Su celular comenzó a sonar sobre su escritorio pero estaba tan concentradan su trabajo que simplemente contestó sin fijarse en quién era.

—Buenas tardes —dijo a modo de saludo.

—Buenas tardes, señora Im, habla con Byun Baekhyun.

—Señor, dígame en qué puedo ayudarle —dijo prestándole atención completamente y dejando el bolígrafo que tenía en la otra mano.

—Me han llegado los análisis de ADN esta mañana y no estoy seguro de si quiere estar cuando los abra —dijo el hombre calmado.

Nayeon sintió como su corazón se aceleraba y su garganta comenzaba a secarse, estaba más que nerviosa si debía confesarlo, su corazón ya quería a la pequeña como si fuera suya y aunque sólo habían pasado un par de días ya no veía la posibilidad de despegarse de ella.

—¿No puede hacerlo ahora mismo?

—Claro —respondió el hombre.

Nayeon escuchó el sonido de un papel rasgándose, sus manos sudaban y su corazón golpeaba fuertemente contra su pecho, sintió que esos segundos de espera eran como miles de horas, ansiaba con todo su corazón que Jinsol fuera su hija pero no ser el caso iba a quedarse con ella de igual manera.

—Señora Nayeon, debo informarle que la prueba de ADN tiene un resultado del… —Nayeon respiro profundo y sus labios se entreabrieron ligeramente— Noventa y nueve punto nueve por ciento positivo de compatibilidad con usted, felicitaciones —Nayeon sintió temblar su pulso estuvo a casi nada de soltar su teléfono.

—Oh Dios —Llevó su mano libre y cubrió su boca para luego romper en llanto— Es… es mi hija.

—Déjeme felicitarla una vez más, señora, y me pondré en contacto con sus abogados para poder dar marcha a todos los papeleos, tenga buena tarde.

Nayeon seguía en shock, las lágrimas corrían por sus mejillas sin poder articular una sola palabra, Jinsol era su hija, ya no había duda alguna y su corazón no podía más de la felicidad.

La pelinegra se paró de golpe de su silla y salió de su oficina corriendo como si la estuvieran persiguiendo mil demonios.

—¡Señorita Im! —gritó su secretaria pero ya era tarde, las puertas del ascensor ya se estaban cerrando. Bajó dos pisos hasta donde se encontraban las oficinas de contabilidad y buscó rápidamente a su amiga.

—¡Momo! —gritó apenas la divisó hablando con alguien más, la morena se giró y se preocupó al ver el estado de Nayeon

—¿Todo anda bien, Nayeon, sucede algo?

—Es mi hija —Fue todo lo que pudo decir— Es mía.

Momo la abrazó fuertemente y Nayeon se sujetó con fuerza a ella llorando con una mezcla de felicidad y nostalgia que no podía explicar, vio como varios empleados la comenzaron a ver curiosidad pero luego rápidamente volvieron a lo suyo.

—Esto es increíble —dijo Momo emocionada— Te dije que era igual a ti, no había duda alguna.

Nayeon comenzó a reír pasando del llanto a la alegría, no sabía cómo manejar sus emociones en ese momento, pero estaba segura que ser mamá de Jinsol era lo mejor que le había pasado desde hace mucho.

—No… no sé qué hacer —dijo Nayeon sincera.

—Todo con calma, Nayeon, no puedes soltar aquella noticia como si nada.

—Pero ¿Cómo lo hago?

—Vas a necesitar ayuda profesional, no es fácil de asimilar que tienes una nueva madre y mucho menos acabarla de conocer como alguna amiga más de tu madre sin contar la edad que tiene.

No me rendiré || 2YeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora