Aprovecho ese momento para leer la nota de mi bolsillo donde solo escribió una ubicación exacta.

Salón de ensayo. Planta superior.

Y justo debajo, dibujó varios corazones con marcador rojo. Como una señal secreta nuestra de que no quiere solo hablar o besarme por unos minutos... de que necesita algo más para sentirse satisfecha.

Yo sonrío de inmediato porque necesito tener este tiempo a solas con ella nuevamente.

Le paso la nota disimuladamente a Sejanus, quien la lee antes de devolvermela con un guiño de ojo, indicándome sin palabras que va a cubrirme cuando termine de comer.

...

Cuando entro al salón y la veo escondida detrás de la puerta me asusto un poco, pero a ella no parece importarle. Solo cierra la puerta con llave de inmediato y me empuja hasta la pared más cercana.

−¿Nadie te vio? –me pregunta, sujetándome de los brazos con desesperación.

−Nadie que importe. Sejanus vendrá a golpear si algo sucede.

−Perfecto –responde, levantando una mano para acariciar mi rostro y besar mis labios con fiereza por interminables segundos hasta que se queda sin aire y debe apartarse a respirar–. He notado tu mirada sobre mí todo el tiempo. Sabes que no puedo controlarme cuando eres tan insistente.

−No hay nadie aquí, no necesitamos hacerlo –la tomo de la cintura con una mano mientras con la otra acomodo su cabello rizado detrás de sus orejas y libero su frente–. Mejor dicho, podemos perder el control tanto como queramos en este lugar.

−¿Cuánto tiempo?

−Tenemos una hora. Me hiciste esperar mucho, cariño.

−Lo siento.

−No pareces sincera –finjo estar en desacuerdo con su disculpa–. Pero, da igual. Te lo voy a cobrar de otra forma.

Me alejo de Lucy y convierto el sofá en una cama con un rápido movimiento. Acomodo las mantas y almohadas bajo la atenta vigilancia de mi novia, que recién se acerca a mí cuando me ve sentado en el borde, no sin antes agarrar unos pequeños paquetitos de un disimulado escondite en los estantes de la pared.

−Lucy... ya no necesitamos protegernos. No puedes quedar más embarazada de lo que estás y ambos estamos sanos ¿no? Nos hacemos estudios dos veces al año –observo.

−Tienes razón... Es la costumbre.

Lucy vuelve a dejar los preservativos en el jarro en el que estaban y se sienta a mi lado mordiéndose su labio inferior mientras me observa pensativa.

−Es decir que por siete u ocho meses podremos disfrutar de la experiencia completa.

−Eso suena muy excitante. Es un gran incentivo realmente.

Lucy y yo hemos sido y somos la única pareja sexual que ambos hemos tenido en toda nuestra vida, nos conocimos demasiado jóvenes y seguimos juntos hasta ahora. Nos amamos incondicionalmente con lealtad y fidelidad. No corremos riesgo alguno al liberarnos de todas esas protecciones que durante cinco años solo retrasaron lo ineludible, ya que no funcionaron del todo y ella quedó embarazada de mí. Ningún método es cien por ciento efectivo, por supuesto.

Veo como se quita el vestido verde y amarillo de ancho cuello por su cabeza quedándose solo en ropa interior, dejando a la vista su piel perfecta y suave. La observo fascinado, mientras el calor sube de mi pecho hasta mi rostro sin que pueda evitarlo. La urgencia que siento de tocarla es demasiado grande, aunque me contengo, porque prometí que sería delicado con ella. También se quita el calzado y procede a acostarse en el sofá cama golpeando el lugar vacío a su lado.

PÁJAROS CANTORES Y ROSAS (CoryoxLucy)Where stories live. Discover now