Capítulo 1

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El cielo es hermoso, con sus tonos dorados, su luz, su alegría y su gente. Es el lugar donde todos los problemas debían desaparecer, donde todos estarán juntos, felices y bien cuidados.


Pero Adam sabe que es mentira, porque hace tiempo no se ha sentido a gusto en esta ciudad dorada.
Y ha pecado, permitiendo que pensamientos intrusivos inunden su cabeza, que le susurren una y otra vez que las decisiones de su señor no han sido las correctas.


Y está seguro de que Dios lo sabe, que Adam ha estado perdiendo la fe en él.


Lute se remueve en el sofá donde se quedó dormida y Adam le dirige brevemente una mirada de reojo a la mujer, para luego encogerse de hombros.


El primer hombre bebe un sorbo de café en una taza fea que le regaló Lute hace un tiempo, le encanta la taza, tiene una decoración que la hace parecer quebrada y para nada un tipo de diseño que se vería en el cielo, lo hizo ella, con esa mente creativa, oscura y caótica suya.


Y Lute le recuerda a cosas oscuras, a una mente inocente que cometió un error, a alguien que dejó atrás y no ha podido encontrar.


A un hijo que posiblemente no engendró pero era suyo, aquel que levantó una piedra y la usó para acabar con su hermano en un arranque de celos cuando el rechazo y el resentimiento se volvieron tan fuertes que no supo qué hacer con sus propias emociones.


Aquel que lloró arrodillado, con las manos temblorosas y llenas de sangre, que había cometido asesinato sin saberlo, que pensó que su hermano se levantaría luego de un rato.


El primer asesinato cometido.


Caín y Abel.


Y Adam a veces tiene que apretar los dientes cuando ve a Abel, sano y despreocupado, disfrutando de los beneficios otorgados en el cielo.
Ama a Abel, así como amó a sus otros hijos, pero Caín fue su primogénito, su primer hijo, aquel con quien descubrió un amor mucho más fuerte que el que sentía por Eva, e incluso por el propio Dios.


Duele de una forma inexplicable, como tener un alambre de púas apretado alrededor del cuello cuando intenta hablar de esto, no con Eva, no con Abel, con Lute, solo ella que es la única que ha podido meterse debajo de su piel.


Y cuando ocurrió el incidente, perdieron sus dos hijos, Abel le pertenecía a la tierra y a Dios... Caín deambularía solo por el resto de su vida, lejos de ellos, a lugares donde Adam no podía seguirlo.


En el cielo está su esposa, y casi todos sus hijos, es ese casi el que lo vuelve loco, lo enrabia y le hace querer ir detrás del creador mismo para exigir respuestas.


Porque la condena se cumplió hace mucho tiempo y Caín murió hace miles de años, pero no hay rastro de él, no en el cielo y tampoco ha tenido suerte buscándolo en el infierno, es como si se hubiese desvanecido y Adam no puede dormir tranquilo con esa revelación, con miedo de que nunca vuelva a verlo.


Su primogénito, su niño, su bebé.


—Mi mayor error...


Dice Adam, y él siempre ha dicho que no ha cometido ninguno, sin embargo son mentiras. Su error más grande fue no asegurarle a Caín que era amado en igual medida que su hermano, que sus sacrificios valían, incluso si el señor no parecía estar de acuerdo.


Y Caín se fue sin despedirse de nadie, dejándolos con un cuerpo que enterrar y solo recuerdos de su rostro, de su voz, de su risa... Adam aún puede escucharlo todo claramente, como si estuviese grabado en su memoria, en su corazón, en su propio espíritu.


Culpa al señor, que cruelmente lo alejo de su lado, porque Dios podría haberlos echado del jardín del Edén cuando se equivocaron escuchando a Satanás y comiendo de la fruta, expulsándolos de su presencia como castigo... Pero no tenía que hacer lo mismo con Caín, Adam incluso son su horroroso acto, lo habría aceptado de vuelta, aun cuando se sentía furioso, afligido, desconsolado y con el corazón roto, Adam nunca lo habría echado de su lado.


Caín fue condenado vagar fuera de la tierra que Dios les otorgó.


Se culpa a sí mismo y a Eva, a Lucifer que huyó con su primera esposa y luego volvió para darle otro golpe al darle la manzana a Eva.


Lo que comenzó todo esto, lo que les hizo tomar decisiones tontas que tarde se dio cuenta era el señor mostrándoles que no podían vivir sin él.


Que el acto de Caín que podría haber sido evitado por Dios, era para mostrarles que los humanos no podían gobernar sobre si mismos sin equivocarse y cometer pecados, que lo necesitaban a él para guiarlos.


Cuando Caín mató a Abel, buscaron consuelo en Dios y si esto era su plan... Si fue solo para probar su punto, Adam no podía confiar en él.


Lo que le hacía sentir pequeño y estúpido, solo un títere de la creación misma, de un ser superior que vio en él el inicio de una civilización que se descarrió con el paso del tiempo, su descendencia degenerándose cada vez más entre el bien y el mal, hasta el punto de que Adam ya no se molesta en pensar en ellos como parte de él.


Y Caín, Caín, Caín... No vuelve por mucho que Adam le pida a Dios en sus oraciones, ni siquiera las veces en las cuales Abel se ha unido a él para pedir piedad por su hermano, por su alma, por aquel que Abel tampoco ha dejado de querer incluso cuando fue asesinado por él.



Así de fuerte es el amor.


Aun cuando duele, no puedes dejar de aferrarte a él, de dejarlo vivir en tu interior, de esperar un cambio que no llega, de mantener la esperanza de que quizás, algún día puedas volver a ver un rostro familiar en medio de la multitud, de que puedas volver a tenerlo en tus brazos como hiciste cuando era solo un bebé, todo pequeño, rojo y arrugado.


No importa el paso del tiempo, puede desligarse de aquellos descendientes que no llegó a conocer en vida, no ver nada más que sus pecados... Pero Caín seguía siendo suyo, incluso cuando Eva decidió olvidarlo.


Porque Eva lo hace por culpa, porque la manzana no fue la única tentación que le ofreció Lucifer.


Y es un chisme, un rumor, que Caín no era suyo.


Pero Adam sabe que son estúpidos, porque él fue quien calmó su llanto en las largas noches, lo nombró, lo llevaba en sus brazos para mostrarle el mundo a esos ojos grandes e inocentes, le enseñó a caminar, lo llevaba de la mano a explorar sus tierras, lo hacía reír alrededor de la fogata con mostrándole las figuras que podía hacer con sus manos en la pared de su hogar, le enseñó a sembrar la tierra, a cosechar, le enseñó la palabra del señor y a ser un buen hombre.


Caín es suyo, incluso si quizás exista la posibilidad de que no lleve su sangre.


Podría haber fallado un poco, Adam se mira a sí mismo y sabe que él no es un buen hombre, solo uno mimado al ser el primer hombre, la creación preciada del señor.


Adam mira el papel frente a él, tomando el último sorbo de su café y se toca el pecho, donde Caín cuando era un niño solía apoyar su cabeza para dormir sus siestas bajo los rayos del cálido sol.


''Embajada celestial en el infierno''


Una simple fachada para lo que realmente iba a hacer, y por ello debía bajar con todos esos locos al infierno.


Tenía una búsqueda que hacer y necesitaba la ayuda de un viejo enemigo.



.-.-.-.

*Existe la posibilidad de que sea hijo de Lucifer, así como también de que no lo sea, en los que Adam respecta, él crió a Caín, por ende es su hijo y no de Lucifer. (Me basé en algunas cosas que leí, que dicen que Caín es hijo de Lucifer y no de Adam)

Nos vemos en el siguiente capítulo. 

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⏰ Last updated: Feb 04 ⏰

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Caín || Lucifer x AdamWhere stories live. Discover now