XI. El pacto.

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XI.


El salón de baile en la mansión Xavier estaba majestuoso. La decoración en tonos shedron y café, junto con todas aquellas luces y velas, hacía del lugar un sitio íntimo y cálido. Erik sostenía la mano de Charles y ambos estaban sentados en la mesa principal. La cena había pasado ya y ahora todos escuchaban a un conjunto de cuerdas al fondo del salón.

Charles le dijo algo al oído a Erik y este se puso de pie, corrió su silla y le dio la mano para que se pusiera pie, después llevó su mano a su antebrazo y espero a que desplegará su bastón y ambos caminaron rumbo al micrófono frente a la pista. Erik se lo dio en la mano y Charles tomó un poco de aire antes de hablar,

-Erik y yo le damos la bienvenida a todos en este día tan especial. Sé que esto no es algo común, pero reunimos a las personas más importantes dentro del ámbito personal y profesional para hacerlos partícipes de nuestro compromiso y futura boda, - Charles sonrió y Erik por igual, -Aún no hemos decidido cuando uniremos muestras vidas, pero no duden de que serán los primeros en saberlo, - Charles sonrió y soltó una pequeña carcajada, -Erik, está un poco nervioso. Pero él quisiera ofrecer unas palabras para ustedes, - Erik negó levemente y se acercó a su oído, después Charles sonrió, -Erik piensa que yo soy un mejor orador, así que me permitiré contarles algo que a ambos nos complace platicar a nuestros conocidos. Una tarde, cuando no buscaba nada, a excepción de un buen libro en Braille, escuché su voz. Erik leía un clásico de la literatura que he leído mil veces, pero nada se compara con escuchar su exquisito acento y lo rasposo de su voz, y simplemente caí y Erik debió ver en mí alguna cualidad que lo hizo enamorarse a tal punto que hace un par de días me pidió matrimonio y el día de hoy estamos anunciando a ustedes que nos casaremos próximamente, - Charles suspiró y Erik se aproximó a él para besarle la coronilla, -Sin más les agradecemos de nuevo que estén aquí y deseamos que sigan disfrutando de esta velada, - la mayoría aplaudió y después, Erik tomó levemente a Charles del rostro y este lo tomó de la nuca para fundirse en un amplio beso.

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Salir del departamento supuso un reto. El día de víspera de noche buena había caído una nevada y ahora la ciudad entera se vestía de blanco. No era una fecha común para salir y mucho menos para contraer matrimonio, pero Charles con sus amplias influencias había conseguido que un juez auspiciara su boda en pleno día de navidad. Ahora se mantenía unido de la mano con Erik frente al juez y sonrisa no podía ser más amplia y plena al momento de escuchar que bajo la ley del condado de Westchester, ellos eran oficialmente esposo. Erik fue el primero en acercarse a él y después Charles, al sentir la tibieza de su aliento sobre su boca, se dejó llevar por ese cálido beso. Ambos salieron sonriendo del registro civil y a diferencia de otras veces ambos iban tomados de la mano, Charles caminaba con seguridad aún a sabiendas de que ese era un modo peligroso de avanzar para él, ya que no podía observar que estaba frente a él. Pero caminaba con la frente en alto con la seguridad de que Erik lo guiaba.

Charles había pedido con anticipación una suite en el Ritz-Carlton de Madison Square, un servicio de cena a la habitación y spa. Después de disfrutar todos aquellos gustos mundanos, se dispusieron a quedarse recostados entre aquellas finas sábanas. Erik se acercó de nuevo a él y le besó el cuello, Charles suspiró porque le parecía mentira que de nuevo Erik quisiera tenerlo entre sus brazos y amarse otra vez como aquella noche que se entregaron por entero en el sofá de su hogar. Erik no dejó de besarlo un solo instante, hasta que tuvo que dejar de atender sus labios para repartir besos en su blanquecina y pecosa piel, después Charles le demostró que estaba por entero para él y le permitió volver a poseerlo de nuevo con estocadas cálidas y gráciles al principio y después con otras más fuertes y rítmicas hasta ambos explotaron de pasión sobre aquel fino lienzo.

NAVIDADES CHERIKWhere stories live. Discover now