El Karma Duele [Padecientes #2]

☔ Capitulo X: Narcisos ☔

FEDERICO

Hace mucho tiempo, se estrenó una película basada en un libro, llamada El Padrino; cuya trama relataba el manejo de la mafia italoamericana entre 1945 a 1955, y su protagonista Vito Corleone expresaba la siguiente frase: "Ten a tus amigos cerca, y a tus enemigos más cerca".

Pero eso solo funciona en la mente de Zachary Lee.

No es mi enemigo, ni siquiera puedo considerarlo como un rival, pero desde que lo conocí se comportaba como si lo fuera.

Este niñato con rasgos asiáticos de Dakota del Norte además de ser rico, gozaba de una buena vida sexual sin ningún contratiempo, conduce un auto de alta gama hacia su lujoso y excéntrico edificio en el centro de San Diego.

¿La razón? Desconocida, pero que influyó en la convivencia de la residencia del Red Flag; al punto de dividirla entre aquellos que me dirigen la palabra, ya sea por afinidad u oportunidad, y los que le dirigían la palabra a Lee, por resentimiento infundado u otra razón de mi desconocimiento.

Sin embargo, hubo un momento en que Lee tuvo que ausentarse porque le habían extraído una de las muelas del juicio, y como mis compañeros aprovecharon su ausencia, tomaron iniciativa de realizar una encuesta acerca de nuestra "enemistad"; evaluando nuestras similitudes y diferencias respeto a lo laboral, como éramos al desprendernos el ambo de la piel y como nos "beneficiaba" o nos "perjudicaba".

Por sorpresa, la encuesta tuvo alrededor de cincuenta resultados y que, bajo una logística digna de un matemático, plasmo tres hipótesis posibles de nuestro "conflicto":

· Una mujer.

· Por el prestigio del área.

· Quien jugaba mejor al Scrabble Dash.

Con este dilema, mis compañeros se volvieron espectadores de la "disputa" innecesaria, volviendo nuestro lugar de trabajo en una subasta a rienda suelta, donde el ganador no es quien tiene la mejor puja para adquirir un bien, sino aquel que se adapte mejor al caso del paciente, y sea condescendiente con él.

Y henos aquí.

En la puerta de un ascensor de un hotel inalcanzable para cualquier persona ajena al mundo de los negocios, donde Zachary vestía un esmoquin de color bordó con un moño y zapatos de vestir a juego, con el detalle de una línea plateada que bordeaba tanto su atuendo como sus zapatos.

Pero eso no le quitaba la petulancia de la cara.

― Tiempo sin verte, Lee.

El disgusto de tener que compartir espacio se trasladaba hacia mi bilis. Lee gira en dirección a ella, echándole un ojo a su atuendo, centrando su atención en los guantes y luego volverse a mí.

― No pensé que fueran tu tipo las locas, Garibaldi.

― ¿No te han dicho que existe la amistad entre el hombre y la mujer? ― intervino Brenda.

Gracias, Chicago.

― Solo sé que existen dos finales para esa clase de "amistad"― puntualizó de forma irritante, haciendo comillas con sus dedos―. O se quiebra, o terminan compartiendo las sabanas.

Ese comentario lo había oído tantas veces que el señor sabelotodo sintoniza la canción de Shakira para mantener el temple.

― Me da mucha pena que todos tus vínculos amistosos terminen de la misma manera, Lee―. Me acerque a Brenda, haciendo un ademan con el antebrazo―. Pero si nos disculpas, tenemos que asistir a una gala.― Ella acepta gentil y sube el mentón―. ¿Nos vamos?