Las tres sonríen, y Becky entonces dirige su atención a las gotas de agua que chocan con fuerza contra los cristales del coche. En Tailandia solía llover a menudo, y mientras la mayoría de personas que vivían allí estaban hartos de la lluvia, Becky la amaba.

Había algo en ella que le daba paz, la excusa perfecta para quedarse en casa trabajando haciendo sus dulces favoritos, ver la saga completa de Harry Potter junto a su hija mientras recitan cada diálogo que se saben de memoria, la excusa perfecta para tomar té mientras mira por la ventana y usar largos y calientes suéteres.

Entonces, en el silencio del coche mientras observa la tormenta que hay fuera, se pregunta cómo pasaría Freen los días lluviosos. Quizás, se imagina cómo sería pasar aquellos días lluviosos junto a ella, viendo Harry Potter o haciendo dulces en la cocina.

— Hemos llegado.— Irin anuncia con una sonrisa, deteniendo el coche frente a la casa de Becky.

La Tailandesa asiente y se quita el cinturón para seguidamente mirar a su mejor amiga

— Gracias por sacarme fuera de casa a pesar de la horrible tormenta, lo necesitaba.

— Por supuesto, me alegra que estés mejor.

— Aún tengo que hablar con ella.— Suspira.

— Lo sé, y lo harás. Pero por ahora no te tortures, ¿Vale?

Y cuando Irin dice ese tipo de cosas, todo parece tan fácil. Sin embargo para Becky todo parece complicarse, es un torbellino de emociones y nerviosismo. Y la verdad es, que está aterrada de llamar a Freen, de volverla a ver en el campo de fútbol y recibir una mirada fría o dolida, intentar arreglar las cosas y que Freen ya no quisiera saber nada más de ella.

Sin embargo, Becky también sabía que debía afrontarlo, y por lo menos, intentarlo.

— Lo intentaré.— Sonríe levemente.

— Adiós tía Irin, hasta mañana.— Song se despide dejando un beso en la mejilla de la castaña.

— Hasta mañana, pequeña.

Ambas entonces salen del coche rápidamente, y entre sonrisas corren hasta la puerta principal de su hogar. Cuando entran, están algo mojadas debido a la fuerte lluvia que continúa cayendo con fuerza.

— ¿Que quieres hacer ahora, preciosa?— Becky dice, quitándole el abrigo marrón que la niña llevaba para colgarlo en el perchero de la entrada.

Song entonces sonríe, comenzando su camino hasta la sala con Becky detrás de ella.

— ¿Puedo ver una película?— pregunta sentándose en el sofá.

— Por supuesto— Becky asiente encendiendo la lámpara de la sala.— Vamos a ponernos el pijama primero y luego elegimos la película.

Song entonces hace un pequeño puchero, mirando a su madre con ojos brillantes.

— ¿Puedes ir tú a por el mío y me lo pongo aquí viendo la película, por favor?

Becky frunce el ceño, normalmente Song se ponía el pijama en su habitación. Sin embargo, tampoco pasaba nada si se lo ponía en la sala así que asiente.

— Está bien, enseguida te lo traigo.

Song sonríe, enseñando su pequeña sonrisa antes de tomar el mando en sus pequeñas manos y encender el televisor.

— Gracias mami, yo elijo la película de mientras.

Becky asiente con una sonrisa, comenzando su camino hasta la habitación de su hija. Cuando llega, la puerta se encuentra cerrada y aunque le parece un tanto extraño, simplemente no le da mucha importancia y abre la puerta sin más.

❝¡Entrenadora Freen!❞ (Freenbecky)Where stories live. Discover now