Una mujer embarazada es lo más lindo que alguien pueda tener en la vida. Y mucho más cuando era su mujer, su perfección. Ya iban a por una linda lista de tres niños, dos en casa y uno en camino. Charonia, Leydian, o mejor dicho, "Yuyu y Coco". Dos pequeños revoltosos de tres y un año.
-¡Ay, con el pelo de papá, no!- Se queja Shan Yu, agarrando su cabellera que era halada por la mayor mientras el mejor colgaba de él.
-¡Coco! ¡Suéltate!- levantó el mechón de cabello del que colgaba el risueño bebé.
-¡Yuyu!- Voltea, buscando a la hermana mayor.-¡Charonia!- Hablas con fuerza, haciendo que la bebé dejara quieta a su papá y él por fin se pudiera quitar al bebé que le cuelga de la espalda, sosteniéndose con fuerza desmerada.
-¿Problemas con Coco?- Te acercas, viéndolo agarrar al niño intentando sentarlo apropiadamente en sus brazos.-Tiene demasiada fuerza-
-Y energías- Ríes.
-Pero será un hombre feliz-. Acaricias el rostro del bebé que levanta sus brazos en tu dirección, rodeando la cima de tu hinchada barriga con sus piernitas regordetas. Se parecía a tí, pero tenía exactamente los mismos ojos de su padre, en figura y color.-Eso espero-. Se acerca a tí, agarrando tus caderas para darte un beso corto.
-Tienes que llevarlos a la guardería-
-Espera no digas--
-¡Papá, papá! ¡Vamos a la guardería! ¡Dale! ¡Dale! ¿Sí? ¡Papi, llévame!-
-Ya empezó- Se queja escuchando tu estruendosa risa detrás de él. La niña empezó a halarle los pantalones con fuerza, rogándole para ir a aquel lugar que le gustaba tanto.
-¡Vamonos, papá!-
-Ya voy, yuyu. Ya voy-. Le agarró de una mano, para tres años hablaba mucho y sabía mucho. Sin dudas eso lo había sacado de tí.
-¿Me llevo a Coco también?--¡Niñoooos!- Gritaba una mujer a lo lejos, una mujer, mediana y de cabello rapado, notoriamente negro, camina por la playa con varios jóvenes detrás. Todos niños de entre uno a diez años.
-¡Llegó! ¡La señorita! ¡La señorita!-
-Bueno, al parecer no la vas a tener que llevar hoy- Todos se acercan a darle la bienvenida a quien iba a recoger a los dos menores. Una mujer, de extraña procedencia, siempre llegaba para llevar a los niños a la guardería. Ella misma era la maestra.
-¡Yuyu!- Agarró la cabeza de su hija, que le cabía en toda la palma de su mano y la hizo regresar.
-Despídete de mamá--¡Adiós mamita!- Se puso de puntitas esperando que su mamá se agachara para darle un beso en la mejilla.
-Llévate a Coco también- Levantas al niño, que ya podía caminar por su cuenta y entendía lo que era una despedida. Lo colocas sobre sus pies y también recibes un beso, muy mojado, de su parte.
-Hasta luego mis amores. ¡Hasta luego Jor!- Le grita a la mujer que buscaba de los niños. Ella sonríe y le agarra las manos a la niña y al pequeño que van en su dirección.-¡Los traeré en la tarde!- Avisó a lo lejos.
-Vale...- Tu marido miró un poco más de tiempo a la el corillo de niños que la joven llevaba. Dudoso.
-¿Estás segura qu---Siiiiip-. Le cortas, caminando dentro de la casa mientras suspiras pesado, acariciando la barriga creciente de cuatro meses.
-Después de este tendré que tomarme un respiro- Murmuras, sentándote en el suelo de lo que era la cocina.-Está bien, amor-. Se sentó a tu lado, dando un beso a tu mejilla.
-¿Tienes hambre?-
-Mhm pero, ¿sabes qué también tengo?- Recuestas la cabeza en su hombro.
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La Wu (Shang yu × Reader)
RandomNo más guerra desde la muerte de Shan Yu. Por fin paz en China. ¿Y es que alguna vez murió?