09 - LA CUENTA ATRÁS

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E L M I S M O  A I R E

EL MISMO AIRE 。・:*:
09. la cuenta atrás
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GAVI NO ERA DE EXTRAÑAR ALGO. Desde muy pequeño nunca le costó separarse de las cosas a las que tenía apego gracias a las idas y venidas de sus padres. Nada era eterno. Y más cuando consiguió convencerlos para que lo dejasen ir a la Masía, dejando la mayor parte de sus pertenencias en su antiguo hogar en Sevilla.

Pero en ese momento, en el campo de entrenamiento en una mañana de sol y con un calor abrasador en Qatar, el joven futbolista frunció el ceño, sus ojos volviendo a las gradas que se encontraban al otro lado, sabiendo que faltaba algo. Alguien.

Era la cuarta vez que se encontraba mirando los asientos en la media hora que había empezado el calentamiento. Sentía ese vacío al ver que no había nadie, sacudiendo la cabeza en un intento de centrarse. Pero su mirada lo traicionaba, volviéndose a dirigir hacia allí disimuladamente.

— ¡Gavi, chaval! ¡Céntrate que es la tercera vez que pierdes el balón! - La voz de Luis Enrique lo hizo espabilar, pestañeando levemente mientras veía a algunos de sus compañeros mirarle confundidos.

El sevillano carraspeó, alborotándose el pelo con una de sus manos mientras volvía a poner el balón en movimiento. Intentó poner la atención en lo que los técnicos les decía, en charlar con sus amigos y disfrutar del buen tiempo y de hacer lo que más le gusta.

Pero cuando se tomaba un descanso, sus ojos viajaban de nuevo a esa zona de las instalaciones, sintiéndose un imbécil por sentirse decepcionado al no ver a nadie de nuevo.

Porque tendría que estar ahí, tendría que estar escuchando su voz gritándole que le metiera caña, su risa acariciándole la nuca provocando una sonrisa en su cara, sus ojos pegados a su espalda a donde quiera que vaya en el campo.

Gavi no era sentimentalista, para nada. Pero ella tenía que estar allí. Valeria tenía que estar ahí. Y por mucho que le echase la culpa al puñetero contrato, sabía de sobra que solo se estaba mintiendo a sí mismo. Gavi echaba de menos a Valeria. La echaba mucho de menos.

Y no es que no haya hablado con ella: según habían aterrizado en el país, le mandó un mensaje, avisándola de que habían llegado y que la llamaría al instalarse en su habitación. Cosa que hizo según pisó el suelo de mármol de su cuarto para esas semanas.

Y no se había quedado corto, llamándola a todas horas para enseñarle cualquier cosa que se topase por su camino y a mayores asegurándose de incluir varias fotos en sus mensajes. Era una adicción, lo sabía. Pero no podía evitarlo, no podía cuando recibía la notificación de que le había respondido, su mirada iluminándose al leer los insultos hacia su persona; la sonrisa asomándose en su boca al escucharla contándole sobre lo cabrones que eran los de la entrevista que había tenido; la forma en la que podía conciliar mejor el sueño al leer el buenas noches que le llegaba aún sabiendo la diferencia horaria de dos horas.

Sí, se podría decir que Gavi estaba desarrollando un apego emocional con la chica. Porque si el Gavi del pasado supiese que un puchero se formaba en su rostro si Valeria no podía hablar con él, le hubiese dado de hostias.

Unas horas más tarde, el entrenamiento por fin dio finalizado. Los jugadores se dirigieron a los vestuarios para poder ducharse y quitarse el sudor acumulado que tenían sobre la piel después de estar a pleno sol en el campo.

El sevillano, el cual tenía pensado ducharse rápido para poder irse a su cuarto aceleró el ritmo, notando la mirada inquisitiva de Pedri sobre su espalda, sabiendo que su amigo tenía ciertas sospechas a cerca de su comportamiento de estos últimos días.

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⏰ Última atualização: Apr 13 ⏰

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