Entiéndete a ti mismo

Magsimula sa umpisa
                                    

Ambos salieron de la torre sin mayores dificultades luego de eso y se fueron a dormir sin hablar de la expedición con nadie del grupo. Fuuka por desgracia, tenía que informar de esto a Mitsuru, ya que pese a que era Makoto quien ostentaba el puesto de líder, tanto la residencia como todo el equipamiento del grupo corrían a cargo de la familia de su superiora y traicionarla era algo impensable para alguien con una personalidad tan dócil como la de Fuuka.

A la mañana siguiente, día domingo, apenas Makoto salió de su recámara con su ropa de verano fue recibido por Sanada, el joven peliblanco esperaba delante de su recamara vistiendo unos shorts y una camiseta ajustados a su cuerpo. El peliazul miró a la izquierda y luego a la derecha, para después volver a mirar a su superior.

- ¿Me dejas pasar...?

- Deja tus auriculares en casa, hoy irás a entrenar conmigo, ¿está claro? -Akihiko lo miraba con entusiasmo, como siempre, hacía las cosas lleno de energía y vigor, pero esto no se contagiaba al muchacho, quien con fastidio se quitó el aparato de los hombros y lo arrojó a su cama.

- ¿Es necesario...? Yo no soy del club de boxeo.

- Si, es muy necesario, si no quieres hablar con nadie, el ejercicio puede ayudarte a sacar todo lo que llevas dentro. Ahora sígueme, toca correr hasta el gimnasio -Tras decir esas palabras, el peliblanco salió corriendo a toda marcha por los pasillos de la residencia, siendo seguido perezosamente por el joven Yuki.

"Que molestia..." Y aunque pensaba que los métodos de su superior eran una estupidez, sabía que preocuparía a sus compañeros si establece aún más distancia con ellos, por lo que, en contra de sus deseos, comenzó a trotar a un ritmo suficiente para mantener la vista sobre el mayor, así hasta que ambos llegaron a un gimnasio de boxeo.

Al entrar, el lugar estaba totalmente vacío, tan solo un cuadrilátero, unos costales de arena y unas repisas con guantes y demás equipo para la protección de los atletas. De inmediato Akihiko fue hacia estas repisas para tomar de una caja de plástico un objeto envuelto en una bolsa y arrojándolo hacia su protegido, quien lo atrapó sin mayor dificultad.

- Un protector bucal, póntelo o podrías perder un diente -Explicó antes de colocarse el suyo dentro de la boca, para entonces comenzar a colocarse los guantes.

- ¿No íbamos a ejercitarnos solamente? -Replicó el menor con una expresión de descontento por esta seguidilla de sorpresas, cada una más inconveniente que la anterior para alguien que solo quería bajar por el desayuno y luego volver a su cuarto para encerrarse a jugar en la computadora por el resto del día.

Akihiko no respondió, al terminar de colocarse los guantes corrió hacia el cuadrilátero y se sujetó a la cuerda superior para saltar por encima de ella, saltando por el los escasos metros cuadrados del ring, golpeando al aire con intensidad y rapidez. Makoto entonces supo exactamente lo que quería su superior; suspiró y se colocó el protector bucal junto con el par de guantes más grandes que encontró, y subió al cuadrilátero pasando su cabeza por debajo de la cuerda inferior.

El mayor sonrió al ver que aceptaba su reto, así que fue hasta la orilla del ring para alcanzar con su puño un botón que había sobre una mesa, que hizo sonar una campana configurada para sonar nuevamente tres minutos luego de ser presionada, exactamente la duración de un round de boxeo profesional.

"No es muy apropiado el pensar esto como tu superior..." Decía Sanada mientras se acercaba lentamente hacia el peliazul, con la guardia levantada y balanceando su cuerpo sobre las puntas de sus pies "Pero la verdad es que siempre he tenido ganas de medir fuerzas contigo, líder."

Extendió su mano izquierda hacia Makoto, sin apenas peso detrás de su golpe, algo más semejante a un saludo que impactó sobre la nariz del menor, quien abrió los ojos sorprendido, como si no se esperara que realmente quisieran pelear con él.

La novia de mi mejor amigoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon