7. The Covey Bar

747 30 29
                                    

CAPÍTULO 7: THE COVEY BAR

POV CORIOLANUS

Paso todo el almuerzo observando a Lucy a la distancia, yendo de mesa en mesa, atendiendo a los clientes como si nada hubiera pasado. Escucho que varias personas le preguntan sobre su ausencia de las últimas casi dos semanas anteriores, y ella con una sonrisa de fingida tranquilidad y alegría les responde que tuvo sus motivos para ello, o que pronto se enterarán el porqué, ya que tiene una gran sorpresa preparada para el Distrito Doce. Posteriormente, intenta cambiar de tema y les pregunta si quieren algo del menú o si necesitan algo. Sejanus está sentado frente a mí y cada tanto me llama la atención para que siga comiendo o hable con él.

−Pediste una cosa el fin de semana, pero creo que eres tú quien necesita seguir su propio consejo –me reta Sejanus en voz baja–. Considerando que lo está haciendo bien –dice refiriéndose a Lucy.

−Sí, lo siento. Es que... solo estaba preocupado.

Ya es jueves. Han pasado cinco días desde que me enteré del embarazo el último sábado y ya me siento ansioso. Aparte, ella no ha venido ni el lunes, ni el martes, ni el miércoles a trabajar. Pero, es verdad que yo no estoy actuando como si nada pasara, miro a mi novia, la madre de mi hijo aún con más regularidad que antes y eso es demasiado, porque la miraba muy a menudo antes de saber de la existencia del bebé.

Con mi vista en el plato de estofado de cordero frente a mí... semivacío, a estas alturas, corto un poco más la carne que se deshace prácticamente cuando la tocas con algún cubierto. Y vuelvo a comer con un poco de ayuda del pan ignorando a Lucy nuevamente. Después de un rato, ella llega a nosotros para reemplazar la pequeña canasta de mimbre casi vacía de rodajas de pan por una nueva, y tira las dos que quedaban en la bandeja nueva.

−Gracias, Lucy Gray –dice Sejanus adelantándose a mí.

−De nada. ¿Están disfrutando su comida?

La miro a los ojos aprovechando que tengo una excusa para hacerlo y le sonrío, tiernamente. Su mano está tan cerca de la mía, apoyada en la mesa, que finjo que estoy buscando un cubierto y la tomó por unos segundos y ella da vuelta la suya para chocar su palma contra la mía y pasarme lo que parece una nota doblada en cuatro. Solo quería sentir el roce de su mano en la mía por unos instantes, pero esto posiblemente sea mucho mejor. La mayoría de las veces una nota suya, equivale a un encuentro privado de unos minutos... o unas horas.

−La carne está deliciosa, Lucy Gray –digo más animado, cerrando mi mano en puño para trasladar la nota hasta mi bolsillo y leerla cuando ella se aleje.

−Me la mandaron mis proveedores del Distrito Diez, señor Snow. Excelente calidad. Tenemos suficiente para preparar varios platos durante dos semanas.

−Vendré sin falta durante dos semanas, entonces.

−Lo esperamos –ella me sonríe coquetamente–. ¿No me van a preguntar que estuve haciendo todo este tiempo? La mayoría están demasiado curiosos hoy.

−Porque son unos chismosos. Estoy seguro que sus mini vacaciones tuvieron una buena justificación –respondo siguiéndole el juego a lo que les ha dicho a todos.

Paso uno de mis dedos por su mano delicadamente y ambos sentimos un chispazo de electricidad en distintos momentos. El suyo se refleja en un estremecimiento que hace que ella aparte su mano rápidamente de la mesa. Si bien no fue el mejor fin de semana para nosotros, ambos recordamos claramente todo lo que hicimos el domingo y el lunes en la mañana juntos antes de despedirnos. Lucy se ruboriza.

−Claro que tuve un buen motivo. Mañana lo comunicaré a todos los presentes.

Luego de eso se aleja se mete por una de las puertas detrás del mostrador, conmigo siguiéndola con la mirada.

PÁJAROS CANTORES Y ROSAS (CoryoxLucy)Where stories live. Discover now