animancy ━━grishaverse

──── BEFORE

CIUDAD DE LOS MUERTOS ────
ANTES.

LA CORONA DE RAVKA HA pasado por la cabeza de muchos reyes, reyes cuyos nombres persiguieron a generaciones y quedaron marcados en la historia de la provincia, ya sea por su gloria y prosperidad, o por la crueldad y barbaridad. Antes de que la familia Lantsov subiera al trono, la familia Karenin dejó su huella con un reinado largo y bárbaro.

Los Karenin fueron una familia nacida ya bañada en riquezas, oro y joyas, siendo su dinastía conocida por llevar mujeres gráciles y grandes soldados guerreros que lucharon hasta que cayó el sol. Sus descendientes tenían una apariencia única que los diferenciaba de la multitud popular. Las mujeres que pasaban por las cales de Os Alta el día de la coronación del rey tenían largos cabellos blancos y plateados, como si fueran nieve y ojos tan azules como el cielo que bañaba toda la provincia. Algunos eran conocidos por su gentileza por su bondad, pero luego la corona recayó en el último hijo varón de la familia Karenin. Desde el momento en que la familia lo eligió como rey, la gloria se perdió en manos de Ivan el terrible. En Os Alta, el rey obligaba a la población a luchar en sus pequeñas guerras, les daba armas y tenían que darse la vuelta para luchar. Jóvenes sanos, muchachos que cosían, incluso el panadero o los ancianos fueron convocados para que el gran ejército dominara todo el continente. Ivan el terrible quería dominar el norte, el sur y el mar. Tenía sed de poder y destruyó a todos a todos aquellos que intentaron detenerlo. Su flota de barcos era lo suficientemente grande como para cruzar el Mar Real, pero cuando se dio cuenta de que una gran potencia acechaba su tierra, su ambición creció aún más. Las pocas veces que visitó los campos de cadáveres, Ivan vio algunos soldados siendo reprimidos y llamando brujas, criaturas y cuando se acercó a uno de ellos, descubrió que en su ejército, escondidos entre tantos soldados comunes y frágiles, habían soldados que eran capaces de manipular la naturaleza. Uno de ellos logró hacer estallar un corazón, otro cerró una herida infectada con solo un movimiento de sus manos. Ivan tenía razón al llamarlas brujas, pero necesitaba ese poder.

Deseoso de reunir a los famosos brujos y brujas, Ivan anunció que cualquiera que demostrara que tenía ese poder, o que tuviera la más mínima habilidad para manipular la naturaleza, debía presentarse ante él o serpia acusado de traición. Muchos fueron entonces llevados a Os Alta para entregárselos al rey, como ganado, para que éste decidiera qué hacer con su magia. Ivan era una piedra ignorante y testaruda, nunca intentó entender cómo funcionaban los poderes, solo quería una cosa; quería dominar ese poder. Quería tener a los soldados mágicos luchando a su lado, protegiéndolo de todo mal, curando sus heridas, fabricando sus armas y sus ropas, favoreciendo su viento y haciendo estallar corazones de quienes se atrevían a acercarse. Ganaría todas las guerras en las que peleara si tuviera ese poder en sus manos. El rey decidió llamarlos grisha. El origen de la palabra vino de "el justiciero", era un nombre popular en la ciudad baja. Cuando un niño en la familia era llamado grisha, era un signo de prosperidad e importancia, y estas criaturas eran muy importantes para el rey. Entonces Ivan empezó con el sanador. Pasó horas tratando de entender cómo curaba heridas que nunca sanaban por sí solas, días luego semanas y nada. El otro de ellos, que podía hacer estallar corazones, no dijo nada más que decir que no diría nada. Confesó que preferiría morir antes que servir a su reino de crueldad. Cuando todo el ejército grisha estuvo cansado y en su último aliento, el rey decidió que sería radical y los torturaría. Ivan sabía que los grishas podían acabar con él en cualquier momento, sin embargo, también había quienes simpatizaban con las inmoralidades del rey, quienes ya habían probado el poder y querían aún más en sus manos. Ivan prometió los cielos y muchos más allá a estos grishas. Y luego, cegados por el poder que el rey les prometió, estos grishas torturaron a sus iguales, dejándolos incapaces, arrancándoles sus manos y, a veces, incluso los ojos o la lengua, porque, sin ninguno de estos, dejaron de ser criaturas vivientes como ellos y se convirtieron en muñecos en las manos equivocadas.