sept

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— PINTA LECHE CON CEREAL —LUCRE PREPARABA LAS COSAS con Lucia al lado.

Era bastante tarde, madrugada intuían, pero en la casa no había horario para picotear. Por lo que todos estaban comiendo pequeñas cositas reunidos en el comedor.

Lucia iba de un lado a otro a los saltos, alcanzandole las cosas a su amiga. Lucre estaba más calmada en relación al mediodía, que no aguantaba el roce de las ropas que le ardía la piel, y ni hablar de los pelos en el rostro.

Ya estaba maquinando su próxima broma, y su posible cómplice era Furia.

¿Quién más para ayudarla que alguien que da vuelta la casa cada vez que abre la boca? Quería acercarse más a Juliana, había quedado fascinada con ella después de la fiesta.

Respecto al ambiente en la casa, se había levantado una tormenta horrible que hasta tiró el árbol de navidad que decoraba el patio.

— ¡Esto pasó por mandarme al que me gritó hija de puta! ¡Y al que le gritó trola a Lucre! —con el comentario de Juliana, que como todos estaba pegada al vidrio mirando como todo caía, la mencionada se estalló de risa.

— ¡Team odiadas! —le gritó en respuesta.

Prepararon las tazas y corrieron juntas con Lucia hacia las habitaciones.

Obviamente no se iban a quedar en un lugar lleno de vidrios.

— Llega a volar algo para este lado y vamos a mascar vidrio —dijo Lucre mientras se atrincheraba entre las camas y los roperos.

— Qué rico amiga —respondió sarcásticamente la salteña.

Mientras todos se entretenían observando el mal tiempo, allí las dos chicas tuvieron un largo momento de silencio en el que se acompañaron emocionalmente. Lucre estaba tocada por el comentario del afuera, y tan avergonzada que no se podía relacionar con el resto.

¿Era eso lo que pensaba todo el público? ¿Que era una trola?

Le dolía, porque dentro de todo fue empatica. Respetó a las parejas de sus compañeros, lo que hicieran ellos acá adentro no estaba bajo su control.

Recordó entonces la charla que había tenido con Juliana después que se escucharon los gritos. La de cabello corto había sido la más verdadera dentro de esa casa, y le dijo: — Te van a defenestrar. No importa lo que hagas o lo que evites, le vas a caer mal a algunos y contra eso no podes hacer nada. Hace la tuya, se vive una vez. Hace con tu micrófono (lo que Lucrecia tomó como metáfora a su vida y sus palabras) lo que quieras. Allá ellos.

Y así lo haría. Si la tenían asi sin razones, ella se las daría.

— Me encanta Martín.

— ¿Eh? —a Lucia se le había ido la leche por la nariz al escucharla.

ᏴᏞᎪᏟᏦᎠᎡᎬᏚᏚ | gran hermanoWhere stories live. Discover now