¿Qué pasaría si Itadori descubriera que su novio Satoru Gojo le es infiel?
¿Sukuna, su mejor amigo de la infancia podría ayudarlo?
¿Sukuna podría tomar el valor de declararse tal vez?
La realidad es que está a la suerte todo esto.
Por lo que al men...
Ambos sabían a la perfección lo que debían hacer, aunque solo uno de ellos quería hacerlo para destruir todo de una vez.
Gojo solo deseaba algo en su miserable vida, deseaba a Yuuji Itadori, así fue desde que lo conoció en inicios de la carrera universitaria del más chico, aún así, aún teniéndolo para él solo, seguía acostándose con hombres y mujeres, pero, por fin fue descubierto y ahora, deseaba destruir la relación que estaban formando Sukuna e Itadori.
Mientras tanto Megumi, claro que deseaba y amaba a Sukuna, desde que lo conoció gracias a Itadori, se había enamorado del joven, pero sabía que su corazón le pertenecía a su mejor amigo, no quería aceptarlo, pero su corazón dolía, ¿Debía hacerle caso a Gojo?, hace un tiempo ya le había prometido lo mismo, que el podría estar al lado de Sukuna, si lo ayudaba conquistar al chico pelirosa, pero... No funciono, aún con los 3 años en los que estuvieron juntos Itadori y Gojo, Sukuna jamás le prestó atención al pelinegro.
Sabía que no funcionaría, pero tener la presión de Satoru Gojo no era lo mejor para él, sabía lo que podía hacer si no obtenía lo que quería y en este punto solo debía obedecer, siempre fue así, le deben casi todo a la familia de Satoru y él no puede negarse a las exigencias del mayor, eso lo estaba hartando, pero, ¿Qué más podía hacer?, ahora debía esperar la llamada de Satoru para escuchar su estúpido plan...
No solo eso, no quería lastimar a su mejor amigo, deseaba más la felicidad de Itadori que la suya, pero no tenía escapatoria, no por el momento.
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Mientras tanto Itadori estaba luchando contra Sukuna por quien tendría el control sobre el beso que ahora compartían, no mantenían una relación formal y mucho menos habían hablado de lo que eran ahora, pero no podían evitar repartir besos entre ellos.
Hace un momento estaban peleando sobre quién haría la comida, mientras que Itadori abogaba por ser mejor cocinero que Sukuna; cosa que el contrario no tomo de la mejor forma, no pudo evitar robarle un beso con tranquilidad.
Eso tomo de improvisto al chico, cosa que logro que soltará las cosas de la cocina para que Sukuna pudiera comenzar a cocinar con calma, pero en cuanto se dió cuenta, Itadori nuevamente estaba junto a él, rodeando su cuello para robarle un beso.
No sabían en qué momento habían dejado la comida de lado, mientras que Sukuna repartía besos por el cuello de Itadori, tomándolo de las muñecas con una sola mano y ahora besando sus labios con fuerza; tenía sed de él y necesitaba aún más de él, pero ahora con el beso era más que suficiente.
Tomaba con su otra mano la barbilla del más chico jugando con su lengua, acorralando a Itadori entre la pared y su cuerpo.
Ambos se sentían extasiados, eran solo ellos dos pero aún con todo esto, Sukuna no daría un paso más a no ser que Itadori lo deseara, quería que todo fuera consensuado y respetuoso.
-S...sukuna~ n...no puedo respirar.- dijo entrecortadamente itadori una vez que Sukuna dió un pequeño espacio entre el beso. -¿Seguro que quieres que me detenga?.- susurró en el oido de Yuuji.
Eso hizo estremecer a Itadori, quería continuar pero aún necesitaba más tiempo, no quería apresurar las cosas, por lo que solo beso la nariz del más alto.
-Debemos parar...- miro con cuidado a Sukuna. -Esta bien, entonces pararemos.- dijo Sukuna con cuidado, soltando las muñecas del más bajo para besar su frente.
Eso era lo había cautivado a Itadori de Sukuna hace tantos años, esa delicadeza y amor que le demostraba ante todos los actos que le demostraba, solo debía sanar, deseaba sanar para el mismo.
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-Entonces, ¿Qué opinas?.- dijo Gojo con curiosidad.
-No, no debemos hacer eso, ¿Sabes lo que puede provocar todo esto?.- dijo Megumi un tanto indignado
-Vamos, sabes que quieres hacerlo, ¿Acaso no quieres estar con Sukuna?.- dijo un tanto burlón Gojo.
-Pero no así, no dañando a Itadori.- Megumi estaba molesto.
Lo que menos deseaba en este momento era dañar a Itadori, sabía que Gojo era un hombre con ideas descabelladas, pero esta estaba rebasaba todo lo que era sano.
No quería pensar en lo que le había propuesto Gojo, pero sintió la mano del mayor tocando su hombro.
-Te daré una semana para que lo pienses, llámame cuando tengas la decisión y de esa forma tomar las cartas sobre la mesa.- Gojo estaba sonriendo con cinismo.
Megumi no respondió pero sabía que Gojo no estaría quieto al no recibir una respuesta pronto, sintió como él mayor quitaba su mano de su hombro para luego escuchar la puerta cerrarse detrás de su espalda.
Debía pensar bien lo que haría, porque en este punto, todo esto le estaba dando asco.
