The Ghost of You - My chemical romance

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Jensen se despierta sudando, agitado y con la respiración entrecortada de nuevo, la misma pesadilla lo persigue desde hace ocho meses. Ocho meses sin saber de él, sin saber qué pasó, sin saber si lo sabía o no; con el corazón en la mano pero su mente en el infierno imaginando todos los posibles escenarios. La pesadilla podría ser un sueño si no fuera porque es sobre él y le recuerda a él antes de que todo se fuera a la mierda. La amante a su lado ni siquiera nota el cúmulo de emociones a su lado, ella duerme plácidamente dándole la espalda, cansada de una sesión de sexo con el rubio como si fuera un pasatiempo más en su día

Él se despertaría al instante

No puede evitar sentir el ardor en sus ojos y el nudo en la garganta al pensar eso

Pero no está

Se levanta de su cama para ir al baño y lavar su cara, se mira al espejo y mira sus verdes orbes, los que una vez brillaron ahora conviven con ojeras y tristeza. No puede evitar llorar, en un momento en sus ojos se reflejaron los ojos de quien amaba, ama, amó, y quizás amará. ¿Lo sabía?

Jensen limpia sus lágrimas y respira profundo, no quiere volver a la habitación pero tampoco quiere seguir viendo su reflejo, no quiere silencio, está harto de escuchar su propia voz

¿Dónde está?

No piensa mucho y baja a la cocina, necesita distraerse con lo que pueda, toma un vaso de whisky en las rocas y lo toma hasta el fondo, siente el pequeño fuego bajar por su garganta pero es mejor eso que seguir pensando y recordando.

¿Qué pasó?

Jared era su mejor amigo desde que tiene memoria, recuerda cuando la vecina estaba embarazada y de la nada ya había un pequeño bebé con quien jugar y que lloraba religiosamente en la madrugada. Jensen recuerda pensar que era un bebé raro, lo miraba fijo y sonreía a la nada. Al aprender a gatear lo perseguía por la casa cuando las madres se juntaban por un café y a compartir chismes de la vecindad. Siempre encontraba a Jensen.

Jared supo desde muy joven que sus preferencias iban hacia los hombres, recuerda que se lo comentó al rubio cuando el castaño tendría apenas doce años. Jensen le preguntó por qué lo pensaba, no hubo respuesta.

Jensen se consideraba heterosexual, familia religiosa y padres homofóbicos no le dieron mucha opción en cuanto a su orientación sexual; quizás los hombres eran atractivos pero él era heterosexual; quizás él quería besarlos, pero era hetero; quizás quería acostarse con ellos, pero era hetero; así que en multitud de mujeres buscó lo que jamás iba a encontrar, y se conformó con la mediocridad de sus relaciones y la infelicidad.

Jared se atrevió a ser alguien que sus padres no querían que fuera, y aunque lo rechazaban nunca le faltó casa, ni su mejor amigo. Jensen sabía de sus preferencias pero no podía importarle menos, seguía siendo su mejor amigo, su amigo con los ojos más hermosos que ha visto, su amigo que era su debilidad en todo el sentido de la palabra, su mejor amigo que le provocaba erecciones y corrientes por todo el cuerpo solo con pequeños roces o su aliento, pero él era hetero.

Jared sabía lo que pasaba, lo sabía todo, y su corazón solo latía por él, aunque este se negara a admitir lo que realmente sentía. Todo su tiempo disponible era para Jensen, y su corazón se hería cada vez que el rubio tenía una nueva chica con él, cada vez que se dio cuenta cómo el rubio aplacaba su deseo por Jared en otra chica, como los ojos verdes destellaban al ver los ojos grisáceos de Jared pero al final de la noche terminaban en alguna habitación con una desconocida. Todos lo notaban, menos Jensen.

Un Jared de 20 años se embriagó en una fiesta con amigos, y Jensen; el más joven sintiéndose más envalentonado e infinito que nunca. Bailó con Jensen, sin pegar los cuerpos pero sus ojos no se despegaban del otro, de los movimientos y de los olores, del espacio, Jensen estaba ebrio también, y quizás un whisky más hubiera hecho la diferencia para seguir perdido y dejarse llevar por lo que realmente sentía, pero ese whisky nunca llegó, lo sustituyó una rubia que se entrometió entre ellos para bailar con el rubio descaradamente, él le siguió el juego y el baile, y se dejó atrapar en el debería ser aunque lo alejara de la alegría de su corazón. Jared estaba furioso, sabía lo suficiente y le dolió que Jensen lo tratara como algo reemplazable, como un juguete, como si estuviera avergonzado de él. No faltó mucho para que el castaño le soltara un puñetazo al rubio en la cara

Sing to me (Jared x Jensen shots)Where stories live. Discover now