V. El pacto.

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V.


Charles despertó y trató de olvidar el exabrupto de la noche anterior, en algún momento pensó que Erik le diría que deseaba cuidarlo porque le importaba más allá de trato que ambos tenían, pero con decepción eso no había sucedido. Ahora tenía que continuar su vida como hasta ahora, con la diferencia de que sus sentimientos habían empezado a despertar por ese hombre y sería una tortura tenerlo cerca, sabiendo que al final del día lo que había entre ambos era un acuerdo con beneficios para ambos.

Se levantó y fue directo a la ducha, dejó correr el agua fría sobre su piel, tal vez eso le ayudaría a despejar su mente y mantener sus pensamientos a raya. Apenas llevaban una semana juntos y él ya había confundido su amabilidad y la actuación de su noviazgo con un cariño genuino.

Hoy era un día importante para ambos, había llamado a su hermana y a su cuñado, para invitarlos a cenar. No había hecho mención de Erik y quería que fuera una sorpresa para ambos, así que debía dejar su decepción de la noche anterior y recordar que su actuación de hoy debía ser magistral. Raven, su hermana, debía quedar convencida de que ellos eran novios y una pareja con un futuro promisorio por delante.

Salió de la regadera con la mente clara, eso era un trato y él debía llevarlo a puerto cumpliendo las reglas que el mismo había estipulado. Afuera de la habitación había ruidos y eso quería decir que las señoritas del servicio ya estaban trabajando con el desayuno y con los preparativos de la cena. Caminó a la cama y tocó el lado en que dormía Erik, él no estaba ahí.

Se sentó en la orilla de la cama a secar su cabello con el ceño fruncido. El toque en la puerta, lo puso alerta,

—Adelante, - dijo con poco ánimo,

—Buenos días, amor, - sonrió y suspiró,

—Buen día, cariño,

—Mientras tomabas ese baño, salí de casa y fui a comprar algo para ti, - Charles elevó las cejas,

—¿Sí?, ¿Puedo saber que es?,

—Claro. Señorita Pryde, - ella caminó de la entrada de la habitación, hacia Erik y le entregó algo en las manos, después salió sonriendo.

Charles a la orilla de la cama escuchaba el pequeño sonido del papel al ser estrujado,

—Compré esto para ti, - Erik se puso de rodillas frente a él e hizo que extendiera las manos para recibir un ramo de flores. Charles tocó el papel hasta encontrar las flores dentro, después deslizó sus dedos hasta los pétalos y cerró los ojos para concentrarse en la textura, posteriormente las llevó hasta su nariz y sonrió,

—¿Qué tipo de flores son, cariño?,

—Son claveles, - Charles sonrió,

—Me gustan, su aroma es algo nuevo para mí, es especiado y cálido, - Charles sonrió de modo genuino, —¿Qué color son?,

—Son de tono blanco, rojo y rosa,

—Jamás me habían regalado flores, cariño, - Erik sonrió,

—Siempre habrá flores para la persona más importante en mi vida, - Charles suspiró. Y como no confundir lo que estaba sucediendo entre los dos, si cada pequeña cosa que Erik hacía por él, lo hacía sentir que eso iba más allá de su trato,

—Gracias, cariño. Me encantaron. Pídele a la señorita Monroe que las ponga en un jarrón en la mesa de noche, de mi lado de la cama,

—Así será, mi amor. Por cierto, el desayuno está listo. Traje unas pequeñas galletas de la repostería de la esquina, traje de todas porque aún no sé cuáles te gustan, - Charles sonrió,

NAVIDADES CHERIKWhere stories live. Discover now