"Toma cuatro" dice y ríe bajo al ver mi cara, Sí, tal vez esté dejando que gane, un poco.

"¿Quieres contarme cómo te sentiste hoy?" Trato de hacer que hable mientras tomo lentamente las nuevas cuatro cartas que me he ganado.

"Bien"— río en mi cabeza, esa era exactamente la única respuesta que salía de mí en mi adolescencia cuando mi mamá preguntaba por cómo me había ido en la escuela.

"¿Bien bien o bien, no tan bien?" Repregunto colocando un 2 azul en la pila de cartas.

"Bien bien..." indica soltando otra carta.

"Ohm" Mi respuesta la hace dudar.

"Bueno..." suspira tocando sus dedos con impaciencia "no tan bien, pero estuvo bien"

"¿Te gustaría decirme qué fue lo que pasó?", pregunto dejándola tomar una u otra opción.

"La verdad no" susurra viendo fijamente sus cartas.

"Está bien, cariño" suelto volviendo a colocar otra carta.

Mientras continuamos jugando le hablé acerca de mi día, bastante aburrido, pero, aun así, ayudaba a mantener un tema de conversación en la mesa. Al pasar las últimas cartas noto como se distrae con más frecuencia, su atención no está en la segunda ronda del juego, lo que me hace inquirir que es efecto del cansancio.

"Dalia" llamó al verla tomar más tiempo entre cada parpadeo, sus ojos se abren dirigiéndose hacia mí, aguardando instrucciones. "¿Te gustaría acompañarme al baño mientras me afeito?", pregunto con calma. Leo sus facciones, cambiar, confusión.

"Tengo que asegurarme que lo tomes todo" Miento a medias antes de obtener una respuesta negativa de su parte. Tengo que mantenerla despierta un poco más, temiéndome que al continuar con el juego ella caiga dormida, lo único que se me ocurre es llevarla conmigo a algún lugar para hacerla cambiar de posición y tratar de espabilar un poco. Dalia asiente sin poner negativa, lo cual agradezco profundamente, aún no sé cómo lidiar en los momentos donde presente resistencia a algún pedido. Obligo a mi mente a concentrarse.

Dalia está de pie con el poco líquido que queda en su vaso, esperando indicaciones. "Ven, bonita" indico extendiendo mi mano, ella duda unos segundos, pero al poco tiempo siento cómo coloca su mano sobre la mía, asiento sonriendo mientras la dirijo al baño del cuarto principal.

(...)

"¿Qué ocurre, bonita?" Pregunto espontáneamente. No obtengo respuesta alguna, sin embargo, no me rindo. Tal vez tenga que presionar un poco más para lograr que se exprese. "¿Qué te llama la atención?" Pregunto nuevamente. Me mantengo viéndola por el reflejo del espejo mientras espero respuesta de su parte. Finjo ocuparme mientras mojo la hojilla en el agua.

"Tu piel" suelta. Un leve sonido de afirmación sale de mi garganta, esperando no sonar amenazante.

"Yo tengo de esas" suelta Dalia, su voz se mantiene tenue, sus ojos me hacen ver un mundo de posibilidades.

"¿Qué cosa, bonita?" La miro levemente.

Por un momento duda en hablar, pero al final suelta las palabras que me veía venir "Cicatrices"

"¿En serio?" Trato de sonar sorprendido, pero no tanto, no me gustaría que tomase mi expresión de una forma errada. Agitando la lata de espuma, extraigo una cantidad considerable. Había descubierto la clave para hacer que hablase, no verla a la cara. Mi madre estaría retándome en este momento, si viera "la falta de educación" que estaba cometiendo. Sin embargo, esta era una situación que lo ameritaba, más adelante practicamos eso de ver a la cara mientras se habla, por ahora, con esto me conformaba.

Amarte, Dalia.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant