12-Final

743 106 25
                                    

He decidido ponerle punto y final a está historia. Quedaban dos capítulos pero he decidido hacerlo todo en uno. Espero que lo disfruten y gracias una vez más por todo el apoyo mostrado en está historia y las otras  :D 

Enid estaba con Tn en su habitación, llovía mucho pero ellos se habían acostumbrado ya a ese mal tiempo. Ambos sonreían porque cuando había tormenta, recordaban el día que se conocieron. Ahora los dos estaban juntos, la loba sentía que estando con él nada malo podía pasarle. Los padres del chico estaban abajo enfrascados en una partida y así estarían durante un buen rato. Tiempo que Enid quería aprovechar. Lo besó dulcemente mientras se colocaba encima, Tn se iba dejando hacer, estaba tan feliz aquel día y con esos besos no iba a poner resistencia alguna. Enid le quitó enseguida la camisa, la puerta estaba cerrada con pestillo.

—Enid, quiero...quiero...—decía el chico jadeando por el calor de su cuerpo.

—¿Qué deseas?—preguntó ella tierna y con una sonrisa.

—Dios...¡a la mierda!—la tumbó para acto después desnudarla y comenzar a besar todo su cuerpo mientras Enid mordía una de las almohadas.

El morbo y el saber que los padres de Tn estaban abajo, desconociendo y sin saber lo qué estaban haciendo ellos la encendía todavía más. Enid abrió las piernas para que el chico no encontrase resistencia alguna y dejar vía libre. Tn hundía la cabeza y aumentaba a medida que pasaban los minutos el ritmo provocando una oleada de placer en la joven quien notaba la mente nublarse por completo.

—¡Tn!—agarró la cabeza de Tn mientras hacia fuerza y dejaba escapar un grito ahogado.

Ahora trató de recobrar el aliento mientras el chico terminaba de desnudarse y se colocaba la goma. Se la quedó viendo y ella con una gran sonrisa, extendiendo los brazos...asintió para que lo hiciera. Tn se colocó encima y empezaron las embestidas, primero lentas, luego más rápidas y un poco más bruscas, todo a petición de la loba. Ella lo abrazaba mientras recibía cada embestida y lo besaba en el cuello. Ese hormigueo le encantaba al chico, cada beso, escuchar como la loba decía una y otra vez su nombre en un tono tan sensual lo encendía mucho.

—Más...más...—pedía ella besando su cuello—¡más puñeta!.

El chico aumentaba las embestidas pero sentía que estaba por llegar. Enid le mordió la oreja, luego le dio un lametón en la mejilla mientras le daba unas palmadas en el trasero.

—Adelante...lo quiero todo mi niño—susurraba ella sintiendo que tenía todo el control.

Finalmente el chico terminó y quedó tendido sobre ella. Ambos respiraban agitadamente, el chico sentía todo el sudor de su cuerpo adherirse al de la loba. Se miraron, esbozaron una sonrisa y se besaron.

Luego se dieron una ducha y bajaron a cenar.

Los cuatro jugaron luego a juegos de mesa y estuvieron entretenidos con ello. Enid se divertía mucho en familia, estaba tan contenta que no sabía como expresarlo. Le gustaba aquel ambiente tan hogareño y familiar. 

—Y vuelvo a ganar—anunció la madre.

—¡No es justo!—se cruzó de brazos la rubia—ella siempre gana.

—Es demasiado buena—comentaba el chico.

Y así...poco a poco el tiempo fue pasando...demasiado rápido.

Situados en unos cuantos años en el futuro, Tn contaba con unos tres niños a su disposición. Trabajaba en la tienda junto a sus padres y poco a poco iba haciéndose cargo del negocio mientras disfrutaba en casa de la compañía de sus niños.

Enid por su parte se dedicaba a ayudar a los hombres lobo que no lograban en enlobar y les transmitía esa calma y ayuda que necesitaban pues ella había pasado por lo mismo. Ella siempre que regresaba a casa era bien recibida por sus retoños.

—Hola cariño—saludaba ella con un beso a su pareja.

—Hola—devolvía el beso—mañana viene Miércoles.

—¡Qué bien!—exclamó ella feliz.

A pesar del tiempo, Miércoles y Enid mantenían una buena relación. Incluso Cosa siempre la acompañaba cuando iba de visita. No había cambiado mucho por fuera, pero por dentro, a pesar de ocultarlo, sentía una gran amistad y cariño por la loba.

—Ahora hay cuatro bolas de pelo—fue el comentario de ella al ver a los niños con Enid—Tn será mejor que compres una aspiradora nueva.

Cuando ella estaba de visita tomaban café y pastas, pero Tn las dejaba a solas para que fueran a pasear, charlasen y se pusieran al día. Al verlas de espaldas, un reflejo de su época adolescente le venía. No habían cambiado nada, seguían siendo el día y la noche.

En uno de esos días muy fríos y lluviosos, Enid llegó justita a la casa. Vivían en Jerichó y recibían de vez en cuando la visita de los padres de ella. La loba se secó como pudo.

—Es como aquel día—decía Tn—¿recuerdas?.

—Sí...tuve mucho miedo pero vino mi héroe a rescatarme.

Ambos se besaron mientras estaban con la chimenea encendida, calentitos en el comedor mientras observaban a los niños jugar en el suelo con unos juguetes.

—Por cierto amor...

—Dime lobita—seguía usando el mismo mote.

—Verás...estoy embarazada de nuevo—susurró para que no lo oyesen los niños.

—¿Qué?—preguntó—eso es...genial—esbozó una sonrisa—¿es niño o niña?.

—Mmm respecto a eso...

—Ah, es pronto...si, lo siento.

Enid negó con la cabeza.

—Resulta que son dos, niño y niña—él abrió los ojos.

—¿Has dicho dos?, ¿estás segura?—ella asintió feliz.

—Vaya...tendremos cinco retoños...bufff, espero poder con todo y ser un buen padre—se rascó la nuca.

—Y lo serás...yo te ayudaré.

Cada uno de los alumnos de Nevermore había tomado su propio camino, pero siempre que podían, al menos cuatro veces al año, quedaban para juntarse. Lo que ninguno esperaba fue que Eugene tuviera un par de hijos y los presentó con mucha ilusión. Todos se alegraron de verlo pues era una persona muy querida.

Después de las quedadas y al llegar a casa, Enid suspiraba con una gran sonrisa pues nada había cambiado, ese ambiente tan amigable siempre estaba ahí.

Luego, se quedó durante un poco de tiempo apoyada en la puerta viendo a su pareja jugar con los niños, tratando de ser un padre perfecto. Ella esbozó una sonrisa, Tn trataba de educar a todos como podía y mostraba escenas familiares muy tiernas.

—Mamá—llamó uno de ellos—¡ven a jugar!.

Al mirar a Tn, ella se echó a reír mientras se acercaba a echarle una mano a su esposo.

Y con esté ambiente tan familiar...la historia de Enid y Tn llega a su final.

Muchas gracias por haber leído y su apoyo.

Un saludo  :D


Un rayo de luz-Enid x TnWhere stories live. Discover now