—Ya he dicho que fue un error de mi parte, Odelia. ¿Me concederías siquiera una noche para ser un ser humano capaz de cometer errores, por favor?

Ella suspiró cuando se detuvo en la puerta del baño y Eli rodó los ojos, arrepintiéndose de sus propias palabras y se dejó caer hacia atrás sobre el colchón, ocultándose en ambas manos.

—Lo siento...Tal parece no estoy de humor esta noche.

Quería seguir molesta con él, recordándole una y otra vez del error que había cometido esa noche, para que pudiera seguir retorciéndose en la culpa por haber lastimado a Peter, pero al mismo tiempo, como esposa, no podía lastimarlo de esa forma, no cuando sabía que él necesitaba su consuelo, no su furia.

Cruzó el dormitorio para acercarse a la cama y cuando él se enderezó, se acomodó de pie entre sus piernas y dejó que descansara la cabeza contra su vientre.

—Perdón —susurró y Eli alzó la cabeza, apoyando el mentón contra ella y frunció el ceño.

—¿Por qué?

—Por poner tanta presión sobre ti y ser tan dura —. Le acarició el cabello y él cerró los ojos para disfrutarlo—. Siempre has sido el más fuerte de los dos, tanto que a veces olvido que también tienes tus debilidades...

—Debo ser el más fuerte de los dos, por eso lo de esta noche ha sido inaceptable de mi parte.

—Lo fue en cierta forma, pero...También entiendo lo mucho que el apellido de tu padre significa para ti y como podría afectarte que Peter deseara cambiarlo.

Se sentía ofendido, así era como le afectaba, porque después de todo lo que sus padres habían hecho por la familia, no le sabía bien que su hijo quisiera renunciar al apellido. Se sentía como una forma de traición, incluso aunque era consciente de que eso no era lo que Peter pretendía.

—Quiere irse a Londres —señaló y recostó su mejilla contra el pecho de Odelia—. ¿No te enfurece eso? Tú eras quien no quería que se fuera muy lejos.

—Y no me gusta su idea, pero... ¿Qué podemos hacer? Le dijimos que ya tenía edad para empezar a tomar sus propias decisiones y eso ha hecho, aunque no nos gusten.

—Pero es que no lo entiendo —suspiró y se enderezó para mirarla—. Tiene todo lo que podría necesitar y más, hay gente que mataría por tener una pequeña parte de su vida y lo primero que hace...Lo primero que hace al alcanzar la edad, es tirarlo todo a la basura ¿y para qué?

—Quiere ser como tu padre y hacerte sentir orgulloso ¿Qué no lo conoces todavía? —. Ahuecó su rostro en ambas manos y trazó la forma de sus pómulos en lo que lo miraba a los ojos—. ¿Y debo recordarte que tu tenías ambiciones muy similares en tu juventud?

—Pero nunca lo hice.

—Porque no pudiste —le recordó con cierto reproche—. Asumiste tus responsabilidades como padre y marido y dejaste tus sueños a un lado y sé, aunque no lo digas, que eso todavía pesa en tu corazón...

—No lo hace —se apresuró en negar y le acarició la cintura, trazando la forma de sus curvas que se moldeaban debajo de la camisola—. Tuve mis ambiciones de joven, pero...Fuero solo una etapa, un simple capricho de la edad, lo que tengo ahora contigo es la única ambición más grande de mi vida y la que me llena de felicidad cada día.

Odelia sonrió y se inclinó hacia su boca, para unir sus labios en un dulce beso y lo sujetó con fuerza, envolviendo su cuello en sus brazos y pegándose a él como si pretendiera fusionarse.

—Siempre tienes las palabras más dulces y románticas para conquistarme, pero te conozco, mi cielo, podrás ser feliz en nuestro hogar y nuestra familia, pero una cosa no anula a la otra. Tuviste tus sueños y ambiciones, te privaste de alcanzarlos para cuidar de nosotros y ahora tienes la oportunidad de que Peter lo consiga por ambos, por ti y por él mismo.

Vidas Cruzadas El ciclo. #4 EN DESARROLLO +18. BORRADORWhere stories live. Discover now