Capítulo 1

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• Ámbar Grace •

Aseguro la peluca rubia para que no caiga cuando salga al escenario, estoy demasiado tranquila a diferencia de mis compañeras

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Aseguro la peluca rubia para que no caiga cuando salga al escenario, estoy demasiado tranquila a diferencia de mis compañeras. Aunque si debería de preocuparme porque uno nunca sabe con quien se va a encontrar.

En mi caso tengo miedo de perder mi virginidad, al entrar aquí dije que ya la perdí, conseguí no acostarme con nadie, solo les bailaba, los masturbaba o chupaba su miembro hasta hacer que eyaculen en mi boca. Tengo una identidad que esconder, nadie sabe mi verdadero nombre, no soy como todas las prostitutas, solo trabajo de noche y al ser una pieza importante para este lugar me dan el placer de no recibir más de dos personas.

- Ari, cinco minutos - me avisa Sonia.

- Chicas, ya saben lo que debemos hacer - me giro hacia mis compañeras, soy la capitana, la que lleva a cabo este baile.

Llevamos una lencería blanca con un camisón que transparenta todo y que puede caerse en cualquier momento, también llevamos unos tacones altos.

Caminamos por el pasillo y cuando nos anuncia subimos al escenario, hoy está más lleno de lo habitual, hay viejos por todos lados y uno más que otro joven, no suelen venir jóvenes por aquí, hasta el momento el más joven tenías cincuenta años.

Tomo la barra de alante dejando que mis compañeras tomen las de atrás, trepamos a la vez por el tubo, una vez lo suficientemente arriba nos dejamos caer en rondas, ellas vuelven a subir en cambio yo, me abro de pies mientras apoyo las manos en el suelo, doy una vista perfecta de mi sexo que la remplazo por mi trasero cuando me pongo a cuatro. Me pongo en pie y vuelvo a trepar por el tubo, una vez arriba enrollo mis pies al tubo para no caer y dejo mi cuerpo venirse abajo.

Me causa gracia pero no río, los veo del revés, cuando nuestros camisones caen al suelo nosotras bajamos.

Así nos despedimos del espectáculo y vamos al camerino. Minutos después viene Sonia.

- Chicas los cuartos de siempre abajo - les dice seria - arriba hay un señor que te espera en la puerta cinco.

- ¿ Mayor ? - es mi única pregunta.

Asiente, agradezco no tener que mantener relaciones sexuales.

Subo al cuarto, hay dos guardias en la puerta, veo sus armas desde aquí, cuando me quiero devolver es demasiado tarde porque uno de los guardias me atrapa. Sin hablar me hace un gesto para que entre.

Trago grueso y me adentro a la habitación, las luces son de color rojo y negro. Al fondo puedo ver una silueta, trato de mantener la calma y me cuelgo del tubo, medio giro y vuelvo a bajar.

- No quiero que bailes - su voz es gruesa pero no lo suficientemente gruesa para un hombre mayor  - quiero que te desnudes delante mía. .

Acato la orden, llevo mi mano al tanga de hilo y me lo quito en un gesto tranquilo y seguro, hago lo mismo con mi sujetador, liberando mis pechos.

- Tócate- ordena.

Miro el reloj de la pared, tan solo quedan dos minutos para salir de aquí. Llevo mi manos hacia uno de mis pechos lo masajeo, paso al siguiente lo masajeo y bajo mi mano por mi abdomen, acaricio mi sexo y cuando voy a introducir uno de mis dedos suena la música poniendo fin al encuentro.

Tomo mi ropa del suelo, me pongo la bata y salgo de ahí sin mirar atrás o siquiera despedirme. Tengo la cabeza llena de varias cosas, paso al cuarto de baño, enjuago mi cara con agua fresca y voy a mi camerino. Me cambio la ropa poniendome una ropa ancha. No me gusta enseñar mi cuerpo fuera de trabajo, es mas no me gusta hecerlo, este trabajo tampoco me gusta pero debo hacerlo por mi madre y para poder sacarnos alante a las dos. 

Tomo escaleras abajo direccion a la oficina de Gustavo. Llamo un par de veces antes de entrar. 

- Gustavo, mi paga - él es un hombre mayor, tendria mas o menos los cuarenta - llevo sin cobrar dos meses. 

- Tomala - me entrega un sobre - el señor que acabas de ver quiere trabajo a domicilio. Vendra todos los dias a recogerte despues de tus shows, pasaras con él la noche y después podra dejarte donde desees. 

- ¿ Cuánto ? -  pregunto 

- Mil quinientos dolares la semana - me entrega un acuerdo - lo tomas o lo dejas? 

- Como si no supieras que necesito ese dinero - espeto molesta - lo tomo. 

Firmo sin pensarlo dos veces. Necesito ese dinero, ya veré cono hago con lo de mi virginidad.

- Ambar, cuidate las espaldas, no me gustaria perder a una de mis mejores prostitutas. 

- No soy nada tuyo, al igual que me adentré en esto puedo salir, y no soy una puta prostituta. 

Salgo de la oficina dando un fuerte portazo. No me gusta cuando me llama asi, puede que tenga razón, a esto se le da el nombre de prostitución, pero yo no me siento como una. No soy prostituta porque lo hago por mamá, ami también me hubiera gustado estudiar, crecer como las démas niñas, me hubiera gustado continuar mi vida como lo hacían mis amigas. 

Me pongo la capucha al salir, ya anocheció, camino por la calle con el bolso bajo mis brazos. Introduzco la llave en la puerta y me adentro a casa. 

Subo a mi cuarto para tomar una ducha, aunque no haga nada y solo baile me siento sucia. Una vez que acabo mi ducha me recojo el pelo en un moño, mi pelo es demasiado largo, liso y de color negro. Mis ojos son de color gris aunque aveces parecen marrones, los saque de mamá en cambio la actitud y el color de pelo son de mi padre. 

Bueno, mi padre es el mejor padre de todos, si él estuviera aqui yo no debería trabajar en esto, todo sería difirente, yo iría a la escuela como las démas niñas, vestiría vestidos bonitos y apretados en vez de ropa oversize. Murió en un accidente, desde ese entonces mi mamá enfermó, yo apenas tenía diez años. Termino de hacer la sopa y subo con la bandeja en manos. 

Incorporo a mi madre hacia alante y le doy de comer, las lágrimas empiezan a bajar por mi mejilla. 

- Hija - dice sin fuerza - no llores porfavor, te prometo que todo va a acabar pronto. 

- No lloro, criaste a una mujer capaz no una princesa. 

Le sigo dando de comer y una vez que acaba le doy sus medicinas y preparo la jeringa. La lleno de la sustancia, desinfecto su brazo y luego la pincho. Cada vez que hago esto se me comprime el corazón. Me duele ver a mi mamá así y yo sin poder hacer nada. Suspiro y vuelvo a tomar la bandeja. 

- Iré a comprar las medicinas que te hacen falta - aviso antes de cerrar la puerta de su cuarto. 

Tomo las llaves de casa y camino por la calle hasta llegar a la farmacia, tomo los medicamentos y decido caminar antes de ir a casa. Siento como un auto me sigue pero no le doy mucha importancia, o eso intento. En un abrir y cerrar de ojos me encuentro corriendo calle arriba, giro a la deracha y me meto en un callejón. El error más grande que he cometido hasta entonces. 

Es un callejón sin salida, veo como la persona se acerca pero no distingo su rostro ya que estamos a oscuras, y la única luz es la luna. Respiro hondo mientras camino hacia atrás. 

                                 ❣
                      

UN PEQUEÑO CAPÍTULO DE ENTRADA

Espero que os guste. 

HALL ( Infierno ) Where stories live. Discover now