II

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Malena regreso a su hogar con la cabeza en alto, sin cruzar miradas con nadie. La gente cuando la veía se alejaba por miedo a que cometieran algo que molestara a "La Dama"

No había sido fácil ganarse ese respeto por parte de la gente. Había tenido que amenazar, lastimar y participar algunas veces en la pandilla de su hermano para que la gente la tome encerio, y le teman. No era especialmente parte de la banda, pero siempre rondaban la casa de Cochi y Malena por lo que a veces la chica formaba parte en algo simple.

Había sido necesario, vivir en apache ya de por sí era peligroso y más empeoraba siendo mujer. Su vida corría peligro constantemente.

Había aprendido a contar hasta diez al mismo tiempo que había aprendido a pegar un puñetazo. Su primer periodo llegó al mimo tiempo que aprendió a manejar un arma. Así debía ser la vida en el barrio. El Pincha no parecía haberlo aprendido.

-Cochi- gritó Malena cerrando la puerta de su casa con fuerza. -¿Estas acá?- Su casa estaba sucia, las paredes nunca habían sido pintadas y por dentro las puertas no eran puertas sino cortinas. A veces no tenían agua y la heladera tenía más cervezas que alimentos

En el sillón estaba recostada Anabelle, la novia de Cochi leyendo una revista- ¿Y Cochi?- le preguntó Malena.

Anabelle la vio con sus labios mal pintados y le respondió- Se fue con la banda hace un rato, fueron a hacer algo importante-

-¿Tiene que ver con el Pincha?- pregunto Malena recordando la grotesca escena con el cadáver y por la mirada que le mando Anabelle supo que la respuesta era afirmativa.

-¿Como te fue en el cole?- preguntó Anabelle, que pensaba lo mismo que Coche con respecto a los estudios de su hermana.

-De die- respondió Malena mientras se dirigía a su habitación.

-¿El Coche te dio algo para que te compre'? ¿Qué comiste?- preguntó al mismo tiempo.

-Puchos- respondió Malena con una sonrisa antes de encerrarse en su habitación, cerrando la cortina que pretendía ser su puerta.

A veces le deprimía entrar a su habitación. Las paredes sin pintar cubiertas humildemente por tres posters del equipo de fútbol de boca como forma de decoración y para mostrar la pasión que sentía frente al equipo. Su cama tenía un colchón fino y sábanas desgastadas que la hacían desear por algo mejor pero luego se reprimia esos sentimientos. Su hermano se había esforzado mucho para darle lo mejor a ella luego de que su padre hubiese muerto y su madre los hubiese abandonado. Por más que el cerebro de su hermano estuviese fundido por toda la droga que se metía, Malena lo amaba mucho y le agradecía todos los sacrificios que había hecho por ella.

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A la mañana siguiente, el sábado, se despertó temprano para ir a la cancha donde "All Boys" el equipo de fútbol, jugaba. Sabía que su amigo Carlitos estaría jugando un partido así que había planeado ir a verlo. Total no tenía nada que hacer de su sábado.

Peino su cabello oscuro y se vistió con lo primero que encontró tirado por ahí que oliera a limpio. Hizo algo que no acostumbraba a hacer casi nunca. Se coloco un poco de maquillaje de Anabelle que saco del baño que compartía con su hermano y su novia. Solo un simple delineado y un color en los labios. Casi nunca se ponia maquillaje, solo cuando salía a bailar y aunque le extrañaron sus propias razones no se quedó para cuestionarse para no llegar tarde al partido.

Subiendo a las gradas con el partido ya empezado se encontró con el tío de Carlitos que hacía de figura paterna.

-¿Que tal Segundo?- lo saludo cordialmente. Siempre lo trataba con el mayor respeto posible, ya que lo consideraba más un padre que un señor cualquiera.

LA DAMA Y EL VAGABUNDO|| danilo sanchez/ matias recaltWhere stories live. Discover now