Acto I. El encanto de una actuación

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Caminaba a paso tranquilo por las calles con un abrigo de lana que le proporcionaba el necesario resguardo contra el frío. A pesar de la inminente llegada del invierno, la noche no se dejaba amedrentar por la mordaz brisa que se colaba entre los callejones de la ciudad. Las luces urbanas destellaban como luciérnagas pintando un tapiz luminoso que tejía historias fugaces entre los edificios.

Su vista se detuvo a unos metros de lo que era su destino, el teatro de la ciudad. Un edificio antiguo que, aunque no era tan ostentoso, tampoco carecía de encanto.

Se tomó un instante antes de acercarse, el dilema pintado en su mirada calculadora. La multitud bulliciosa se dirigía con entusiasmo al interior del teatro mientras él se cuestionaba la verdadera atracción de sumergirse en esa efervescencia.

La tentación de dar media vuelta y regresar a casa acarició sus pensamientos. Sin embargo, la idea fue rápidamente descartada al recordar que el boleto de entrada había sido un generoso presente de un colega y le gustara o no, no podía ignorar el gesto; sería poco cortés de su parte y él odiaba ser desagradecido.

Pasaría por alto que a sus ojos dicho gesto parecía más un castigo que una buena intención.

Desplegando su habitual sonrisa, acercó el boleto al encargado en la entrada del teatro. La luz tenue sobre el rostro del empleado revelaba la expectación en sus ojos mientras revisaba el ticket.

Se mantuvo sereno, con un porte imperturbable y tras unos segundos que parecieron eternos, el acceso se abrió ante él. Una puerta pesada se movió permitiéndole adentrarse en la sala donde las luces titilaban y el zumbido de anticipación de la audiencia se hacía más palpable.

Las paredes ornamentadas con elegantes cortinajes rojos resplandecían bajo las luces suaves que delineaban los asientos dispuestos en filas perfectamente alineadas. En el centro, el escenario estaba perfectamente iluminado, pero el telón permanecía impecablemente cerrado ocultando lo que se encontraba tras él. Fue entonces que, como un preludio, el sonido del tercer anuncio resonó en la sala captando la atención de todos.

Era una señal inequívoca de que la obra estaba a punto de comenzar.

La penumbra restante de la sala fue desvaneciéndose lentamente mientras las luces más brillantes eran atenuadas y la algarabía poco a poco era apaciguada. En los suaves susurros de la audiencia y sin prisa alguna, ubicó y ocupó su asiento apenas intrigado por el espectáculo.

Pronto el telón fue abierto revelando un pequeño mundo iluminado por las luces del escenario. Sin embargo, no fue hasta que cierta figura emergió de las sombras que su mirada quedó atrapada en la presencia enigmática de aquella joven actriz.

Una palabra bastó para que su voz resonara en el teatro como una melodía encantadora que acaparó todos los sentidos y la forma en la que se movía, tan grácil y segura, era hipnótica. Sus cabellos rubios, como rayos de sol, acariciaban suavemente su rostro contrastando armoniosamente con su tez pálida y resaltando la delicadeza de sus facciones.

Por un momento lamentó no encontrarse en primera fila, anhelando estar más cerca para apreciar cada rasgo. Incluso se preguntó si aquellos ojos serían de un color azul sereno, tal cual el cielo en un día despejado.

La deslumbrante belleza etérea de la joven poseía un magnetismo tan poderoso que le resultaba imposible apartar sus ojos, convirtiéndose en el epicentro de su atención eclipsando todo lo que había a su alrededor. Cada movimiento y cada palabra pronunciada era como un hechizo que lo envolvía de la manera más dulce y cautivadora posible, como si sus encantos fueran hilos invisibles tejiendo una telaraña de fascinación.

Impulsado por las extrañas emociones que sentía, no pudo evitar ver más allá de la iluminación del escenario, desentrañando aquellos detalles que había pasado por alto.

Quedó maravillado.

La joven llevaba un vestido de gasa en un tono azul suave, con delicados bordados que recreaban la sofisticación de una época pasada. El escote pronunciado sugería un toque de seducción, mientras que la falda, con capas asimétricas, añadía un elemento de dramatismo. La elección del azul empolvado del vestido, cuidadosamente seleccionado para sintonizar con su tez pálida evocaba la elegancia del teatro romántico, creando una imagen exquisita. Unos zapatos beige a juego, que resaltaban en cada paso, complementaban la composición añadiendo elegancia y un toque de coquetería completando así la imagen que ocultaba una intrigante dualidad detrás de la apariencia femenina.

Aunque aquel detalle pasara desapercibido para la audiencia, él era una excepción que lograba discernir la verdad de aquella (casi) perfecta fachada.

Dejándose llevar por el trance del momento, sintió cómo el tiempo se desvaneció. Las horas, los minutos y los segundos se volvieron efímeros, fundiéndose en un susurro de un sinfín de emociones.

De repente, salió de su ensimismamiento al ser sorprendido por el resonar efusivo de los aplausos. Un par de destellos luminosos devolvieron su conciencia al teatro y parpadeando como quien despierta de un sueño profundo, se encontró en el centro de la ovación.

Las expresiones y acciones del público presente variaban desde aplausos entusiastas hasta rostros iluminados por sonrisas, reflejando la admiración que la actuación había provocado. Algunos espectadores compartían comentarios emocionados entre ellos creando un murmullo de aprobación que resonaba en toda la sala.

Buscó con la mirada la figura que lo había embelesado de una y mil maneras más, pero se encontró con la sorpresa de que el telón ya había sido cerrado dejándolo solo con el eco resonante del arte que había presenciado.

Inexplicablemente sintió cómo su corazón se sumió en un abismo de desencanto y amargura provocándole una profunda decepción ante el hecho de haberla perdido de vista y no poder contemplarla más, como si cada instante sin su presencia fuera un fragmento perdido en la sinfonía de su vida.

Hablarle, descubrir la esencia de su ser, disfrutar de su compañía; todo formaba parte de un deseo que ardía con la intensidad de mil estrellas.

No obstante, aquello se veía limitado por la cruda realidad.

Lo viera por donde lo viera, para ella, él solo era un desconocido, un individuo más en una audiencia que estaba en constante cambio. Superar ciertos límites resultaría más que inusual para un primer encuentro.

La brecha entre el (nuevo) devoto y la musa se erigía como un muro inquebrantable.

La brecha entre el (nuevo) devoto y la musa se erigía como un muro inquebrantable

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No. de palabras: 1050

Publicación original: 27/02/2024

Notas finales

Primer señal de vida en este año 2024.

Hace mucho me dije que no iniciaría más historias porque tengo un buen en borradores mientras otros están sin terminar y sin actualizar desde hace décadas, pero aquí estoy, de nuevo.

Amo el radiodust y la idea no me dejaba en paz, así que decidí escribirla. El fic será corto y daré mi mejor esfuerzo para no dejarlo sin terminar, esa es una de mis metas (?)

En fin, ¿qué opinan del capítulo? Tal parece que a Alastor le pegó fuerte la belleza y el talento de Ángel.

Y sí, por ahora se habla de "ella" en lugar de "él".

Si tienen dudas o sugerencias pueden decírmelas en los comentarios. Estaré encantada de darles una respuesta jsjsjs

Gracias a mi amiga Berus (así te tengo en whats y sé que vas a leer esto) por la edición de portada, me gustó mucho ✨

¡Nos leemos luego!

ᴘʀɪᴍᴀ ᴅᴏɴɴᴀ | Hazbin Hotel【Radiodust】Where stories live. Discover now