CAPÍTULO 9. HARRY

20 4 0
                                    


Pum.La pelota chocó otra vez contra la pared. Levanté la cabeza paramirar a Mike y le puse mala cara. No podía ser tan malo jugando afútbol, una cosa era que no marcara en la portería y otra que lediera a la pared del lado cada vez que chutaba el balón.

—Tío, no es tan difícil. Solo tienes que mirar a la portería y concentrarte.

—Cabrón, para ti esfácil pero yo no soy ningún futbolista profesional como tu.

Me levanté y me acerquéa él antes de volviera a pegarle a la pared, a ese paso los vecinosse iban a quejar de nosotros.

—Va, hermano, que teayudo —Empecé a explicarle lo mismo que le había repetido unmontón de veces.— Mira, pon este pie así, muy bien. Y ahora mirael balón, mira la portaría, visualiza la pelota entrando el ella ychuta.

Estallamos en carcajadasen cuanto chutó y la pelota se fue súper lejos. Menos mal quesabíamos llevar este tema con humor. Porque lo de Mike con el fútbolera increíble, en el mal sentido.

Le había explicado miltécnicas y trucos para jugar bien, pero nada parecía funcionar le.

—¿Mike, cómo puedesser tan malo?

—No lo sé. Y mira quehoy tenía la intuición de que iba a ser un buen día y iba a marcaralguna, casi pensaba que los astros se había alineado a mi favor ytodo.

Me miró con cara defilósofo pirado y los dos nos volvimos a reír. Lo que más megustaba de mi amigo era eso: poder reírnos de cualquier tonteríaqueni siquiera tuviera gracia, hasta de nuestros defectos y errores.

—Bueno, tu no te ríasde mi que esta semana te he superado en algo.—contraatacó. Yo, pormi parte en quedé mirándole con una ceja enarcada sin saber a quése refería. —El viernes, tio, me lié con la chica que quería ytu no. Que tu no consigas ligar con alguna chica es algo memorable,¿eh? ¿Qué fue lo que pasó con ella? Aun no me has contado nada yme tienes con la intriga.

— Pasó que nisiquiera me interesaba esa niñata.

—Ah, entonces supongoque no querrás que te pase su insta.

—¿Acaso lo tienes?

—¿De verdad piensasque estuve horas hablando con Charlotte y ni siquiera tengo susintas?—Y yo aquel día preguntándome porque hablaba tanto con ellaen vez de pasar a la acción... Pues resulta que al final le sirvióde algo.—Pero bueno, has dicho que no te interesaba, así que nada, olvídalo.

—No, no me interesa.Hay muchos peces en el mar, paso de fijarme en uno que ni siquieravive en la misma ciudad que yo.

Era verdad, no meinteresaba ni un poco. Juliette y yo no nos habíamos llevado bien enpersona, yo había sido un engreído y ella se había negado a seramable conmigo, así que no quería su instagram para nada.

Aun así, me quedépensando en ello. Era extraño pero el tema de esa chica meatormentaba un poco. Supongo que era porque nunca me habíanrechazado y me costaba asimilarlo.

—Va, céntrate en elfútbol, me acabo de proponer que mejores. A ver si al final del díahas marcado al menos 1 gol.

————

Entré en casa un pococansado de estar todo el día por ahí y lo primero que vi fueronunas maletas. Mierda, mis padre había llegado. Se habían ido deviaje por trabajo hacía dos semanas y no tenían que volver hasta elsábado. No sabía porque estaban ya en casa si aun estábamos amiércoles.

Odiaba cuando estaban encasa porque entonces lo tenía que hacer todo perfecto: comer en lamesa, salir de casa con vaqueros, peinarme... No podía comer en mihabitación, invitar a Mike a casa, salir de fiesta o cualquier cosaque hiciera de normal.

TE ESPERO A LA VUELTA DE LA ESQUINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora