— Me voy a bañar y es mejor que también lo hagas tú — se asomó desde la escalera.

Se fue a la cocina a preparar un ramen en lo que el Uchiha salía del baño, estaba divagando un poco sobre la respuesta que le había dado, quien sabe en cuántas horas iban a tener sexo y no sabía cómo había accedido — Claro, tengo que embarazarlo — murmuró sirviendo el agua caliente en el tazón.

Se sentó, pensando en al menos una razón para motivarse, más allá de la apariencia física, Sasuke no le gustaba pero ni un poquito.

— Vamos, debe haber aunque sea una cosita, cerebro inútil — golpeó su frente con los palillos, en busca de una respuesta llegada del cielo — Bueno, cocina bien y me gusta su comida — exclamó, mirando hacia el techo — ¿Qué más? Es bastante listo aunque un poco creído, tampoco se mete en mis asuntos.

Por otro lado, Sasuke se miraba en el espejo del baño, nunca le hacía puesto tanto esmero a verse presentable.

— Pues asco no doy — apartó el cabello de su frente, antes de mirar su espalda — Voy a estar contra la cama mejor — apretó los labios analizando como hacerlo ver natural.

Salió del baño, mirando a todas partes, escuchando el ajetreo en la cocina, fue hacia el cuarto para terminar de secar su cabello, al terminar bajo las escaleras hacia ese pequeño cuarto de lavar dejando sus cosas.

— ¿Qué es lo que haces Naruto? — preguntó viendolo casi lamer el plato.

— Comía ramen ¿Por qué?

— No, por nada ¿No quieres comer otra cosa?

— No, así estoy bien, voy a bañarme ttebayo — fregó su plato antes de desaparecer.

— Ya no lo dejaré acompañarme a la despensa — dijo para sí, abriendo la puerta de la alacena, contando todos los paquetes de ramen que había — Parece niño chiquito.

Por más y más que pensaba no encontraba algo de Sasuke que le gustara, vaya solo se había casado con él porque le dijeron.

— Mejor le hubiera pedido matrimonio primero a Hinata — dejó el anillo sobre el lavabo — Pero en qué lío me metí, solo porque no sé decir no.

Sasuke hacia rato había subido al cuarto, tenía curiosidad por saber que es lo que hacía, a lo mejor y tener sexo era lo que quería decirle desde hace varios días, por eso se comportaba extraño.

Se decidió por subir y averiguarlo de una vez por todas, Sasuke estaba sentado en la orilla de la cama con las manos cubriendo su boca, tocó la puerta llamando su atención.

— ¿Qué tienes? ¿Ya te dió miedo? — preguntó divertido.

— Claro que no.

— Te va a doler.

— Ya lo sé, ah, para que me preocupo tanto — se subió en la cama — Cierra la puerta.

— No pensé que tuvieras tanta iniciativa Sasuke — hizo lo que le pidió, antes de acercarse a interrumpir lo que hacía — Lo justo es que yo te quite la ropa — lo tiró lentamente en la cama.

Se animó un poco a sí mismo para plantarle un beso al doncel que de inmediato lo correspondió, quitó cada una de las prendas de su pareja antes de apoyarse en sus rodillas, viéndolo con atención.

Debía admitir que le gustaba el cuerpo del azabache, era delgado pero no escuálido, su piel era blanca y se veía demasiado suave.

Torpemente las manos de Sasuke lo despojaban de la ropa, suponía que estaba nervioso o avergonzado, una de las dos, solamente tenía un ligero sonrojo.

Se acomodó por encima de él y con cuidado lo abrió de piernas, escuchando una queja — No estés de pudico, te voy a ver hasta las amígdalas — dijo divertido por las reacciones de su esposo.

— Pero no así, dobe.

Volteó los ojos para evitar reírse, se dedicó a besar el cuello de Sasuke para distraerlo mientras tanteaba un poco para prepararlo.

— Hazlo más despacio, pareces aspiradora — murmuró en un jadeo.

— A todo le encuentras para quejarte — reprendió un poco.

Cuando notó que las caderas del Uchiha buscaban más contacto sacó sus dedos antes de embestirlo de una vez, arrancándole un fuerte gemido — ¿Te lastimé? — preguntó preocupado, tampoco es que quisiera matarlo.

— Estoy bien — enterró levemente sus uñas en el hombro del rubio, respiró profundo — Ya puedes empezar.

— ¿Empezar qué? — quería hacerlo sufrir un poquito más.

— A moverte, ni modo que a jugar  — reprendió.

— Ah, ya — no esperó ni que el azabache se tranquilizara para embestirlo comos si no hubiera un mañana, debía admitir que le gustaba la sensación de está dentro de él, no sabía ni como explicarlo pero era asombrosa.

Y qué decir de las expresiones de Sasuke, la manera en que abría la boca dejando escapar sus gemidos o como apretaba las sábanas hasta que sus nudillos se veían blancos.

No faltó demasiado para que el Uchiha terminará corriendose entre ambos.

— Te toca — mencionó extasiado cambiando las posiciones, ahora con Sasuke arriba de él — ¿Qué? Solo tienes que brincar, estamos jugando al elevador, yo estoy adentro y tú subes y bajas.

— Idiota — dijo en un susurro, haciendo justamente lo que Naruto le dijo, claro que tenía las manos de su esposo en la cintura, suponía que era para facilitarle el trabajo — Naruto espera, me voy a venir.

— Estoy cerca — gruño, apretando la cintura de Sasuke, dejando sus dedos marcados en su piel.

— Ya no puedo — el azabache se desplomó en la cama.

— ¿Qué? Pero si solo fue una ronda — miró sutilmente a Sasuke, notado como su semen le escurría entre las piernas — Pareces un pavo.

— ¿Pavo?

— No, no eres un pavo, pareces más un pastelito relleno — exclamó, ocasionando que el otro le pegará con el almohada en la cara.

Se voltearon, cubrieron sus cuerpos con la manta, mirándose fijamente el uno al otro, nunca le había puesto atención, pero los ojos de Sasuke eran muy bonitos.

— Naruto — lo llamó.

— Dime — apartó su cabello de su rostro para verlo mejor.

— Te amo — confesó en voz baja.

No sabía que responder ¿Qué debía decirle? No sentía lo mismo así que solamente sonrió, esperó el momento hasta que Sasuke cayó dormido, se levantó con cuidado de no despertarlo.

Buscó su ropa yendo a bañarse de nuevo, luego de eso bajo a la estancia, se sentó en el sofá viendo la tele sin prestarle realmente atención.

— Yo soy bastante sentimental y todo eso pero esto no me lo esperaba — exclamó pensativo — Creo que a esto se refería Hinata con ganarme su afecto.

Aunque debía admitirlo, realmente disfrutó hacerlo con el doncel.

Vuelve el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora