Cap 3 La historia de Aly

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Narra Aly:

Estaba en mi salón de clase, tenía una compañera pelirroja que todos consideraban muy linda, se llamaba Mia. Todos mis compañeros la querían, era amable con casi todas las personas, excepto conmigo, cuando nadie veía me empujaba constantemente, se burlaba de mi apariencia, disfrutaba jalarme el cabello, aventarme cosas, quitarme mi comida o golpearme.

Recuerdo haberme quejado con la maestra, pero no hizo nada. También le conté a mis padres, pero no pusieron mucha atención a lo que dije.

Me pregunto si realmente escucharon alguna de las palabras que mencioné.

Una vez en la escuela, decidí defenderme, así que la golpeé, por ello  me suspendieron una semana y a ella no la culparon ni un poco.

Creí que me dejaría en paz luego de haberla golpeado, pero solo hizo que mis compañeros me despreciaran, porque nadie creía que ella fuera de la manera en que yo decía, para ellos yo era una niña problemática y agresiva que había atacado a su amiga.

Un día en especial, nos fuimos a un campamento en grupo, una excursión al prado de un día y una noche.

Había pensado en vengarme desde hace más de un año,

Y este pequeño viaje, me daba la oportunidad perfecta. Ese día, como siempre, me iba a tratar mal, pero solo serviría para darme más fuerza para realizar lo planeado.

-Oye Aly- dijo Mia, sentada sobre la hierba con sus amigas y amigos .

-¿Qué?

-Ven, somos un grupo- lo dijo con un tono de voz tan falso y una sonrisa tan asquerosa. En serio me fue imposible comprender cómo era posible que nadie se daba cuenta de su pésima actuación.

-No quiero- fui a donde estaba mi casa de acampar, mientras los compañeros que estaban presentes empezaban a susurrar comentarios sobre mi y lo grosera que había sido.

"¿Puedes creerlo? Aunque Mia intenta estar bien con ella a pesar de lo que le hizo... " "Es tan grosera, por eso no tiene amigos"

Aunque ignoraba lo que decían, la verdad es que me hacían sentir mal, especialmente; me hacían sentir muy enojada, pero ya me había quedado claro que defenderme a medias no funcionaba, por eso debía defenderme por completo, algo de lo que Mia nunca más pudiese contraatacar. Mas tarde, dí un paseo por el lugar.

Durante mi caminata, Mia fue a donde estaban mis cosas y sacó mi comida de la mochila, cuando regresé y vi que no había nada, ella estaba ahí riéndose, le dije a la maestra y no me creyó.
Ella dijo "Seguro la dejaste en casa" y me dio parte de la suya después de regañarme por ser tan "descuidada" y "seguir culpando a mi compañera por mis errores".

- Aly... no entiendo por qué te cae mal tu compañera, pero en serio, estarte engañando a ti misma con este tipo de cosas no te hará sentir mejor, te hará infeliz.

Entre todas sus suposiciones absurdas tenía algo de razón, era cierto que me estaba haciendo infeliz toda la situación, por eso decidí arreglarla.

Había considerado que Mia me quitaría la comida, porque normalmente lo hacía en la escuela, así que molí algunas pastillas para dormir de mi madre y las mezclé.

Cuando todos se fueron a acostar, me quedé despierta, debía esperar un poco para asegurarme. En la madrugada era el momento adecuado para hacer mi movimiento, saque una navaja que tomé de la habitación de mi querido hermano mayor, una cinta y una soga, fui directo a donde estaba la casita de Mia, la abrí y observé como dormía plácidamente.

Me acerqué, con mucho cuidado puse cinta en su boca, coloqué  la soga alrededor de su cuello y até sus muñecas mientras me ponía encima de ella.

- Mia, despierta- dije con una voz relajada mientras ocultaba la navaja -¿Por qué me miras así? Te ves fea cuando abres tanto los ojos, de hecho... das un poco de asco.

Al tenerla frente a mi de esta forma y hacer contacto visual con ella, no podía evitar preguntarme "¿Esta es la mirada que yo hacía siempre al verla? ¿Ella se sentía bien con eso?" En sus ojos podía ver que quería que alguien la ayudara, yo también me sentía así.

Me intentó apartar de ella, moviéndose de un lado a otro, pero con la poca fuerza que tenía a causa de las pastillas fue un gran fracaso, le golpeé en la cara y le enseñé la navaja "Si te sigues moviendo así, acabaré contigo" susurré antes de que ella comenzara a llorar.

Su mirada me suplicaba que no le hiciera daño, casi podía sentir pena, como si fuera un cachorro abandonado en la calle en un día frío y lluvioso, pero no lo era, qué desgracia para ella.

Era imposible retractarme, ya había llegado demasiado lejos y en mi mente pasaban decenas de momentos en los que ella me hacía la vida imposible.
Su cara de satisfacción al causarme dolor, como me quitaba mis cosas y me agredía cuando nadie veía mientras yo a veces lloraba.

Podía sentir calor recorrer mi cuerpo, entonces apreté un poco la soga, Mia se retorcía y hacía ruidos extraños, casi inaudibles.

-¿Recuerdas todas las veces que me molestaste por mi aspecto físico? - se quedó casi inmóvil, incluso sin parpadear, solo podía ver como me inclinaba un poco hacia su rostro- bueno, comparado con cómo te dejaré... incluso para tus gustos, voy a ser hermosa- la miré con desprecio.

Tomé la navaja y le hice algunos cortes por todo el rostro, aunque no eran profundos ella lloraba mientras la sangre se mezclaba con sus lágrimas, cada segundo que pasó fue extraño para mi.

- Si sigues llorando solo te va a arder la cara. ¿Por qué no ríes ahora? Ésto es muy gracioso ¿Acaso es porque esta vez, la que siente que está en peligro eres tú?- sentía repulsión por ella, fue entonces cuando encajé la navaja en su brazo derecho.

Escuché el viento y las ramas crujir mientras ella lloraba en el suelo.
Pero antes de que pudiera seguir, alguien abrió la casa de campaña y me alumbraron con una linterna, era la profesora.

- ¡¿Qué estás haciendo?!- me sujetó del brazo y me apartó bruscamente - ¡¿Qué le has hecho?!

Solo me quedé quieta, viéndola, en ese momento, vio que sujetaba una navaja y me la quitó, desató la soga del cuello de Mia y sacó su celular para llamar a emergencias mientras le quitaba la cinta de la boca.

Me había quedado a un lado mirando a Mia. "Parece que has tenido suerte, solo te quedarán cicatrices" le dije en voz baja.
Pero ella solo seguía llorando con los ojos cerrados.

Los policías y la ambulancia tardaron un rato en llegar.

Solo vi cuando la subieron a la ambulancia, mientras que a mi, me llevó la policía.

Pero fuimos al mismo sitio, a un hospital.

La profesora tuvo que dejar a cargo de el grupo a la otra profesora que había ido al viaje, ya que no podía dejar que 2 de sus alumnas se fueran sin ella.

Me interrogaron bastante tiempo, dije las cosas tal y como sucedieron.

¿Mis padres? Me odian.
El único motivo por el que no me golpearon es porque otros adultos se darían cuenta y se meterían en problemas si lo hacían.

Lo último que supe es que el rostro de Mia quedaría marcado, al igual que su mente, así que parece que valió la pena.

Así es como llegué a este lugar, no me considero una mala persona, de todas formas no importa eso.

Tampoco me arrepiento, se lo merecía, espero  que lo recuerde cada que se vea en el espejo.

No me dijeron cuándo saldré de éste sitio, pero de todas formas, la única persona a la que quiero ver es mi hermano mayor.
Él no me miró con odio mientras me sacaban de casa, parecía triste, como si quisiera decirme algo y no pudiera por la situación del momento, le temblaban los labios mientras veía como me llevaban.

Entre sombras y lo desconocido ( En Corrección)Where stories live. Discover now