9-Obsequio

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Ya era otro día en el castillo y hacía mucho frío, Shoto se levantó de la cómoda cama, cambió su ropa por una que le había ofrecido Momo con anterioridad. Se colocó la camisa blanca, el pantalón negro y terminó de ajustar el corset negro que hacia resaltar su cintura, luego se colocó una capa roja con capucha que era decorada con tela afelpada alrededor.

Una vez listo, salió del castillo yendo hacia el jardín donde lo esperaba Sero, su caballo. Shoto lo alimentó y ambos empezaron a jugar en la nieve.

Bakugo lo observaba desde lo alto de uno de los balcones, cosa que el menor notó y lo saludó agitando su mano.

—Nunca había sentido algo como esto por alguien.—Le comentó Katsuki a Iida.—Quiero hacer algo por el, ¿alguna idea?

La serenidad con la que hablo el mayor lo sorprendio un poco, eso era nuevo en él.—Pues veamos, podría darle flores o chocolates, pero no creo que el sea de eso.

—Eso es muy común. Tanto tiempo con Monoma y no has aprendido nada, Iida.—Se burló el candelabro.—¿Que tal más soba? A el le fascina.—Sugirió.

—No creo que tus ideas también sean de mucha ayuda que digamos, Kirishima.

—Puede ser, creo. Tiene que ser algo especial, algo que en verdad le guste.—Bakugo y compañía pensaban en que otra cosa darle al joven. Así estuvieron por un buen rato, hasta que a Kirishima se le ocurrió algo.

¡Lo tengo!
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Katsuki mandó a llamar a Shoto y lo guió hacia otra parte del castillo, quedando frente a una puerta de gran tamaño.

—Antes de entrar cierra los ojos.—Pidió el cenizo. El bicolor lo miró extrañado ante la petición del mayor, más le hizo caso y cerró los ojos. Bakugo agitó su mano en frente de su rostro para asegurarse que de no estuviera viendo, una vez asegurado, tomó sus manos y se adentró a la habitación.

—¿Ya puedo abrirlos?—Preguntó desesperado, era mucha la emoción de saber que era lo que tenía planeado el contrario.

—Muy bien...ábrelos.

Shoto abrió sus ojos y grande fue la sorpresa al ver una inmensa biblioteca repleta de libros. Se podría decir que sus ojos brillaron más que dos preciosos diamantes, esto no pasó por desapercibido por Bakugo quien contempló cada detalle del menor, sus mejillas ligeramente rojas resaltaban por la piel blanca del menor, sus ojos heterocromaticos eran muy brillantes, su pelo bicolor lo hacía único y diferente a los demás.

—Yo espero que te guste esto. Kirishima dijo que...—No pudo terminar de hablar al sentir en ligero peso sobre el, Shoto se había lanzado para darle un abrazo.

—¡Gracias! De verdad muchas gracias, Katsuki.

Correspondí su cálido abrazo.—No hay de que, Shoto.

Se separaron un poco sin cortar el abrazo, Katsuki al ser más alto que Todoroki lo mantenía en el aire, ambos se miraban fijamente contemplandose el uno al otro, aunque después de unos segundos se alejaron por completo muy nerviosos y avergonzados, más el menor que no entendía que era lo que le pasaba.

—Yo...lo siento por eso. Espero que no te haya molestado, Bakugo.

—¿Eh? No, no te preocupes. A decir verdad, hace mucho tiempo que nadie me abrazaba, se sintió muy bien, gracias.—El cenizo solo miró como las mejillas del menor se ponían aún más rojas de lo que ya estaban y como Todoroki se tapaba la cara con sus manos.

—No hay de que.

—Bueno, mejor me iré, así podrás leer tranquilamente.—Cuando ya estaba por irme sentí como me sujetó del brazo, volteé a verlo sorprendido y pregunté.—¿Sucede algo?

El Doncel y la Bestia [BAKUTODO]Where stories live. Discover now