21: El más placentero pecado

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Su corazón se mueve tan rápido.

—No te atrevas a hacer nada, vete.

Mis garras se presionan en sus hombros.

—Soy un demonio, ¿por qué debería pedirte permiso?

Aflojo mi agarre cuando noto su intención de darse la vuelta. Una vez que se gira, miro sus pechos, pero no tardo en volver mi visión a la de ella, ya que me observa de una manera intensa.

—Cainán...

Qué voz tan bonita, mi nombre suena tan bien en su boca.

—Dime —pido.

—¿De verdad te gusto?

—Mucho.

—¿Y por qué me quieres hacer daño?

Remojo mis labios.

—Es placentero.

Frunce el ceño.

—¿Te parece gracioso acabar mi amistad con Triana? —me recrimina de repente.

—¿De dónde salió el tema? —Quedo desconcertado—. ¿Y qué tiene que ver?

—¡¡Te la pasas lastimándome!! —se queja—. ¡¿Dónde ves lo placentero?! —Me quiere pegar, pero detengo sus manos, tomándola de las muñecas—. ¡¡Te odio, eres decepcionante, suéltame!! —Forcejea.

«Se volvió loca», opina A, «y se me fue la calentura».

—A mí también —le respondo.

—¡¡Déjame, suéltame!! —Tironea, luego se detiene, respira agitada, mirando su toalla, notando que se le está por caer, así que se mantiene quieta—. Pídeme disculpas —susurra.

—¿Eh? —Reacciono—. ¿Por qué?

—Pídeme disculpas —repite por lo bajo.

—No quiero.

«Solo dale sus malditas disculpas».

—¡¡Pídeme disculpas!! —me grita.

—Bien, bien, perdóname. —Bufo.

—No te perdono.

—¿Entonces para qué te pedí disculpas? —Enarco una ceja, luego me doy cuenta—. ¿Estás llorando?

—No quiero morir...

—Oye, oye, yo... me siento incómodo, mejor me vuelvo A.

Se suelta y me agarra de la muñeca, luego me mira, furiosa

—¡¡No escapes, cobarde!!

—No te estoy entendiendo, Adita querida. —Me río—. Explícate mejor.

—No creo que tenga que explicar tus horribles actitudes. —Presiona los dientes—. Eres un fiasco, B, tu interés en mí no existe. Si tanto te gusto, no harías tantas estupideces, eres un niño caprichoso.

—¿Disculpa...? —Hago una pausa—. Bueno, tienes razón.

Sus ojos están enrojecidos por el llanto, pero no me responde. Me suelta y se acomoda la toalla. Luego veo que sale de la tina, se acerca a la puerta, sin embargo, se detiene.

—Mierda, no podemos salir.

Enarco una ceja.

—¿Eh? —Presto atención y me río, escuchando los gemidos—. Elerick está haciendo lo que tú y yo pudimos haber concretado en este baño.

—Continuaron con lo suyo —murmura y veo que se va hacia la ventana.

—¿Qué estás haciendo? —consulto.

—Me largo.

—Hay un pasillo lleno de demonios ahí, y estás desnuda.

—Me da igual. —Salta.

—¡¡Ay, por todos los infiernos, espérame!!

Ya ni sé por qué tengo interés en esta mujer, ¡está más loca que un demonio!

«Se ve que no sabes controlarla, es mi turno».

Siempre me quedará la duda de qué hubiera pasado si era A el que entraba al baño 😂❤️

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Siempre me quedará la duda de qué hubiera pasado si era A el que entraba al baño 😂❤️

Quizás teníamos una escena bien hot o al menos ella no se hubiera ido corriendo xD

Saludos, Vivi.

Tú y yo paranormalWhere stories live. Discover now