CAPITULO 1

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Extremidades largas. Manos grandes. Voz gruesa y un perfil cincelado por los mismos dioses.

Viera por donde se viera, Song MinGi era un puto dios. Un alfa en todo el nombre de la palabra.

Él sabía, sin ninguna duda, que su presencia impartía respeto y admiración, una sola mirada infundía excitación y cuando hablaba...¡uf! Algunos omegas llegaban a desvanecerse.

Era jodidamente caliente, y MinGi lo sabía. Estaba orgulloso de ello.

Era el paquete completo. Mejor dicho, casi, completo.

Su sonrisa se turbó. Con un gesto desganado, observó hacia abajo. Casi con reproche.

Su mayor vergüenza y falla.

- ¿Por qué, de todo mi cuerpo, eres lo único que no creció? – resopló indignado. Casi como si sus palabras pudieran surtir algún efecto en su pequeña hombría.

Y es que era denigrante que todo su cuerpo se hubiera desarrollado, menos lo más importante.

Su amigo allá abajo. O mejor dicho, enemigo.

Lejos de mostrar los grandes dotes de un alfa, MinGi Jr. era del tamaño de un maní. Parecía que todo su cuerpo había crecido en concordancia con sus genes alfa, excepto su pene, que decidió ser flojo y no crecer absolutamente nada.

¡Era desesperante!

En la adolescencia se esperanzó ilusamente, creyendo que crecería al final. Les rezó a todas las divinidades habidas y por haber desde los quince, con el mismo objetivo. Pero fue en vano, cinco malditos años después, y no hubo cambio.

¡Seguía igual!

¿Qué mierda podía hacer con eso?

Tenía un puto cuerpo de infarto, pero no podía utilizarlo porque con ese gnomo entre las piernas, sería el hazmerreír de cualquiera. Un alfa solo en apariencia. Buenos músculos y trasero, pero en cuanto a su maquinaria, defectuosa.

¡Era una pesadilla!

Con veinte años y siendo un estudiante universitario, MinGi ya no sabía qué hacer. Omegas y betas, incluso otros alfas, se le acercaban constantemente con insinuaciones que él quería aceptar, pero negaba porque no se atrevía a descubrir su secreto.

Su debilidad.

Durante el instituto, había tenido algunas parejas, pero pudo evitar el asunto del sexo diciendo que no se sentía listo. ¡Y cómo se iba a sentir listo si tenía una sardina entre las piernas!

Pero en la universidad era diferente. Era un alfa, tenía una reputación que mantener y el sexo estaba por descontado. No podía escapar como antes.

Por ahora, mantenía los límites diciendo que estaba enfocado en sus estudios, eso infundiendo respeto y admiración. Pero sabía que no duraría por mucho más. La gente ya había empezado a murmurar en los pasillos, los había escuchado comentar que era un engreído, muy exigente. Su historial de rechazos aumentando cada día.

Debía terminar aquello. Debía encontrar una pareja, esa siendo la única solución para erradicar todos esos malos comentarios de raíz. El problema es que esa solución no le gustaba ni un poco, porque exponía su mini MinGi. El solo pensarlo le generaba un retorcijón. Sin embargo, no tenía opción.

Decidido, subió la mirada, hacia el espejo que había iniciado todo su monologo interior. Su reflejo, regresándole un gesto confiado. Debía llevar a cabo su plan, solo debía ser cuidadoso a quien elegía como pareja.

Alfa Acomplejado [YunGi]Where stories live. Discover now