❤️‍🔥SEDUCTORA TRAICIÓN❤️‍🔥

❤️‍🔥CAPITULO 14❤️‍🔥

Suelto el aire de mis pulmones cuando la gran puerta se abre; todos tienen los ojos sobre nosotros. Damon me tiene sujeta de la muñeca, camina con elegancia y su cara llena de indiferencia hace que todos bajen la cabeza ante él.

-¿Ya estás acostumbrada? -pregunta en voz baja cuando llegamos a su mesa, la que está al fondo en medio de todo.

-A la atención -indago levantando una ceja y él asiente levemente. Me encogí de hombros, mueve una silla para que tome asiento, y cuando estoy acomodada, toma su lugar a mi lado.

-Todo Morgan lo está, más si cargas la maldición en los ojos -confieso tomando una copa de vino. Pego la fría superficie a mis labios para verlo de reojo; su cuerpo está inclinado hacia mí y sus ojos no se apartan de mi persona.

-¿Y qué se siente que ahora todos te miren por ser mi compañera? -una carcajada escapa de mis labios mientras echo mi espalda hacia atrás.

-Yo siempre voy a llamar la atención, ya sea como la hija del Ministro o la compañera del rey; brillo por lo que soy -me pongo de pie y voy hacia la pista, que está vacía. Todos los ojos están sobre mí. Damon asiente levemente cuando un mesero lo mira, se levanta y camina hacia mí. Su cercanía me hace temblar las piernas, pero acepto su mano.

-Espero que sepas bailar, conejito-murmura con gracia. Me acerco a él y me dejo llevar por la cadencia sensual de "Propuesta Indecente" mientras Damon, con maestría, guía nuestros cuerpos por la pista. Cada paso nos acerca, su mano firme sostiene mi cintura, y puedo sentir el calor de su aliento en mi cuello, creando un susurro seductor que electrifica la atmósfera.

-Me tiene mal, señor Mascherano -confieso en un susurro casi inaudible. En cada giro, nuestras miradas se encuentran, creando una complicidad que va más allá de las palabras. Los movimientos gráciles trazan un baile íntimo, y el roce de nuestros cuerpos genera una conexión palpable, como si la música tejiera un lazo invisible entre Damon y yo.

-No me digas que ya estás perdidamente enamorada -se burla, pero mi seriedad lo silencia. Las luces tenues del salón pintan sombras sugerentes mientras nos sumergimos en el ritmo. En ese momento, nada más importa que la música, la danza y la presencia magnética de Damon. El mundo exterior desaparece, dejando solo el eco de la bachata y la promesa de un encuentro seductor.

-¿Estás jugando con fuego? Y no me importaría que el fuego nos consuma -sella su advertencia con un beso lleno de deseo que me quita la poca cordura que me quedaba. Cada nota resuena en mi piel, creando un recuerdo imborrable de una noche donde la pasión se narra en movimientos y el deseo se expresa con cada mirada y cada roce. La pista de baile se convierte en un escenario para nuestra conexión, un espacio donde el tiempo se detiene y solo existimos él y yo, inmersos en la magia de la música y la danza.

DAMON MASCHERANO

Me alejo de ella cuando la música termina; su labial rojo mancha el contorno de sus labios. Mi mano toca mis comisuras para ver que el mismo carmesí cubre mi rostro.

-Señor, es hora -Etah me informa y doy un pequeño asentamiento. Me doy la vuelta y la dejo sola en medio de la pista. Si fuera inteligente, correría tan rápido para huir de las garras del ser humano que la quiere destruir.

-Señor Mascherano, nos honraría con su presencia; tome asiento -habla el líder de los japoneses cuando entra a la habitación. Todos me miran.

-¿Qué quieren? -pregunto con tranquilidad, tomando una silla y dándole la vuelta, pegando el respaldo a la mesa. Mis ojos viajan a cada uno de los presentes; algunos no sostienen mi mirada y otros miran a otro lado.

-Queremos resultados. Si quieres la pirámide de vuelta, danos más -habla la musulmana. Una carcajada escapa de mis labios.

-Yo no quiero la pirámide. Para qué, si puedo tener el mundo a mis pies -contesto con intriga. Ella mueve sus manos nerviosas al no sostener la mirada.