Where Have You Gone? / Catnipz

03

15 de marzo de 1994
Línea T 177

Era temprano por la mañana, hacia frío y el clima parecía difícil, quizás el sol no saldría durante toda la semana. Danielle suspiro con suavidad, podía oler el ambiente del auto de su padre y la charla animada de su madre sobre como hornearía los pastelillos para los nuevos compañeros de Danielle en su nueva escuela.

Danielle miro sutilmente a la pareja, honestamente no está asustada, incluso cuando despertó en una extraña habitación y en una casa con dos adultos extraños que aclamaban ser sus padres, después de desmallarse al intentar abrir la puerta de sala de estar donde debía encontrarse con Hanni para ir al trabajo juntas. Se removió un poco en su asiento mientras escuchaba el acento australiano de su padre, que curiosamente Danielle compartía debido a que ha vivido casi toda su vida en Australia, claro antes de mudarse a corea hace un par de meses según sus padres.

Lo único que sabe de este nuevo lugar, es que es la misma ciudad donde se encuentra la escuela a la que asiste Ban Hee Soo o al menos, a la que asistirá dentro de tres años.

Es el año de 1994, 15 de marzo de 1994, Danielle llegó a este lugar hace una semana, no lo entiende, si ella debe conocer a Hee Soo, debería ser en 1998, en enero de 1998, entonces, ¿Qué hace aquí? , ¿Por qué retroceder tanto? No lo entiende y los dolores de cabeza no cesan, siente que se estallará en cualquier momento.

Cariño, ¿todavía te duele? – llamó a su madre.

Danielle abrió los ojos que había mantenido cerrados durante la fuerte punzada de dolor que travesaba su cabeza – Si, no te preocupes mamá – sonriente – quizás sean los nervios.

¡Pero si todos te aman Dani! – su padre exclamo con alegría – Mi rayito de sol no debe preocuparse por nada.

Danielle solo asiente con timidez, ¿realmente los padres son así?, ¿cómo podrían ser tan dulces y amables? No lo sabe, pero pensó mucho en su familia de su línea temporal, sabe que sus padres y hermana todavía viven en Australia ya que Danielle fue la única que se mudó a corea después de que fue aceptada como aprendiz de Ador.

Sin embargo, Danielle no podía recordar nada de su familia, sabía que estaban a millas de kilómetros de ella, pero no tenía ningún recuerdo y apenas recordaba cómo se veían, se sentía como si solamente fuera una ilusión.

¡Llegamos! – la voz de su padre aturdió sus pensamientos.

Miro hacia la escuela secundaria, había varios estudiantes en la puerta principal y algunas chicas charlaban animadamente mientras resguardaban sus bicicletas. Incluso en esta realidad desconocida, todavía le parecía incomodo llegar a una nueva escuela a mitad del año escolar.

Salió del auto y mientras ajustaba su falda, su madre se acercó para arreglar su corbata – No tengas miedo Dani – dijo su madre mientras besaba su frente – los niños no deben preocuparse por los problemas de la vida, solo tienes que crecer saludablemente y divertirte.

Danielle se asintió tímidamente y cuando finalmente se despidió de sus padres, se dirigió a su nuevo salón de clases, levantó la cabeza un poco más de lo habitual para ver el número de clase, era difícil volver a tener 15 años, cuando a sus 17 ya había crecido lo suficiente para evitar estas situaciones incomodas. No pasó nada interesante durante el día, más allá de miradas incomodas y susurros sobre su apariencia y nacionalidad, el día transcurrió con naturalidad y, honestamente, esa fue su rutina durante toda la semana.

Fue durante una mañana fría, se habían suspendido las dos clases de álgebra y Danielle decidió pasar el rato en el viejo y olvidado salón de artes en el tercer piso del edificio, con la cabeza recostada sobre sus brazos y la cálida luz que se colaba por la ventana hasta su figura, Danielle estaba a punto de caer rendida al sueño, cuando el sonido de la puerta del salón abriéndose y cerrándose la sobre salto.