Tenía una cita.

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Ubicación: Desconocida.

Hora: Desconocido.

Fecha: ¿... 1945?

Él despertó congelado, fuera de las cobijas que lo cubrían, la ropa caliente que vestía y el calor de la habitación. Tiritó, se abrazó a sí mismo y se aferró a las cobijas, tratando de ajustarlas más a su alrededor. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no tenía idea de en dónde estaba.

Se sentó lentamente: estaba en una habitación oscura sin ventanas. El cuarto era muy pequeño y no había muchas cosas en él. Steve descansaba en una suave, pero pequeña, cama; también había una mesita de noche con una lámpara. En el otro lado de la habitación había un clóset vacío y en la esquina una pequeña luz que le permitía ver un poco su alrededor.

Se quitó las cobijas de encima y puso los pies en el suelo, los cuales, a pesar de tener gruesos calcetines calientes, podían sentir el frío del metal.

Hubo un sonido mientras la larga puerta de metal se abría, acompañado de una luz que lo cegó un poco. Entonces alguien gritó:

-¡Oh! ¡Me asustaste!- jadeó la mujer –C... Capitán Rogers, no esperábamos que despertara tan pronto.- ella tenía un acento que le recordaba a Peggy, además de largo cabello castaño y bonitos ojos cafés.

-Siento haberla asustado- le dijo –Yo... No estoy seguro de dónde estoy. ¿Quién eres?

-Está bien... yo sólo... oh Dios. Creo que mejor llamaré al General Fury para que te explique, podría ser malo.

-¿General Fury? ¿Dónde estoy?

-Lo siento, si me dejara... sólo un momento...- la joven mujer sacó un extraño aparato de su bolsillo y apretó unos cuantos botones, después lo colocó en su oreja. ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? ¿Quién es ella? ¿Quién es el General Fury?

-¿Hola? Si, me pidió que le avisara si el Capitán Rogers despertaba... Por supuesto señor. Sector 4, cuarto 223... De acuerdo.- guardó el dispositivo en su bolsillo y sonrió –El General Fury estará aquí en un minuto. Ahora, no soy un doctor ni nada de eso, quiero decir lo soy, pero no médico, así que llamaré al Dr. Jacobs para que lo revisen. Ha pasado por mucho, Capitán.

-Pero, no entiendo- gruñó Steve -¿Qué está pasando? Yo me siento bien.

-Por favor Capitán, sólo espere aquí hasta que traiga al Dr. Jacobs. Creo que está por aquí junto al Agente Lukas, serán sólo unos minutos- abrió la puerta –Sólo... permanezca aquí- y se fue. La cabeza de Steve daba vueltas mientras miraba por la habitación vacía. ¿Qué es este lugar? ¿Dónde estoy? Trataba de recordar que había pasado antes de que se quedara dormido y los recuerdos estaban regresando lentamente hacia él mientras se ponía de pie. Estaba borroso, pero logró llegar a la puerta.

¡Él avión estaba cayendo! Lo recordaba ahora y el dolor vino como una carga pesada en su pecho. Oh Dios, Peggy. Abrió la puerta y se encontró en un vestíbulo muy ocupado. La gente caminaba y hablaba, todos muy apresurados. Él comenzaba a hacer lo mismo, pero no sabía a dónde estaba yendo. Dio vuelta a la derecha y empezó a buscar respuestas. ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Peggy? ¿Quiénes son estas personas?

Estaba comenzando a tener pánico y se sentía claustrofóbico a pesar de que las paredes eran altas y los pasillos abiertos. No había ventanas y se sintió enfermo. Empezó a correr muy rápido, casi chocando con las cosas y las personas. ¿Dónde estoy? ¡¿Quiénes son estas personas?!

Dio vuelta a la izquierda y después otra: entonces entró a una gran habitación que conectaba a muchos otros pasillos, con un gran escritorio al final. La gente entraba y salía. En el escritorio había una mujer atendiendo llamadas y preguntas de otros en frente de ella. En el muro, al otro lado del escritorio, había pintada una gran bandera estadounidense y abajo, más pequeño, un símbolo que Steve no reconoció.

Where my fathers died. (Donde mis padres murieron: Traducción)Where stories live. Discover now