capitulo IV

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EL COMANDANTE JEON JUNGKOOK

Habia también en el mismo cuerpo militar, y mandando el segundo escuadrón, un joven comandante que se llamaba Jeon Jungkook Era justamente lo contrario de Kim, el reverso del simpático y amable carácter que acabo de pintar a largas pinceladas.

JEON era un muchacho de veintiséis años como Kim , pero de cuerpo algo robusto y endeble, moreno, pero tampoco de ese moreno agradable de los españoles, ni de ese moreno oscuro de los mestizos, sino de ese color canela claro .

Tenía los ojos grandes y pestañas largas, nariz un poco aguileña, , cabellos lacios, oscuros y cortos, manos grandes. Su boca regular tenia a veces un pliegue que daba a su semblante un aire de altivez desdeñosa que ofendía, que hacia mal.

siempre sumido en profundas cavilaciones, distraido, metódico, sumiso con sus superiores, aunque traicionaba algunas veces su aparente humildad el pliegue altanero de sus labios, severo y riguroso con sus interiores, económico, laborioso, reservado, frío este joven tenia aspecto repugnante y, en efecto, era antipático para todo el mundo.

Sus jefes lo soportaban, y se veían obligados a tenerle consideración. porque más de una vez en la campaña de las regiones, de las  primera que había hecho en su vida, había dado pruebas de un valor temerario, de un arrojo que parecia inspirado por un ardiente deseo de elevarse pronto o de acabar, sucumbiendo, con algún dolor secreto que torturaba su corazón.

Hubiese dicho que, desafiando a la muerte, había querido humillar a sus jefes, que combatian con la prudencia del valor reposado y experto.

En el ejército era un advenedizo, porque había aparecido como soldado raso en las filas del año de 1838, ascendiendo luego a cabo por su aplicación, después a sargento en las Cumbres de la cuidad, a sub teniente (servia en ese  entonces en un cuerpo de infanteria), luego a teniente y por último, a capitan.

Cómo tal habia formado parte en la defensa de la plaza  en 1840, sirviendo entonces en el batallón  de Inglaterra, a las órdenes del valiente y malogrado Herrera y Cairo

No cayo prisionero, sino que pudo evadirse de la ciudad y se presentó al gobierno de Londres , que le ascendió a comandante y le destino a servir en el cuerpo de caballeria en que se hallaba actualmente.
habia aprovechado tanto su tiempo, que se le citaba como al oficial mas inteligente y más capaz, por lo cual y por su carácter frío y reservado, sus compañeros le profesaban un odio reconcentrado y mortal.

Evidentemente, este muchacho escondía un proyecto siniestro, estaba inspirado por una ambición colosal, andaba su camino, y quien sabe él queria subir, y aparentaba servir a la República como un medio para llegar a su objeto. No era, pues, un patriota,sino un ambicioso, un malvado encubierto.

Esto se decían los oficiales en voz alta, esto se decía el coronel, esto se decia el mismo Kim, y más de una vez Jeon tuvo que sufrir los sangrientos sarcasmos de todos, y los dejará en silencio y palideciendo de rabia.

El no es un cobarde, él sufre nuestros insultos y evita toda pendencia; luego abriga una mirada particular a cuya realización sacrifica hasta su amor propio.

Esto añadian en coro los oficiales,

Además Jeon ni pedia un servicio a nadie ni lo hacia. Guardaba poco dinero, gastaba con parsimonia y evitaba toda ocasión de
comprometerse a pagar  la comida y el vino de sus compañeros, por lo cual regularmente comia aparte o en diferente lugar, siempre solitario y siempre económico.

Esta sobriedad calculada, su falta de buen humor, su aversión a los vicios a que es inclinada la juventud militar, le daban un aire de un hombre  frívolo que no podía menos de atraer la enemistad de la gente.

Asi, cuando algún oficial, porque todos los demás se armaban fraternalmente, ya sea estaban enfermos o metido en algún apuro, todo el mundo volaba a su socorro, se le prodigaban los cuidados más solicitados, se velaba a la cabecera de su cama, se le facilitaba dinero, se le asistia, en fin, como en familia.

Pero cuando jeon, que tenia, a pesar de su aparente cuerpo robusto, una salud robusta, solia estar achacoso, o herido, como acababa de sucederle a consecuencia de una trampa, nadie le hacia el menor caso, se le trataba como a un perro y el orgulloso comandante tenia que preparar sus hilos con una sola mano y tomar sus pastillas y beber agua en su jarro con infinitos problemas, porque rehusaba hasta los servicios de un viejo soldado que le servia, quien, por otra parte, le queria poco.

Francamente, hasta nosotros los médicos, hombres de caridad y que no consultamos nuestras simpatías para ser útiles a los que sufren, hasta nosotros, repugnabamos acercarnos a él, porque sentiamos una invencible antipatia viendo a ese  oficial con su mirada fría, su ceño fruncido e impuro y su boca despreciativa.

- La receta que me recetó usted, doctor, no me ha hecho provecho alguno me dijo un dia en el cuartel  cuando estaba atacado de fiebre a consecuencia de la herida.

Dijo  estas palabras con tal desdén, con tal acento, que en un arranque de colera le repliqué:

-Pues si no le hace a usted provecho, arröjela,

El me miró fijamente con sus ojos hundidos, y temblando por la calentura, se levantó, tomó su jarro de agua fría, bebio hasta hartarse y se volvió del lado de la pared.

Indignado yo de tamaño insolencia, salí refunfuñando

¡Qué me importa que te lleve el diablo, oficialillo grosero!

Crei que se pondria peor y avisé a alguno de mis compañeros para que fuese a asistirle, él me manifestó que le seria desagradable, y no fue a verlo.

Al dia siguiente salimos de las regiones.

-¡Una camilla para el comandante herido -pidió en el patio del hospital el jefe del Cuerpo Medico, viendo que nadie se había acordado de Jeon.

Pero los soldados estaban demasiado atareados con su equipo, nosotros ocupados en nuestros  viaje, los soldados de ambulancia se encogian de hombros, y el comandante quedó abandonado.

Ibamos acordandonos de él ya en la columna de camino y en marcha, cuando le vimos a la cabeza de su escuadrón, sereno, callado,  y llevando el brazo envuelto y colgado del cuello.

- Realmente hay algo misterioso en la fuerza de espíritu de este muchacho-nos dijimos.

-¿Será un héroe futuro?

-¡Bah! tiene más aspecto de traidor que de héroe, él medita algo, no hay dudas  me contestó

Y asi continuamos hasta que él sano sin necesitar de más asistencia.





윤기 [yoongi]Where stories live. Discover now