Capítulo 16: Historias de pueblo.

42 8 3
                                    

Tras pasar las pruebas de un recién convertido "pulpo", Nagisa y yo estuvimos mucho tiempo rondando por ahí. Creo que fueron alrededor de 7 años, los cuales estuvieron llenos de deseos de baja categoría. En ese momento, habíamos cumplido el séptimo deseo de "amor eterno", yo llegué a una conclusión irrefutable.

Estoy aburrido.

—Ya es la décima vez que lo dices Lyon, ya capté—Suspira y mantiene la vista al frente.

¡Oh vamos! ¿Me dirás que no estás cansado de esta porquería de andar por ahí cumpliendo deseos estúpidos? ¡Juro por Dios que si me vuelves a usar para hacer aparecer la chica de los sueños de otro perdedor antisocial voy a...!—El bastón empezó a zarandearse de un lado a otro casi tumbado a Nagisa que gritaba sobresaltado.

—¡Lyon para! ¡Detente! ¡Mira, se me acaba de ocurrir algo!—Dijo, logrando que el bastón se detuviera y siguiera flotando amenamente.

¿Qué ofreces?

—Hagamos esto, sólo dediquémonos a disfrutar del sitio en que estemos y no tomemos más misiones de baja clase, salvo que haya alguna que nos interese, así durante un tiempo. Será como unas vacaciones improvisadas ¿Te parece?

Mmm... De acuerdo—Nagisa suspira de nuevo esta vez con alivio, mientras Lyon divisa algo abajo en la lejanía—por allá hay un pueblo. Bajemos un rato para que tú repongas tus provisiones, y yo descanse un rato de llevar tu trasero todo el endemoniado día.

—¿Por qué eres así?—Se quejó Nagisa mientras de a poco el bastón empezaba a bajar.

En cuestión de minutos ya se encontraba pisando un arenoso pasto, frente a ese, algo antiguo, pero bien enriquecido poblado. Tras colocar el bastón a su espalda y desaparecerlo, Nagisa empezó a andar mirando todo con curiosidad.

—No está mal este sitio... —Dice, contemplado un carruaje bien decorado pasar y una casa con adornos exuberantes.

Oi, mira las vestimentas de los habitantes, por las casas pareciera que estuviéramos en una época antigua pero los ropajes son bastantes modernos—Dice la voz de Lyon como eco en su cabeza.

Y Nagisa lo confirma tras ver una elegante mujer con un vestido blanco corto, aunque el panorama le sea curioso no le da gran importancia, y se limita a pedirle indicaciones a un habitante por una tienda o sitio donde pueda descansar y reponer sus recursos.

El hombre anciano con el que habló, le indicó amablemente una posada a la que llamaban "Duerme con los peces", por su decoración en base a la vida marina y no por el mal sentido de la oración. La dueña era una viuda joven que se sorprendió cuando lo vio acercarse.

—¡Oh dulzura! ¿En verdad viajas solito?—Le dijo en un tono amoroso mientras le tendía una vaso de leche cortesía de la casa.

—Sí, de donde vengo a esta edad ya puedes irte de viaje o trabajar—Le explicó Nagisa con una sonrisa para luego tomar un sorbo del contenido del vaso.

—Cielos, no sé si ese sitio es muy cruel por sacar a niños tan pequeños a trabajar o ¡Muy listo por volverlos tan independientes! Mi hijo Marty sólo se la pasa por allí causando problemas, ojala fuera tan bien portado como tú.

¡JA! Ilusa.

Cállate Lyon—Le gritoneó mentalmente mientras seguía tomando de su leche y actuando natural—este pueblo es muy hermoso y rico ¿Cuál es su secreto?—pregunta ahora, sonriendo y con un brillo evidente de curiosidad en sus ojos azules.

—¡Tú y otros mil forasteros quieren saberlo chaval!—Le respondió un hombre de piel morena a su lado, sus mejillas estaban rojas y sus ojos color miel llorosos, probablemente por las numerosas jarras vacías de cerveza desparramadas en su lado de la mesa.

El Brujo de la Montaña. (KarmaxNagisa)Where stories live. Discover now