PRÓLOGO

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14 de febrero de 2028

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14 de febrero de 2028

Sirenas.

Eso es todo lo que mi oído logra escuchar...

Corro más rápido de lo que pensé que iban a permitirme mis piernas, con un solo objetivo en mente, un solo pensamiento en mi cabeza que enciende todas las alarmas en mi cuerpo. Alarmas que son muchas más potentes que cualquiera de esas sirenas que escucho cerca de mi.

No pienso otra cosa más que huir.

—Si nos atrapan, no importa lo que pase, no mires atrás y huye.

Sigo esa petición al pie de la letra, confío, tengo que hacerlo, no hay nada más que esto, es más grande que cualquier otra cosa, no hay nada que logre desenfocarme de eso, de ese pensamiento, hasta que escucho el primer disparo. Freno en seco, escondida entre una pared y otra vecina muy pegadas, no me lograrán ver si estoy acá, mi mente empieza a pensar y tiemblo.

Que esté bien, por favor Dios, te lo pido con toda mi alma.

Se escucha el segundo disparo, el tercero y el cuarto. Más sirenas, más tiemblo, pienso en su sonrisa, en su voz, en su mirada...

—Correrás lo más rápido posible, no pienses en mi, nos vamos a encontrar, te lo juro.

Sacudo mi cabeza, formo puños en mis manos, miro mi entorno, dejo mi campera negra allí quedándome con un microtop negro que combina perfecto con mi cargo militar, debajo de la campera estaba escondida mi hermosa riñonera de cuero negra, me la coloco en la cintura y comienzo a correr de nuevo alejándome lo más rápido que puedo, bajo por el camino de la costa, pegado al mar, repleto de gente, turistas por doquier, muchos me miran extrañados por lo que pretendo que soy una corredora más pero sin detenerme. Sigo y sigo corriendo, mirando a mis alrededores de reojo, atenta a cada cosa que suceda a mi alrededor, ya no se volvieron a escuchar disparos pero las sirenas siguen presentes a unas cuantas cuadras atrás, por suerte el camino que elegí va por abajo y ellos pasaran por arriba sin lograr verme, ventaja de los acantilados y ese hermoso camino por la costa lleno de rocas, puedo bajar a ellas y quedarme allí, nadie me encontraría, pero ese no es el lugar que establecimos nuestro.
Las sirenas pasaron y esa es mi señal para saber que puedo subir ya, pero sigo teniendo camino por acá, sigo en el hasta que ya no puedo seguir, por lo que subo sin detenerme corro más rápido aún, en cuestión de minutos visualizo aquel balneario a lo lejos, acelero mi ritmo, estoy muy agitada pero no me detengo, tengo que llegar, tengo que estar bien, tiene que estar bien, vamos a lograr todo lo que nos propusimos, esto no es nada, no es nada...
Cruzo las calles haciéndome un rodete para intentar cambiar un poco mi apariencia, saco unos lentes de color negro del bolsillo de mi cargo y al fin llego a ese lugar, bajo escaleras otra vez, me adentro en los pasillos y me meto en uno en concreto que no tiene visión de arriba ni de los costados, solo el frente, del lado izquierdo tiene una puerta que no tardo en abrir con la llave pequeña de mi collar, entro rápidamente cerrando detrás de mi, enciendo la luz, esta pequeña habitación de 4x4 es un cuadrado que alquilamos, es nuestro lugar, nuestro escondite, acá voy a esperarlo.

Los minutos pasan, intento leer, poner música, no quiero pensar, quiero distraerme pero la música me hace pensar en él, en nosotros, escucho la lluvia, hoy estaba anunciado tormenta, pienso en que podría haber hecho, si ya estará por llegar, que camino habrá tomado, ¿por qué tarda tanto?.
Esos minutos se convirtieron en una hora, lloro inevitablemente, estoy cayendo en todos mis pensamientos, no quiero hacerlo pero lo único que lo impediría es tenerlo conmigo y eso no sucede, cada minuto que pasa es una tortura, un pensamiento nuevo sobre lo que pudo haber sucedido, toda la adrenalina que experimenté, haber pasado por ese momento, fue un caos, solamente bastó con mirarlo para saber que había que correr, que si nos veían más estábamos perdidos, seríamos revisados y ahí todo se iría a la shit realmente.

Hubiese sido peor para ellos que para nosotros si eso pasaba, porque no descansaríamos hasta matarlos.

Muerdo mis labios sin detenerme, sé que eso me hace daño pero esta ansiedad me come por dentro y no puedo parar, hasta que al fin escucho, los golpes en la puerta, es el patrón del kick de mi tema, sonrío y corro hacía la puerta abriéndole, pero no es él al que recibo, sino a mi hermana que me indica ir con ella hacía el auto del amigo de mi novio, cierro todo, dejo la riñonera allí y la sigo, visualizo al subir a la avenida el auto, dentro está su conductor pero en los asientos de atrás lo puedo ver a él, abro la puerta rápidamente y me siento a su lado, me congelo al verlo manchado de sangre, en el brazo izquierdo, pero tiene un vendaje y eso explica el que mi hermana doctora esté con nosotros, no puedo evitarlo y, tomándole el rostro con ambas manos, le doy un beso intenso que es correspondido de la misma manera. El auto se pone en marcha, puedo al fin respirar, nos alejamos volviendo a nuestra casa, encienden la radio poniendo música para el trayecto en silencio, mi hermana parece querer respuestas, yo no estoy dispuesta a dárselas ahora, necesito unos minutos en paz, fue una maratón tanto la corrida como la adrenalina que sentí con todo esto y el haber pensado que podría haber perdido todo.

— Ellos no lo consiguieron, solo era esa pareja, no pudieron avisarle a nadie porque le robé la radio al popo solo estaba esa patrulla en la otra cuadra , la mina no era policia, no tenía radio, pero si tenía una navaja que le sirvió para cortarme el brazo pero se la clave en la pierna por hija de puta, el arma del policia también se la robé y con ella le disparé —mi cara se transforma, por lo que se apresura a continuar— pero no lo herí, solo intente despistarlo para poder seguir corriendo y lo logré, se quedo con la mina, ayudándola y corrí al auto, para buscarla a ella —señala a mi hermana— para que me cosa esto y después a vos, no paré un segundo en pensar si estabas bien.

— Mientras vos lo estés, yo lo voy a estar —respondo segura de mis palabras— mejor que no lo heriste, se enroscarían en buscarnos mucho más si lo hubieses hecho.

— Por eso no lo hice, créeme que me importa poco matarlos si sé que mi vida está en juego y todo lo que tanto me costó construir podría desaparecer... —sonríe de costado, pero hace una mueca de dolor cuando sin querer le toco la herida porque salté del asiento en un bache.

— Lo sé.

Todos somos capaces de hacer todo por nuestros sueños, en un mundo donde todo es una mierda, donde no hay paz, no hay cosas reales, no hay amor, no hay música real, no hay plata, lo único que nos queda es hacer lo que podemos para llegar a lo que queremos, todo depende de nosotros mismos, de nuestra actitud y sobre todo nuestra disciplina, pero también lo más importante es nuestro miedo, ¿cuánto vamos a dejar que nos coma?, ¿vamos a permitir que el miedo nos limite?, eso no es algo que quiera yo al menos, sé que hay cosas que se ven malas, que muchas personas no entienden, eso no significa que eso sea real, y si lo es me importa una mierda, porque es lo único que creo que puede llevarme a donde quiero estar ahora, junto a él, por eso lo hacemos.

Nada va a detenernos, porque nacimos para esto, es nuestra historia y pienso vivirla.

Cada maldito segundo.





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