3. Tiempo muerto

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Renjun caminó dando vueltas por toda su habitación, buscando los moldes de clases pasadas que había arrinconado en algún lugar.

Jaemin estaba fuera porque su horario de clases era tan desordenado que terminó yendo en la mañana y en la tarde, y Chenle estaba sentado en su cama con un libro que tenía que leer para la próxima semana a un lado de el mientras trataba de hacer entrar en razón a Renjun.

Había entrado un nuevo problema en su vida y ese problema tenía un nombre: Lee Jeno.

—Creo que deberías de ir. —le dijo Chenle por tercera vez. Desde el día en la cafetería trataba de convencer a Renjun de que ambos le contaran a Jaemin sobre su pasado con Jeno, decirle que en realidad se conocían de casi toda su vida y de lo que pasó en el baile.

El contrario, por supuesto, se negó. No fue una cuestión de orgullo, no había tocado el tema del baile desde ese día. Fue como si jamás hubiera pasado, tampoco tuvo necesidad de decirlo, no era algo que afectara su vida ni lo suficientemente relevante para continuar. Ingresó a la universidad de sus sueños, se mudó a Seúl, hizo nuevos amigos, se enamoró y tuvo una relación con la persona que amaba. Se convirtió en un recuerdo borroso en el que casi no pensaba.

Más bien se preocupaba por Jaemin. No tenía relaciones serias y le gustaba disfrutar de su soltería, ahora que lo veía tan entusiasmado con la idea le rompería el corazón ser la causa de que Jaemin se aleje de Jeno.

Pero no podía escapar de su pasado para siempre y tarde o temprano tendría que enfrentarlo.

—No sé— dijo, aceptando que tenía razón. —Me preocupa pensar en Jaem.

Después de que Jaemin les hiciera un interrogatorio sobre su opinión sobre Jeno, preguntando si se veía como una persona normal y confiable, y obteniendo la aprobación de ambos, hizo un chat grupal.

Dos días después de eso ocurrió algo inesperado. Jeno le envío un mensaje a Renjun preguntando si se podían reunir.

Renjun casi escupe su café a mitad de la clase cuando lo leyó. Nunca esperó que Jeno fuera el que diera el primer paso. Le traía una sensación amarga, en tres años nunca lo buscó para ofrecerle una disculpa por haber sido tan cruel, sin embargo, ahora que trataba de salir con su amigo lo buscaba para hablar.

No quería hablar ni escuchar lo que tuviera para decir. Nunca esperó una disculpa y tampoco la quería, aunque eso hablaba de la poca decencia que, en opinión de Renjun, Jeno tenía. Sentía que el enojo lo consumía, ardiendo por dentro. Luego el enojo se convirtió en nada más que cenizas, dejándolo con un vacío, indiferente.

Chenle lo miró con paciencia, dándole una sonrisa que pudiera transmitir tranquilidad. —Dejemos que Jaemin decida. Además, es mejor decirlo ahora a que se entere más tarde y lo lastimemos por no haberle dicho la verdad antes. Aún no conoce a Jeno de mucho tiempo así que no está apegado a él, entre más tiempo pase será más difícil.

Lo pensó, todo lo que decía Chenle era cierto y sabía que algún día Jaemin tendría que saberlo. —Bien. Pero quiero ser yo el que se lo cuente a Jaemin.

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Jeno movía su pierna derecha de arriba a abajo y mantenía sus manos unidas tratando de darle calor (también ayudaba a disminuir los nervios que sentía).

Estaba en la cafetería de la facultad de diseño, mirando la puerta cada segundo y esperando aunque sabía que llegó veinte minutos temprano. La facultad de diseño quedaba demasiado lejos de la suya y tenía miedo de llegar tarde, era mejor tomar precauciones porque Renjun fue demasiado claro: solo tenía diez minutos disponibles para hablar.

Los chicos no lloran ☆ [noren]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant