CAPITULO 4

242 62 5
                                    

Jungkook

Mayo de 2004 – Dieciséis años

La temperatura había alcanzado los treinta grados centígrados por cuarto día consecutivo. Seokjin y yo estábamos haciendo lo que siempre hacíamos cuando el clima se ponía insoportablemente caluroso.

Habíamos comprado una tonelada de paletas heladas en la tienda de la esquina antes de ir en bicicleta al bosque.

Ahora estábamos tumbados contra los troncos, comiéndonos la pila de golosinas que se derretía rápidamente. Arctic Monkeys sonaba a todo volumen en mi altavoz de batería, conectado a mi reproductor de CD portátil, mientras Seokjin cantaba sin melodía.

Como dije, era como cualquier otro día. Pero también era completamente diferente.

Diferente porque Seokjin había decidido que hacía demasiado calor para llevar camisa. Diferente porque no podía dejar de mirarlo.

Diferente porque ya no podía ignorar el hecho de que yo era diferente. Que los sueños que estaba teniendo sobre Seokjin no eran los que debería tener sobre un amigo. Que la forma en que él miraba a las chicas era la misma en la que yo lo miraba a él.

Me había dado cuenta hacía un tiempo de que no eran las chicas las que captaban mi interés. No lo había compartido con nadie todavía, ni siquiera con Seokjin. Sabía que él no tendría ningún problema con eso... ni tampoco mamá o papá.

¿Pero el resto de la urbanización y los chicos del colegio de lujo? Sí, preferiría no darles más municiones.

Sin embargo, en los últimos meses, esa atracción había pasado de hacia todos los hombres a Seokjin.

Joder, cómo había tratado de ignorarlo. Recaba por la noche para que desapareciera. Esperaba despertarme y pensar en él como nada más que mi amigo.

Pero, sentado en ese bosque en ese caluroso día de verano, me di cuenta de que era inútil.

Intenté mantener mi atención en cualquier cosa que no fuera Seokjin y cómo se veía comiendo esa paleta helada. Él era mi mejor amigo. La persona que más me importaba en el mundo. Desde el día en que descubrí que el idiota de su padre se estaba desquitando con él, Seokjin había pasado más tiempo en mi casa que en la suya.

No debería mirar su pecho y preguntarme cuándo se había llenado tanto. No debería estar mirando sus labios y pensando si sabrían tan dulces como parecían.

Aspiró un poco de hielo y sus ojos se pusieron en blanco. Me moví contra el tronco, el pánico me llenó. Sí. Definitivamente no debería estar pensando en eso. No con Seokjin.

—¿Qué pasa contigo?

—Nada. —Agaché la cabeza, tratando de recomponerme. Tal vez era hora de encontrar un novio... o al menos alguien con quien probar cosas. Seokjin ya había

tenido varias novias, pero yo ni siquiera conocía a ninguna que estuviese fuera del armario. ¿Por dónde debería empezar a buscar?

Archivando eso en 'Problemas para el futuro Jungkook', le sonreí a Seokjin.

—¿Quieres tocar más tarde?

Seokjin se iluminó, tal como sabía que lo haría. Ambos habíamos optado por GCSE Music. Parte de eso significaba que recibías lecciones de música gratuitas sobre un instrumento de tu elección. Yo opté por la guitarra, mientras que Seokjin eligió el bajo eléctrico. Siempre nos ha encantado la música, pero ¿llegar a tocar los instrumentos? Había generado una nueva obsesión en ambos. Mis padres incluso nos habían comprado instrumentos a ambos para que pudiéramos tocar en casa.

No es que Seokjin lo supiera... pensó que era un repuesto que papá tenía en el desván. Pero sabían tan bien como yo que su padre no podía permitirse el lujo de conseguirle uno. Incluso si pudiera, todos sabíamos que no lo haría.

Seokjin terminó lo último de su paleta helada y se puso de pie de un salto.

—¡Carrera hasta casa!

El cabrón estaba en su bicicleta y atravesando el bosque antes de que yo me pusiera de pie. Agarrando nuestros envoltorios vacíos, los metí en mi mochila junto con mi reproductor de CD y mi altavoz. Luego salté a mi propia bicicleta y disparé tras él.

Con suerte, superaría este enamoramiento. Entonces Seokjin volvería a ser mi mejor amigo.

Y todo podría volver a la normalidad.

MEJORES AMIGOS, ALMAS GEMELASWhere stories live. Discover now