—Soy Lena —me dijo, mostrando una linda sonrisa— Traeré lo que se te cayó y llamaré a alguien para que limpie nuestro pequeño desastre. Espérame en una de las mesas.
Asentí e hice lo que me dijo. Cuando llegué a la mesa pude ver el mensaje que Alex me había enviado.
"Creo que ya no necesitas mi compañía".
Le mandé un sticker y guardé el teléfono, pues vi a Lena llegar con dos cafés en la mano y donas.
—Gracias —dije, aún apenada. Ella solo asintió con una pequeña sonrisa.
No esperé que se sentará en la misma mesa que yo.
—Y dime, Kara, ¿siempre vienes aquí?
—Sí, es mi lugar favorito —dije, antes de echarme una dona a la boca.
Y mientras más comía, más hablaba. Y a Lena parecía no molestarle.
Siempre he creído que soy muy parlanchina, y no mucha gente tolera eso. Claro que pensé que Lena lo hacía porque me tenía pena por botar mis cosas.
Estuve hablándole de cosas que me gustaban y noté que teníamos demasiadas cosas en común, era como si estuviera hablando con otra igual a mí, aunque su manera de expresarse era mucho más formal.
Sentí que la conexión fue instantánea.
Si hubiera sido por pena hacia mí ella no tendría porque haberse quedado cuando ya había terminado todas las donas, ni cuando fue anocheciendo, ni siquiera me hubiera pedido mi número para seguir en contacto.
Ese día quedé impresionada con Lena Luthor, y quería conocerla más, tenía muchas ganas de ser su amiga.
Porque sí, al principio solo era eso, amistad.
Cuando estuvimos frecuentando nos dimos cuenta de todas las cosas que teníamos en común, de que compartíamos opiniones, además de gustos. Y que teníamos la confianza para hablar de lo que sea.
Si no podíamos vernos, estábamos enviándonos mensajes. Pero no podíamos estar la una sin la otra.
Lena era dos años mayor que yo, así que ella venía a ayudarme en las cosas de la escuela que no entendía.
Con 16 y 18 años, ninguna de las dos había experimentado el amor. A mí me costaba mucho aceptar el hecho de que Lena no haya estado con nadie, porque ella era literalmente la chica más increíble que había conocido. Era hermosa e ingeniosa, todo lo que cualquier persona quisiera tener.
Lena y yo solíamos hablar de chicos y chicas, y al principio era normal, porque eso es lo que hacen las mejores amigas, se comentan que persona les parece linda, pero luego noté que cuando Lena me contaba que estaba interesada románticamente en otras personas me hacía sentir muy triste, por alguna extraña razón. Realmente no entendía porqué.
Mi más recurrente pensamiento era que yo trataba mejor a Lena que cualquiera de las personas con las que haya salido, y que realmente seriamos una buena pareja.
Ese pensamiento hizo que me cuestione.
—¿Crees qué me guste Lena? —le pregunté a Alex.
—Para saber si te gusta una persona quiero saber que es lo que sientes cuando estás con ella.
—Siento paz. Lena es como un rayo de sol, sí, sé que se ve seria, pero ella realmente es muy alegre. Es increíble. Desde el primer momento fue comprensiva y atenta conmigo. ¿Recuerdas esa vez que un proyecto me salió mal y no quería ver a nadie? —mi hermana asintió.
—No querías ver a nadie, hasta que vino ella.
—Siempre ha logrado traerme la tranquilidad que con nadie había conseguido. Me hace sentir escuchada y comprendida, Alex. Me hace sentir amada, pero realmente temo estar confundiendo las cosas, no quiero arruinarlo todo —me llevé las manos a la cara y la sobé, frustrada.
invisible string
Start from the beginning
