta el baño, cierro enseguida la puerta y abro el grifo para mojarme un poco el rostro.

Por primera vez en días puedo observar mi rostro. Me encuentro demasiada pálida, siempre he amado broncearme y estar siempre maquillada, ahora mis ojeras son bastantes notorias. Observo mi cuerpo, he perdido bastante peso pero aún me mantengo en la línea. Cierro los ojos fuertes en un intento de retener las lágrimas, ¿En qué momento sucedió esto? ¿En qué momento perdí mi personalidad rebelde y prepotente?

La puerta empezó a sonar. Seco mis lágrimas y lavo mi cara. Rezo intensamente para que no sea Patrick con su intensidad nuevamente. Abro la puerta, mi corazón se acelera tan solo de verlo. Zac entra al baño, pero sin antes cerrar la puerta y acortar nuestra distancia.

—Escuche que te sentías mal ¿Has mejorado algo?

—Zachary por favor ¿Qué haces acá? Respeta mi espacio personal —Intento evadir sus preguntas y evitar el contacto visual a todo momento.

Memorias SangrientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora