Máscara y verdades

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La batalla continuaba, teñida de tensión y malentendidos, se detuvo abruptamente ante la firme voz de Helena. Su comando, claro y resonante, buscaba una oportunidad para el diálogo en lugar de la confrontación. Sin embargo, la atmósfera seguía cargada de desconfianza, especialmente cuando la sombra de una figura solitaria se recortó contra la entrada de la caverna, revelando a uno de los guardias que había sido enviado a explorar las profundidades oscuras del lugar.

Con la respiración entrecortada y el rostro marcado por la urgencia, el guardia se acercó a Helena, su voz baja pero cargada de gravedad. -Capitana, hemos encontrado algo... hay guardias derribados en el interior, cuatro inconscientes y.... uno que no ha sobrevivido. -

La noticia golpeó al grupo como un mazazo, agudizando las ya tensas miradas de sospecha y acusación entre ellos. Helena, cuya expresión se endureció instantáneamente, apretó su espada, que apenas había comenzado a bajar en señal de paz.

Seraphine, visiblemente confundida y asustada, intercambió una mirada cargada de significado con Vyron. A pesar de las sombras de duda que el descubrimiento arrojaba sobre él, su postura seguía siendo firme. -Helena, no es lo que parece-, dijo Seraphine, su voz apenas un susurro de desesperación.

Sin embargo, sus palabras se disiparon en el viento gélido que azotaba la entrada de la cueva, borrando cualquier esperanza de un entendimiento rápido. El cuerpo sin vida del guardia, yaciente en el suelo, era un recordatorio silencioso pero elocuente de la seriedad de su predicamento. Helena se vio atrapada en un dilema entre su lealtad y su sentido de la justicia.

- ¿Cómo podemos hablar de confianza con la muerte a nuestros pies? - lanzó Helena al aire, su pregunta más una expresión de la desolación que la embargaba que una verdadera búsqueda de respuestas. La confrontación directa se había evitado por el momento, pero aquel giro inesperado en los acontecimientos había alterado para siempre la dinámica de su frágil alianza, dejando una cicatriz en su ya frágil relación.

La postura de Helena era inamovible, su desconfianza hacia ellos se había cimentado con el hallazgo de sus guardias. -No hay excusas que valgan. Están bajo arresto,- declaró, su voz resonando con una finalidad que no dejaba espacio para el debate.

Seraphine, a pesar de sus intentos de explicación, se encontraba con un muro de negación por parte de Helena. -No entiendes, Helena, hemos sido arrastrados a esto,- replicaba, su voz teñida de una mezcla de frustración y desesperación.

La firmeza de Helena parecía crecer con cada palabra de Seraphine, cerrando cualquier posibilidad de entendimiento. -Tus palabras no cambian los hechos. Mis hombres han sido atacados, y tú y este... enmascarado estaban en la escena, - insistió Helena, su mirada endurecida por la sospecha.

A cada acusación de Helena, ambos sentían cómo la trampa se cerraba sobre ellos, percibiendo una traición en la inflexible postura de Helena.

- ¿Cómo puedes decir eso? ¿No confías en mi palabra? - Seraphine se esforzaba por encontrar una brecha en la armadura de desconfianza que Helena había erigido.

-Las circunstancias han cambiado. La seguridad de Maritown es mi prioridad, y no puedo basar mis acciones en la lealtad pasada, - respondió Helena, su tono cortante como el filo de una espada.

La comunicación entre ellas se había roto, reemplazada por un abismo de sospechas y malentendidos. A los ojos de Seraphine y Vyron, Helena ya no era la aliada que conocían, sino una adversaria dispuesta a sacrificarlos en nombre de sus deberes. Y para Helena, la presencia de ellos en la escena del crimen los convertía, irrevocablemente, en enemigos de la seguridad que juró proteger.

La tensión entre ellos alcanzó su clímax, desatando una batalla feroz que parecía decidida a resolver sus disputas con la fuerza de las armas. La espada de Vyron, cuya hoja bailaba en el aire con una habilidad impresionante, se enfrentaba a la destreza y la determinación igualmente formidables de Helena. Los choques de acero resonaban en el silencio de la noche, cada golpe una declaración de sus inquebrantables voluntades.

Ecos de la Forja: El Despertar del LinajeWhere stories live. Discover now