Capítulo 33

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—Decirme de una vez por todas lo que queréis y largaros, por favor—les dije

—Hijo...—pronunció esa palabra y la detesté al instante

—Thiago—le corregí

—Thiago, necesitamos que nos prestes un poco de dinero. Solo es eso y desapareceremos para siempre de vuestras vidas—me dijo William

—¿Qué? Ni de broma os va a dar dinero—dijo Daniela enfadada

—¿Cuánto?—pregunté y Daniela me lanzó una mirada asesina

—5.000—me respondió y puse los ojos como platos

Todos en la sala se quedaron igual que yo. Nadie sabía que decir por qué nadie se lo esperaba. Pero sin mucho remedio, le hice una transferencia de esa cifra a William y todos me miraban como si hubiera enloquecido. Aunque la mirada que realmente me daba miedo era la de Daniela porque parecía que quisiera asesinarme y la entendía.

—Ya lo tenéis. Este es el último favor que os voy a hacer—les aseguré

—¿No nos vas a pedir explicaciones?

—No me importan

Patrick cerró la puerta y me dio unas palmadas en el hombro mientras se llevaba a Mar a desayunar. Todos desaparecieron de donde nosotros estábamos y cuando bajé mi mirada para mirarla supe que se me avecinaba un berrinche de ella.

—¿Se puede saber por qué le diste tanto dinero?—me preguntó enfadada

—Daniela, no deberías preocuparte por eso. Ahora mismo ganó demasiado dinero jugando partidos. Y aunque no me haya hecho ninguna gracia darle todo ese dinero, ellos me estuvieron ingresando un poco de dinero, aunque no me sirvió para mucho—le contesté

Se sentó al borde de la escalera y me hizo un hueco para qué me sentará a su lado. Me senté, le puse mi mano en su rodilla mientras trazaba círculos en ella y dejé que ella apoyará su cabeza en mi hombro.

—No sabes cómo me ha gustado que te enfrentarás a William—le dije y sonrío

—Eso lo mínimo que podía hacer. Me estaba cabreando muchísimo—me confesó

—Sí, creo que me he dado cuenta

—Ha sido divertido

—Sobre todo porque no sabes lo cachondo que pongo cuando estás en tu momento más agresivo—dije con una sonrisa maliciosa y ella se empezó a sonrojar

—Idiota—me dio un pequeño empujón en el hombro

En el fondo sabía que se estaba aguantado la risa y bajé la mirada al suelo para no hacerla sentir más nerviosa de lo que ya estaba. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de las zapatillas que llevaba y no pude evitar sonreír.

—Bonitas zapatillas de osos pandas—le dije y volvió a sonrojarse

—¿Te gustan?—me preguntó extrañada

—Sí, porque esos animales al menos no son tan agresivos como tú—le dije burlándome

Me levanté de su lado y me alejé cuando vi su mirada asesina. Fue entonces cuando se levantó y me lanzó sus zapatillas que no me dieron porque las esquivé. Ella las volvió a coger y tenía cada una en una mano. Me persiguió con ellas y me escapé al salón donde estaban todos.

—¡Thiago, ven aquí!

Una zapatilla se dirigía hacia mí, venía directa a mi cabeza, pero me agaché y conseguí que no me diera. Me levanté y vi que todos nos miraban divertidos y se apartaron a un lado para ver toda esta escena. Daniela corrió por encima del sofá para venir hacia donde yo estaba,  pero no me dio con ninguna de sus zapatillas. En cambio, se lanzó a mí, pero no la vi venir y perdí el equilibrio. Caí al suelo con ella encima, pero no me hice daño.

Corazones en llamas ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang