—Otra cosa más que tengo que cambiar— murmuró.

—Nico— reprendió Reyna dándole una mirada poco impresionada.

Will no dignificó eso con una respuesta, y puso atención a lo que estaba diciendo la enfermera.

La aversión de Nico hacia Will era clara hasta para la enfermera, quién se apresuró a explicar el procedimiento y a irse lo antes posible, nadie la podía culpar, incluso parecía que Reyna quería hacer lo mismo, incluso el mismo Will lo veía como una opción tentadora, pero los votos decía en las buenas y las malas, él quería estarlo.

La actitud de Nico no lo asustó en el pasado y no lo aceptaría ahora. Al menos eso es lo que pensó antes de que la próxima visita llegara.

—Entiende que no quiero verte, no quiero tener nada que ver contigo— resopló Nico.

—Ni siquiera me conoces ¿cómo has saltado a que no quieres tener que ver conmigo?

Nico abrió y cerró la boca un par de veces —Yo no soy así. Solo déjame, ya no quiero que estés aquí.

—Bueno, lástima porque...— las palabras de Will murieron cuando alguien tocó la puerta.

Ambos voltearon al mismo tiempo.

Ahí parado en la puerta con expresión tímida se encontraba Percy, intentando pedir permiso para pasar. Le sonrió a Will y este le hizo una seña para que pasara, le devolvió la sonrisa, la cual murió poco después al ver la expresión de Nico.

Toda su cara se había transformado, prácticamente se había iluminado como un maldito árbol de navidad.

Will se dio cuenta que Nico trató de controlar su expresión, pero falló miserablemente. Veía a Percy con una sonrisa genuina, —una que no había visto hace mucho tiempo—, todo en él parecía resplandecer, como si Percy sostuviera el maldito mundo, incluso el estúpido aparato cardíaco delató la aceleración de su corazón.

Percy miró a Will con un poco de preocupación.

Y a Will la intensidad de la mirada de Nico le cortó la respiración, de repente todo el oxígeno abandonó la habitación porque lo sabía, sabía que para Nico no había pasado el tiempo y aunque en su mente estuviera mal, estaba enamorado de Percy. Porque por más que quisiera no se podía negar que lo que brillaba en los ojos de Nico era amor, o el tipo de amor clandestino que Nico podía dar.

Y fue como una bofetada, porque mientras a Will lo despreciaba, sus sentimientos por Percy brillaban como una estrella.

Will salió de la habitación antes de que pudiera hacer algo estúpido como ponerse a llorar en el cuarto, se alejó varios pasos antes de dejar salir el sollozo que estaba reteniendo, todo esto era tan injusto.

Alguien le tocó el brazo con suavidad —Eso es una ilusión, lo que cree que siente por él es una ilusión.

Le tomó varios segundos intentar estabilizar su respiración para responder —No se veía como una ilusión.

—Está confundido, está luchando internamente para comprender que lo llevó hasta a ti y eso choca con todas las creencias que tuvo durante su vida.

Y de manera razonable, lo sabía. La cuestión era que sus sentimientos no lo entendían.

—Ya una vez pudiste enseñarle que el mundo no es solo blanco y negro, que no debe de tener miedo de ser él mismo, que al final de cuentas lo único que vale es el amor y no los prejuicios. Sé que será difícil, pero puedes hacerlo otra vez.

—Pero ahora tengo mucho más que perder si no funciona, y no solo yo, Bianca no puede perder a su padre.

Y esa era la cuestión, la primera vez no había mucho que perder, apenas se estaban conociendo, Nico estaba descubriendo un mundo lejos de su padre, intentaba entender quién era y lo que quería. Si todo salía mal podía volver a comenzar sin consecuencias, si decidía que no lo amaba lo suficiente, dolería claro, pero lo superaría. Ahora no estaban en esa posición, compartían una casa, ocho años, una vida y una niña, ahora había más en juego, porque si algo salía mal no solo iba a ser Will el lastimado.

Cadenas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora