III. Miedo y sonrisas

658 90 3
                                    

- ¡Espera! No puedes irte- podía, sí, pero ella no quería que atravesara la puerta. Freen tenía la mano en el picaporte y, de espalda a ella, aún podía ver sus hombros temblar - tenemos que aclarar esto-

- No hay nada que aclarar. Todo fue una...confusión-Becky alzó una ceja. Por supuesto que había sido una confusión, pero ahora debían aclararla, como cualquier otro tipo de confusiones-

- Bueno, al menos estamos de acuerdo en algo ¿Pero... ¿Quién se confundió? Tú comenzaste a desnudarme-Freen giró de inmediato y ella tragó saliva, observando su rostro rojo de molestia-

- ¿Qué has dicho? -

- Yo...solo...es decir, esa es la verdad- balbuceó y la morena bajó la vista, hasta sus pechos y ella siguió la línea. Se cubrió con ambos brazos y se arrastró hacia atrás, esperando porque Freen volteara y comenzar a vestirse- ¿podrías...alcanzarme mi ropa? -

La morena le dio una mirada a toda la habitación y volvió a verla. Becky tragó saliva, cada vez que sus ojos se posaban en ella, un cortocircuito golpeaba su cerebro y le enviaba las correntadas a su cuerpo.

- No la veo- mintió. Podía observar con claridad la camisa a medio doblar bajo la cama, justo al lado de su jean. Becky se mordió el labio nerviosa-

- Entonces...alcánzame la sábana con la que te cubrías-Freen plantó las manos en su cadera y golpeó su pie contra el piso, imponiendo el silencio que siempre quería cuando de Becky se trataba-

- Déjate de pequeñeces, Armstrong y escúchame bien. Lo que acaba de pasar no saldrá de nuestras bocas ¿me sigues? - asintió lentamente - nadie nunca sabrá lo que ocurrió y no volveremos a hablar. Ni de esto ni de nada. Confundimos las cosas y así quedará-

- Sí, pero tú...-

- Yo lo confundí tanto como tú- la cortó y ella infló su pecho. Definitivamente nunca iba a poder contrariar a la porrista o ganarle una discusión - y en realidad, la culpa es tuya- chilló al instante-

- ¿Qué? -

- Si no fuera por tu maldita insistencia con que debía venir y tu estúpido cupo que querías hacer valer, no estaría aquí y no hubiésemos...no hubiese pasado nada de lo que pasó-

- ¡Eso no es cierto! Yo quería hacer valer mi cupo, sí, es decir, el tuyo, pero el que yo escribí y tú simplemente comenzaste a desnudarme ¡no puedes negar eso! -Freen acarició sus propios brazos y desvió la vista, avergonzada de recordar que efectivamente había sido así-

- Pero la culpa sigue siendo tuya ¿por qué demonios no aclaras a qué te refieres con esos cupos? Tus servicios y... ¿entonces qué son esos cupones y tu servicio? ¿De qué se trata todo eso? -

Becky se cruzó de brazos, inquieta y bajó la vista. Así como Freen estaba ansiosa por saber a qué hacían referencia sus cupos, ella quería que le explicara cómo había llegado a la conclusión que equivalía a sexo.

Porque de su trabajo a una hora de sexo, había una diferencia abismal que no había punto que los juntara. Carraspeó y volvió a verla, descubriéndola con sus ojos recorriendo su cuerpo.

- Aquí el problema no son mis cupos. El problema es tu confusión y lo que generaste ¿por qué suponías que mi servicio era ese? - Freen parpadeó y salió de su transe, las curvas rubias y bien pulidas de Becky ocupaban su atención, incluso de manera inconsciente-

- ¿Y qué querías que pensara? Este servicio- comenzó con una mueca confundida y dibujando unas comillas - siempre se lo dabas a chicas y tú eres...bueno eres algo liberal con tus sentimientos y... ¡y cualquier persona lo supondría! -

Bajo sus EncantosWhere stories live. Discover now