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GAVIPODÍA ESCUCHAR el sonido de los latidos de su corazón martilleando en sus tímpanos. Tenia miedo de si abría la boca, se le saldría el órgano por ella.
Y es que la situación en la que se encontraba, otra vez, no era la más cómoda. El futbolista se encontraba sentado en uno de los sillones del despacho de su representante Martín, mordiéndose las uñas de su mano derecha del nerviosismo.
Como para no estar nervioso. En ese despacho se encontraba no sólo el, sino también la representante de Valeria y ella misma. Y esta, no le había dirigido la mirada en la hora y media que llevaban ahí sentados.
A Gavi no solía importarle ni lo mas mínimo los demás, estaba acostumbrado a que la gente, sobretodo del género femenino, se le quedaran mirando embobadas o se pusieran a gritar su nombre según aparecía por la calle.
Por lo que la joven de su derecha no le haya dedicado ni una mirada de reojo lo inquietaba. Le irritaba, lo ponía de mal humor.
Porque Gavi era un egocéntrico en toda regla, un presumido pero tímido delante de las cámaras. Le gustaba la sensación que sentía cuando veía a las chicas babear por él. Era joven, y según su lógica, sino aprovechaba ahora, ¿Cuándo lo iba a hacer?
— Este es el plan — la voz de Martín se hizo presente en la sala, carraspeando en un intento de cortar la tensión que había entre los jóvenes. Valeria seguía con la mirada fija en la calle que se podía observar gracias a los grandes ventanales del despacho que cubrían una pared entera.
Ella no quería estar ahí, no quería tener nada que ver con lo que Martín iba a decir ni mucho menos tomar partícipe en algo relacionado con el impresentable sentado a su izquierda. Apretó sus puños, notando sus uñas clavarse en su palma, en un intento de calmar la ansiedad que le estaba empezando a recorrer por el cuerpo. Se concentró en regular su respiración, respirando en intervalos pequeños para no llamar la atención.
Valeria estaba acostumbrada al caos de los focos, a ser el centro de atención y a recibir críticas tanto por derecha como por izquierda. Pero nunca en lo que llevaba de su trayectoria como actriz, había tenido que hacerle frente a formar parte de las críticas por ser la pareja de alguien. Valeria tenía muy claro que en este mundo, la gran mayoría de gente que se interesaba por ella era o por su belleza física o por su dinero. Y aunque sonase muy triste, ella ya estaba acostumbrada. Por lo que desde muy temprano, decidió que las relaciones con alguien de su mismo entorno nunca pasarían.
