Capítulo 17

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-Un par de días después la estadía en la casa de la montaña había finalizado y todos los componentes del grupo volvieron a sus casas, a pesar de que aún les quedaba más de una semana de vacaciones, menos a Nicolás que debía seguir trabajando a la vuelta. En esos dos días todo siguió normal, no pasó nada que les arruinara su diversión: rieron, comieron, y sobre todo bebieron mucho alcohol, la mejor manera que conocían de celebrar sus días de vacaciones. Sin embargo, en esos días Malvina estuvo pensando en lo que le había dicho Alex aquella noche sobre Cielo y Nicolás, pero no quería preguntarles sobre ese tema porque en el caso de que fuera verdad no quería que hubiera ninguna pelea en aquel momento, además de que seguramente se lo negarían. Se estuvo fijando en el comportamiento del uno con el otro y era cierto que a veces no se llevaban tan mal como unos meses atrás, pero no veía que hubiera nada más que el comienzo de una posible amistad. Aunque si actuaban de otra forma cuando no estaba ella y había algo más que una amistad entre ellos, Malvina tenía muy claro que no iba a parar hasta averiguarlo. –

Berta: Hijo, no se usa el celular en la mesa, te lo dije mil veces, estamos desayunando

Nico: (sigue escribiendo en el móvil mientras sonríe)

Berta: ¡Nicolás! (da un golpecito en la mesa)

Nico: ¡¿Qué?!

Berta: (lo mira)

Nico: Sí, perdón, estaba en otra (deja el teléfono sobre la mesa)

Berta: Estabas en lo que te provocó esa sonrisita, o en quien te la provocó, mejor dicho

Nico: Nada que ver, estás diciendo cualquiera, ¿ya uno no puede sonreír tranquilo sin que sea por una chica?

Berta: Teneme un poquito de confianza, aunque sea. ¿Volviste con...? ¿Cómo se llamaba? ¿Malvina?

Nico: No rompas más con el tema, ma, no te voy a contar nada

Berta: Entonces es que hay algo que contar, estás con alguien

Nico: Si tenés ganas de chusmear no soy la persona adecuada, lo sabés. Ahora me tengo que ir, porque estoy llegando tarde al laburo (se bebe el último sorbo de café y se levanta)

Berta: Llegás tarde porque estabas re concentrado hablando con esa persona misteriosa en el celular y ni te fijarías en la hora

Nico: No vas a parar, ¿verdad?

Berta: No, y en algún momento me la tendrás que presentar

Nico: O no, quizás no quiero presentarle a la chismosa de mi mamá

Berta: Ya veo cómo me quiere mi hijo

Nico: Chau (le da un beso en la mejilla y agarra sus llaves)

-Nicolás se fue para la tienda y su madre se quedó terminando de desayunar sola porque ella entraba un poco más tarde a su trabajo. En los cuatro meses que llevaban viviendo en Buenos Aires su relación madre e hijo había mejorado bastante, sobre todo por parte de Nico, ya que antes peleaban a cada rato o, mejor dicho, él se enfadaba por cualquier cosa. Así que sea quien fuera que estaba haciendo sonreír a su hijo le estaba agradecida por ayudarle a que cambiara.

En la casa de al lado, por otra parte, estaban Cielo y su madre. Cielo seguía de vacaciones, pero, aunque no tenía que estudiar, sí que debía hacer ahora las tareas del hogar, de lo que no le quedaban ganas, sobre todo porque tenía otras cosas que hacer que ella consideraba más importantes. –

Alba: Cielo, recogé el cuarto, dale, no te lo pienso repetir más eh (señalándola con el dedo)

Cielo: Ya voy, bancá unos minutos, que estoy...

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