🍓 cuarenta y tres.

1.8K 273 45
                                    

Los días pasaban y las noticias no mejoraban, parecía estar completamente maldecido por la mala suerte, con cada paso que daba siempre se torcía el tobillo. Estaba exhausto y quería darse por vencido de este sueño tan lejano.

Su amor por la música está con él desde que tiene memoria, había quedado fascinado por ese amplio y maravilloso mundo. Su sueño se había construido a base de esperanzas e ilusiones, desde su primer paso dado en busca de cumplir con lo deseado luchó mucho, pero con cada desilusión perdía las fuerzas.

Y en esta etapa de desilusión estaba con un letargo pesado, ya se había rendido con lo que alguna vez creía dado por hecho.

Sentía que había perdido todo, el amor, la ilusión, las fuerzas. Estaba deprimido por todos los momentos tan abrumantes por los que había pasado, se sentía sin aire ante todo lo que se le echó encima.

Y estaba cansado, la promesa de cumplir sus sueños en la capital había sido insulza, dejó todo atrás para perseguir algo que no era para él. Estaba muy frustrado, agitado, triste. Era hora de dejar el capricho y de forzar las cosas, debió de quedarse en donde tenía todo seguro; debió de conformarse con lo que tenía en su ciudad natal.

Eso es lo que debe de hacer.

Esta gran y luminosa ciudad no era para él, las señales eran claras. Se había tropezado una y otra vez, había llorado demasiado y era una señal.

Ya estaba cansado y huir era lo que mejor sabía hacer.

Era cobarde, si, se iría sin decirle a nadie, después de haber pedido refugio a uno de sus amigos; tras huir de un lugar en donde veía a su antiguo amor en cada esquina. Estaba aturdido y deprimido, necesitaba huir lo más rápido pudiese. Correr y correr, no sabía lidiar con lo que sucedía en su alma.

Ya tenía un boleto de tren reservado, tenía sus maletas hechas y una bufanda atada a su cuello para el frío (y para ocultar su identidad si es que se topaba con alguno de sus amigos, por alguna razón siempre lo venían a visitar).

Muy dentro de él algo le gritaba que lo que hacía estaba mal, nadie merecía la preocupación que sabe que les dará, nadie merecía que se vayan de su vida sin decir nada; pero era lo que había. Una frase que se repetía constantemente era esa, era lo que había.

Hacía frío, a final de cuentas uso su bufanda no solo para ocultar su identidad. El viaje hacia la estación de trenes fue rápida, no había tráfico, nada que le impidiera subir al tren que le llevaría a ligar de inicio.

Sorprendentemente le entristeció que no haya ningún impedimento para que compre su boleto, su ilusión romántica le dijo que por alguna razón Jimin aparecería e impediría que se vaya, se verían y volverían a besarse, y fin. No debería ver tantas películas románticas, mucho menos cuando tiene el corazón roto. Pero era lo que era. Un iluso enamorado, muerto en sus esperanzas, enterrado entre sus ilusiones.

Volteo antes de subir al tren, no había nadie, no estaba él. Que patético se sentía, no le había dicho a nadie que se largaria y quería que como de arte de magia estén ahí impidiendo que les dejé. El iluso muerto en sus esperanzas.

Soltó un suspiro y se metió al tren, escuchando música mato el tiempo antes de que el tren comenzará a andar. Una vez más miro por la ventana creyendo que Jimin le buscaría, pero no, no lo había hecho antes, no lo hará ahora.

Pero se equivocaba, Jimin lo buscaba. Al igual que él, no hallaba vida estando tan lejos de él. Con un bizcocho de manzana, una sonrisa y una disculpa en la cabeza tocaba la puerta de su antiguo departamento. Toco unas quince veces hasta que alguien de otro departamento salió por el ruido.

“Ya se fueron, no hay nadie.” Le dijo una mujer joven, Jimin le calculaba unos treinta años.

“¿Salió?” Ahora tendría que esperar, no importaba, quería ver a Jungkook.

“No, se fue, dejo el departamento y la dueña ya lo puso en oferta de alquiler.” Le dijo. “Oh, creo que tú vivias ahí, ¿no?”

“Si, me fui hace unas semanas.” Está sorprendido, no creía lo que le decían. “¿Está segura de lo que me dice?”

“Sí, ¿Jungkook? El muchacho que vivía ahí líquido todo y se fue, hace unas dos semanas que el departamento está vacío.” Volvio a hablar echando un balde de agua fría encima de Jimin. “Así que… nadie te abrirá.”

“Gracias por la información.” Le sonrío forzadamente, no tenía nada por lo que sonreír ahora que todo había culminado.

La mujer le devolvió la sonrisa y cerró su puerta, haciendo un eco en el pasillo, contrastando con el vacío que Jimin sentía en su pecho. No podía creerlo.

Tan rápido todo lo que conocía se había esfumado, su vida había cambiado en un chasquido y todos los recuerdos alguna vez hechos se habían desvanecido con el pequeño eco. Estaba aturdido, Jungkook no le dijo que se iría del departamento, ¿donde estaba? quería verlo.

Dejo el bizcocho en el suelo y trato de llamar al celular de Jungkook, pero le dirigía al buzón, siguió intentando pero nunca consiguió alguna respuesta. Llamo por Jungkook y él no le contesto, tenía que encontrarlo de una u otra forma.

Quería verlo, necesitaba verlo. Pero no podría hacerlo, no por un buen tiempo pues no sabía que Jungkook ya se encontraba muy alejado de la capital.










(3/3) :3








la tristeza de estos caps es q Minho saboteo a jk y todo el sacrificio de jm fue en vano 😪

Fresas en tus mejillas ; km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora