douze

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LA PAZ QUE SENTÍA AL NO TENER ALREDEDOR A ALGUIEN opinando de las acciones de los demás, quejandose de malas compras, acomplejando cuerpos ajenos y manipulando gente; no tenía precio

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LA PAZ QUE SENTÍA AL NO TENER ALREDEDOR A ALGUIEN opinando de las acciones de los demás, quejandose de malas compras, acomplejando cuerpos ajenos y manipulando gente; no tenía precio.

Lucre festejó esa noche como si hubiera ganado el premio mayor, y ahora estaba disfrutando de la primer semana sin Isabel preparando otro budín para sus compañeros.

Mientras esperaba a que su preparación se eleve en el horno, no pudo evitar dirigir su atención a la bermuda gris que llevaba puesta Rosina mientas la saludaba.

- Me encanta cuando cocinas algo, hace mucho no lo hacías -la sonrisa de la uruguaya ya empezaba a molestarle.

Había estado toda la semana pegada a Nicolás y Martín, de la mano, durmiendo, haciéndole tratamientos faciales. Le molestaba, y podría ser injusto porque ninguno era de su propiedad, pero tenía derecho a sentirse como lo hacía. Lucre era empatica pero su primera regla era ella.

- Sí, hace mucho -carraspeó antes de seguir- Rosi, ¿y esa bermuda?

- ¿Te gusta? Es tremenda -se bajó del mesón para dar unas vueltitas.

- Sí, ¿pero es tuya?

Casi podía sentir cómo ella estaba más caliente que el budín cuando vio cómo se le ensanchaba la sonrisa a la chica mientras respondía:- Es del chino.

Las cámaras estaban atentas a la situación en la cocina, y fue cuando vio una dirigirse hacia ella que recordó lo que estaba haciendo previo al disgusto con Rosina.
Cuando sacó su postre, y suspiró al ver que no lo quemó. Dejó que la otra chica se fuera, y pensó que en venganza no le convidaría.

- Luchi de mi corazón -la vio venir desde el pasillo de las habitaciones- Vamos a comer, ¿Lo viste a Nico?

- Con Martín en el baño -se acercó fregandose los ojos al mesón, no hace mucho había despertado de la siesta- ¿Hago teres y al patio?

- No -miró hacia a través de las ventanas. Ya después de estas cuatro semanas experimentando en la casa, prefería no juntarse con algunos. Justamente los que estaban allí fuera.

Lucia asintió mirando a Emmanuel fumando, ella también había tenido unos cruces- Bueno, al baño.

- ¿Eh? ¡No! -la salteña no le dio a responder que ya había agarrado la jarra, emprendiendo camino hacia allá. Lucrecia dejó la mitad del budín para los demás bajo un repasador, y llevó la otra mitad cortada en pedazos sobre un plato. Hacia un tiempo que no pasaba tiempo a solas con los dos chicos, Rosina siempre estaba en medio. Así que ahora estaba un poco nerviosa- Permiso...

Los dos varones estaban metidos en la bañera, y Lucia se había sentado en un banquito.

- ¿Qué pasa? -preguntó Martín cuando vio a la chica cerrar la puerta con prisa.

- ¿Se esconden? -agregó Nico.

- Sí -evitó la mirada del chino- De su amiguita. -Ellos se miraron buscando en el otro la respuesta, y a Lucia se le escapó jugo por la boca cuando quiso reírse. Hasta Lucre se sorprendía. Ésto no le había pasado nunca, y por ello no sabía bien qué era lo que hacía.
Era un sentimiento extraño para ella, y quizás hable de ello con el psicólogo- ¿Quieren budín?

ᏴᏞᎪᏟᏦᎠᎡᎬᏚᏚ | gran hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora