10 Deseo reprimido

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Luka

Era un puto vicio ver dormir a mi pequeña Lottie tan tranquila, hasta que las pesadillas llegaban a perturbar su mentecita.

Aún recuerdo que Alya se volvía una completa desgraciada en ausencia de todos, conmigo. Jamás olvidaré la bofetada y como le desquebrajó el cuello al pobre conejo que encontramos en los jardines de alrededor de la casa.

—Jamás vuelvas a hacer eso mientras vivas bajo mi techo —la furia brillaba en sus ojos—. Es solo una niña, no puedes...

—Jamás vuelva a ponerme una mano encima —mi yo enfurecido de catorce años era capaz de quebrarle una mano gracias a los entrenamientos que mi padre me imponía—. No soy un puto enfermo para que hable de mí como si lo fuese.

—No quiero volver a ver que estás solo con mi hija, ¿me oíste? ¡Nunca! —Su mano viajó a una gran velocidad, pero la detuve antes de que lograra su cometido—. ¡Suéltame!

—Si yo quiero, me la llevo a donde quiera —estaba ya a su altura— y no vuelve a verla nunca más.

La solté y subí a mi recamara, azotando la puerta.

No podía calmar las voces en mi mente, que indicaban que mi pequeña no estaba a salvo aquí, que tenía que llevármela lejos de toda esta mierda, no era para ella.

Abrí los ojos al sentir que alguien me observaba, pero cuando mi vista se acostumbró a la oscuridad divise la pequeña y delgada silueta de Charlotte, que abrazaba su viejo conejo.

— ¿Has tenido otra pesadilla?

—Tengo miedo de las sombras —encendí la luz de la mesita y la miré—. Mamá no me hizo caso y no quería estar ahí.

—Ven aquí —abrí las cobijas para que se acostara a mi lado—. Te prepararé algo para que concilies el sueño.

Me levanté y encendí la tetera que tengo en mi habitación.

Por un momento dudé si debía hacerlo o no, pues tomo gotas para dormir desde que tengo diez, el médico dice que tengo que dormir en algún momento y es lo que mejor ha funcionado desde que mamá murió. Tomé la taza y coloqué la mitad de lo que yo tomo, aún es pequeña y no sé si pueda hacerle algún daño. Preparo el té y se lo sirvo tibio.

—Ten, esto te ayudará a dormir —sus ojos me miraron serenos y sonreí.

— ¿Las sombras se irán?

—Te lo prometo.

Bebió el té mientras le contaba una historia de cuando estaba pequeño y cuidaba los claveles del jardín con mi madre, que siempre fue recelosa con sus flores. Ella siempre decía que era lo que más vida le daba, aparte de papá y yo. Cuando me giré para verla, ya se había quedado dormida abrazando su feo peluche, la arropé y me acosté a su lado, observando las diminutas pecas que se asomaban por su nariz y sus mejillas.

Yo sabía desde el instante que la vi, que ella sería a quien yo protegería de todo y de todos, no dejaría que nada malo le pasara jamás. La cuidaría con mi propia vida de ser necesario.

La necesidad de fumar un cigarrillo me invadió, hace mucho dejé de tomar las gotas para dormir y el sueño no llegaba a mi cuerpo como era debido. Me levanté y la arropé, abrí la ventana y fumé un cigarrillo a prisa para no llenar tanto su espacio de humo. Al terminar, cerré la ventana y me senté de nuevo en el sillón para velar por el sueño de mi pequeña Lottie. Tenía que pensar el modo de decirle las cosas respecto a su madre.

Sabía que las pesadillas habían regresado desde que la traje aquí, o quizá desde antes estaban presentes. Pero, no quiero crear conflictos, aunque me muera por estar cerca de ella, quiero que se dé cuenta de mis intenciones con ella.

Barrera de hielo (Saga "camino a la libertad 2")Where stories live. Discover now