Cuando se dirigía a despedirse de todos sus amigos no encontraba a Jisoo

—¿Sabes donde está Jisoo? —le preguntó a Seulgi.   

—La última vez que la vi estaba en el bar creo —le contestó su amiga con un tono más alegre de lo normal gracias a las copas que había ingerido alcohol.   

Nayeon se abrió paso entre la multitud para encontrar a su amiga y lo logró después de varios empujones de la gente bailando.   

—Hola —dijo Jisoo sonriendo— ¿Quieres que bailemos? —preguntó animada.   

—No, ya voy a casa —dijo mirando el estado de embriaguez de su amiga— Tú deberías hacer lo mismo.   

—No —dijo la chica negando con su cabeza.   

—Estas ebria, además ya son casi las tres y este lugar debe estar a casi nada de cerrar.   

—Eres muy mandona —le respondió haciendo puchero— Iré por mi cartera y las llaves del auto.   

—No, nada de eso, vas a tomar un taxi —dijo preocupada e imaginando las consecuencias que traería dejar que su amiga manejara en ese estado.   

—No puedo dejar mi auto aquí.   

—Sí que puedes —dijo calmada— Ven te voy a llevar afuera por un taxi.   

—No —dijo Jisoo casi encaprichada haciendo que Nayeon recordará a Jinsol— Llévame tú.   

—No puedo —dijo rápidamente— Vives al otro lado que yo.   

—Entonces me llevo mi auto —dijo Jisoo cruzando los brazos— Pero antes voy por una copa más para el camino.   

Nayeon giró los ojos molesta y agarró a su amiga del brazo.   

—Vamos —dijo jalandola hacia su grupo de amigos— Despídete de todos, vas a casa conmigo.   

—¿Y mi auto? —protestó mientras era casi arrastrada por la chica entre todas las personas que seguían bailando.   

—Mañana venimos por él, ahora sigue —dijo haciendo más firme su agarre.   

Cuando al fin logró que su amiga se despidiera de todos y que se montara al auto, Nayeon se metió un par de mentas a la boca por si algún control policial la pillara, lo que menos quería era terminar detenida por una sola copa en toda la noche.   

El camino fue en silencio, aunque en realidad solo era llenado por el ligero ronquido de Jisoo que le causaba gracia a Nayeon y a veces reía cuando le tocaba el semáforo rojo. 

Una vez en casa luchó por despertar a su amiga y que ésta caminara por sus propios medios hasta el elevador y luego hasta la entrada del apartamento lo que para Nayeon pareció una odisea.

Cuando al fin logró acostarla en la única habitación de invitados libre suspiró aliviada y caminó hacia su propia habitación donde encontró a Jinsol abrazada a su almohada, la chica sonrió mientras veía a su hija con ternura, no perdió más tiempo y se colocó un pijama para luego cepillarse los dientes y meterse a la cama con su hija, sabía que no llevaba mucho viviendo con ella pero ahora ya ni siquiera imaginaba que haría si no la tuviera a su lado, solamente una cosa más haría perfecta su vida, Jeongyeon.  

  

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No me rendiré || 2YeonWhere stories live. Discover now