Terror submarino

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Los pescadores del barco atacado por un ser acuático, que poseía una cola masiva, advertían sobre el monstruo, describiéndolo como aterrador, gigante, furioso, y que iba a destruir todo Japón. Los demás los creían locos, o que el susto les altero la percepción, Mutaro mientras tanto, reconoció a la criatura como aquella bestia, que acabo con la vida de Kimato, y que probablemente, haya hundido más embarcaciones con anterioridad, tantos desastres relacionados a los mares no eran coincidencia.

Volvió a su carro respirando hondo, con el terror de que ese monstruo sea verdaderamente lo dicho por los desafortunados hombres, algo furioso, con ira, y deseos de acabar con la nación. Pero pensó, que clase de bestia era, puede nadar, puede caminar, fue tan fuerte para destruir la estación de radio, y rugía o, mejor dicho, cantaba como una ballena. Era algo nunca visto, quizá una hidra, una gárgola, un demonio.

Prendió la vieja máquina, y esta comenzó a echar humo, avanzo un poco, pero de repente, freno en seco, sin dar para más. Saco e introdujo nuevamente la llave, esperando a que funcionara, pero solo echaba carbón y ceniza, tras varios años de uso sin reparo, finalmente habría dejado de servir, y ahora Mutaro no tenía forma de continuar su viaje, y solo le quedaba volver a aquella Yokohama donde el monstruo podría atacar de pronto. Agarro sus cosas, y las saco del vehículo, con la cabeza adolorida de tanto pensar, como es que la criatura pudo haberse mantenido tanto oculta, siendo solo su cola de esa magnitud, que proporciones alcanzaría el cuerpo completo.

Caminando en la calle, con varias cajas y bolsos a sus espaldas, sabía que no podría ir así todo el camino, por lo que fue a una cabina de teléfono, pago, esperando unos 2 o 3 minutos para ser contestado, y se contactó con un taxista local, que vio en un folleto pegado a una de las paredes.

Al finalizar la llamada, este salió, y camino lentamente en dirección de una banca de autobús, sentándose y leyendo un poco, mientras la luz de la luna iluminaba sus zapatos, y el pasaba de página a página el periódico, buscando algo interesante por hacer, para olvidar al monstruo.

Llego el taxi, en un moderno pero anticuado coche, con una coloración azul oscura, y uno que otro raspón en las esquinas. Mutaro abrió una puerta trasera, y se sentó en el interior, cerrando los ojos y respirando suave, aun sin poder borrar de su mente aquel grito de desesperación de Kimato, interrumpido por tan espantoso canto, y un sonido de cierra, triturando algo, mientras la alta estación de radio se derrumbaba, golpeando sus tablones con el suelo. Recordaba también a los nobles pescadores, atacados por un apéndice masivo del ser marino, ni ballena, ni tiburón, solo, monstruo.

De camino a Yokohama, mientras pasaban por una pradera, y el carro daba pequeños saltos por las rocas, con un cielo oscuro y nublado, con pocas estrellas a la vista. El taxista quiso dar algo de charla, hablándole de temas recientes.

-Y bueno, ¿Viste las noticias? -

-Si...-

-¿Pasa algo? ¿Tenías familia ahí? -

-No, pero, siento algo, como que podría ocurrir en más lugares, tantos desastres en el mar, los barcos hundidos, ¿no le parece extraño? -

-A menudo, suelen ocurrir estas cosas, a veces más que otras-

-Pero, yo lo vi, vi a la criatura-

-¿De qué criatura está hablando? -

-Es extraña, muy grande, tiene una cola como de ballena, puede nadar, caminar-

-Señor, ¿De donde esta sacando todo eso?-

-¿No se ha dado cuenta? Tsunamis, embarcaciones perdidas, el fallecimiento de Kimato, yo escuche en esa radio, su grito, estaba asustado, desesperado, lo ultimo que dijo, fueron llantos de sufrimiento, y esa criatura hizo su canto, su rugido, esa cosa no es una ballena, es algo mas, muy parecido-

-Oiga, estamos hablando de algo serio-

-¿Cree que estoy jugando? Vi, yo y muchas, muchas personas mas como una cola de por lo menos unos, 30, 40 metros de largo, destruía un barco pesquero, y los tripulantes de el, estaban espantados, ellos vieron a la criatura-

El conductor estaba por responder, pensando que Mutaro inventaba historias, o que era un loco, pero algo sucedió, un terremoto que partió la tierra, rompiendo una de las ruedas del coche, obligándolo a frenar, al tiempo que el taxista abría la puerta, saliendo y cerrando, para luego quedar mirando el suelo, y como este se quebrantaba.

-Demonios ¡Señor, corra! -Alerto, por lo que Mutaro salió también, y comenzó a correr en contra de las grietas.

Pisaba rápidamente, huyendo del derrumbe, seguido del conductor, intentando ambos sobrevivir, pero por la desesperación, el chofer tropezaría, ensuciándose todo el traje, y volteando a sus espaldas, observando como un apéndice gigante, destruía los suelos, golpeandolo de forma salvaje, lo que lo hizo ascender varios cientos de metros, con los huesos rotos por el impacto.

Escuchando el grito de dolor, Mutaro giraria paralizado, y entre el humo y tierra, veía como un ser, tiránico, con una cola sumamente larga, y una sonrisa escalofriante acompañada de un par de ojos incandescentes y perdidos, se levantaba del subsuelo, mirando al cielo y rugiendo, emitiendo aquel canto de ballena monstruoso, para luego, observar a Mutaro, caminando hacia el, y persiguiendolo.

Pero sin tener que tan solo tocarlo, de lo que parecían ser las agallas de la bestia, empezó a dispararse un material gaseoso, blanco y opaco, que inundó en segundos toda el área, y al tocar este aire, la piel de Mutaro estaba quemándose, brotando con mutaciones, y matandolo, viendo como el monstruo del mar era real, nunca se equivoco, y ahí estaba el problema, nunca se equivoco.

GODZILLA kaku-ju (GODZILLA bestia nuclear)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon